martes, 15 de marzo de 2011

CONSECUENCIAS



Negaré haber confesado esto, pero a veces, cuando estoy sola... veo a escondidas capítulos de Gossip Girl. Joer, y me encantan!!!  Y se que es una serie para adolescentes, con diálogos y tramas absurdos y protagonistas de presuntos 20 años que visten y viven como si tuvieran 50. Pero me gusta. Y me gusta porque por más putadas que se hagan entre ellos, por más broncas y maniobras oscuras, por más puñaladas que se den, al final nada tiene consecuencias y todo sigue su curso como si nada.

Si la vida fuera así uno podría ir en plan kamikaze sin plantearse en ningún momento las repercusiones que sus actos tendrían para los demás. Podría hacer y deshacer sin más medida que sus propias necesidades. Podría coger y dejar sin tener en cuenta los sentimientos de nadie. Podría hacer lo que le viniera en gana con la certeza de que nada tendría consecuencias. Un chollo, ¿no?

Y mientras, en la vida real está la mariposa esa, que cuando mueve un ala provoca un terremoto al otro lado del mapa. Joer.


pd. La foto no tiene nada que ver, pero es mía, me gusta y llevaba tiempo queriendo ponerla.
pd2. El vecino ya se ha marchado cargado de bolsas...

lunes, 14 de marzo de 2011

DIVORCIO EN DIRECTO



"Vale que no me quieras, pero al menos no intentes joderme". Textualmente, a la una de la madrugada del viernes al sábado, tras más de dos horas de discusión y con mi queridísismo y yo paralizados al otro lado del tabique, escuchando, sin poder evitarlo, como un matrimonio se va a hacer puñetas.

No creo que ninguno de los dos llegue a los cuarenta. Tiene un coche familiar enorme que aparcan justo a nuestro lado, un cocker negro gordo de no salir apenas a correr por ahí y tres niños pequeños, de entre uno y cuatro años. Ella es ama de casa y él trabaja a horas raras. A pesar de tener una terraza tan grande como la nuestra,  jamás salen a disfrutarla y desde que somos vecinos, hará como unos seis meses, habremos cruzado tres o cuatro frases. De hecho, ahora que lo pienso, creo que el viernes fue la primera vez que la oí hablar a ella. Bueno, más que hablar, gritar. Tanto, que se oía sin esfuerzo a través del tabique tapizado además por una estantería atestada de libros. Durante casi dos horas reproches, preguntas e incluso cuentas de futuro. Y si nosotros los escuchábamos así... como estarían oyéndolo los niños en la misma casa?

"¿Que quieres? ¿Que te diga que voy a intentarlo de nuevo? ¿Para que? ¿Para que en un par de meses volvamos a estar otra vez igual?"

El caso es que siempre que me encuentro con una situación así no dejo de preguntarme lo mismo: ¿como puede el amor agotarse hasta ese punto? Si dos personas se han querido como para tener tres hijos y un perro juntos,¿de verdad no lo vieron venir? ¿no pudieron hacer nada?

Hay quien dice que las historias de amor mueren por tres motivos: por agotamiento, cuando los años se estiran y las personas comienzan a andar por caminos divergentes,  por decepción, cuando el príncipe azul comienza a desteñir y poco a poco se convierte en rana y por muerte súbita, cuando de repente te encuentras con una realidad absolutamente inesperada y que te abre los ojos de golpe y porrazo.

Hay una cuarta, quizá la peor, por envenenamiento, cuando el resentimiento se acumula años y años y uno ya no solo deja de querer a su pareja sino que además, como decía esa noche mi vecino, busca de todas las formas posibles, la manera de joderle. Y lo joderá, sin duda. A él, a los niños, a ella misma y hasta al perro si me apuras. El amor a veces es una mierda, pero ¿que se puede esperar de algo que es absolutamente irracional, que depende de miles de variables incontrolables y que además, nos exige tanto esfuerzo a lo largo de toda la vida?  Eso sí es un milagro y no el andar sobre las aguas del Mar Muerto.

domingo, 13 de marzo de 2011

EX LIBRIS


Llevaba un tiempo dándole vueltas a la idea, pero lo que me decidió definitivamente fue el comprar dos veces en el plazo de un mes libros como si fueran un gran hallazgo y llegar a casa y encontrarme con que ya los tenía. Justo esos días, P. me pidió todo lo que tengo de Silva y me volví loca hasta encontrarlo repartido entre tres casas, la de aquí, la del pueblo y la de mis padres. Por cierto, querida, ha salido uno más. Te lo llevo el fin de semana.

El caso es que gracias a la ayuda de Lola, la documentalista del trabajo, que me ha hecho un plan personal, he empezado en serio la catalogación de mi biblioteca. La currada mayor vendrá ahora, en los próximos meses y después es solo cuestión de tener el hábito de registrar todo lo que vaya comprando nuevo. Mi idea es quitarme cuanto antes lo que tengo aquí, ir haciendo lo del pueblo en los fines de semana y en unos días que guardaré en verano para encerrarme a reseñar y dejar lo de casa de mis padres para las navidades.

Aunque catalogar de golpe muchos cientos de libros pueda parecer un coñazo, no lo es. En realidad, sigo siendo una bibliotecaria frustrada (cuando era cría lo que más me gustaba del mundo eran las cajas de madera con las fichas amarillas y azules en las que la bibliotecaria ponía el sello con la fecha de retirada y devolución) y por otra parte estoy disfrutando como loca con las cosas que he ido dejando todos estos años entre las páginas de los libros. Eso si, como siga parándome con casi todos, o contrato un documentalista o me va a costar toda la vida que me queda...

Pero ahí están, los 143 primeros, ya con su signatura en la etiqueta, su sitio en la librería y su lugar en la lista. Esta mañana, tomando un vermut con A. en el centro, me contaba una anécdota divertidísima sobre su saqueo a las farmacias de la comarca cuando catalogaba un pequeño archivo en San Juan de la Peña. Al parecer, la clave para no dejar marcas de goma en los libros antiguos al pegarles etiquetas es hacerlas de un esparadrapo especial que venden en las farmacias para alérgicos y que están hechas sin componentes químicos. No atacan la piel, ni de los humanos ni de los libros. :)

Bueno, vuelvo al tajo, pero antes quiero compartir con vosotros algo que he encontrado en "Lugares comunes", un libro de un poeta fantástico y una persona extraordinaria, Octavio Gómez Milián, uno de esos tipos tan valientes como coherentes que te hacen disfrutar tanto de las palabras como de la compañía:

STAR ME KITTEN

"El aeroplano de la gloria
vuela demasiado bajo,
tú, que estás leyendo esto,
debes saberlo.
Rastrea los labios antiguos
en busca de mis besos,
porque los boquetes
en el corazón de la carcoma,
son dos veces agujero.

Estamos tan cansados de ser libres
que olisqueamos como perros
las cadenas en cada esquina"

LA VIDA PRIVADA DE PIPPA LEE


Una de las cosa buenas que tiene el ir cumpliendo años es que cada vez dedicas menos tiempo a lo que se supone es lo correcto y empiezas a hacer lo que de verdad te gusta y cuando te da la gana. En esa línea, descubres el placer de irte a la cama sola cualquier día a las diez de la noche solo porque tienes sueño o porque te espera un buen libro, sales de copas cuando de verdad te apetece o dejas de ir al cine con la lista de películas "indispensables" para ver solo aquellas que de verdad quieres ver. Y en mi caso, se resumen pronto: las que terminan bien.

Por eso me ha gustado tanto "La vida privada de Pippa Lee", porque refleja perfectamente esa sensación de que al final, hay que hacer lo que a uno le pide el cuerpo, de que  la vida nunca deja de sorprenderte, que jamás hay que dar nada por supuesto y que en cualquier esquina, en cualquier momento, todo puede dar un vuelco que te obligue a empezar de nuevo una vida distinta. Vale, posiblemente Keanu Reeves no estará esperándote en la puerta de tu casa con una furgoneta amarilla para empezar contigo.... o tal vez si, porque en el fondo, la vida está llena de Reeves esperándote cuando por fin te decidas a cerrar la puerta y empezar de nuevo.

miércoles, 9 de marzo de 2011

NUESTRO INQUILINO

No, no es que lleve tres semanas celebrando los 40 y sin tiempo pa na. Las celebraciones se hicieron, pasaron y he vuelto a mi vida normal. He hecho un par de viajecillos de trabajo, otro de placer, he puesto al día algunas amistades que andaban hibernando, he conocido a mi grupo de investigación en la Universidad y he empezado a catalogar todos mis libros según el sistema bibliográfico que ha diseñado a mi medida la documentalista del curro, que es un encanto. De momento, llevo 83 y me temo que no son ni un 1% de lo que tengo que catalogar. Como dicen algunos, el tiempo, Dios lo da.

Además, hemos confirmado definitivamente que en casa vivimos tres. Este, es nuestro inquilino:


Llegó hace ya tres meses, lo descubrimos pegado a la planta de aloe-vera y en principio yo pensaba que estaba de paso. Luego, se mudó al barrote de una de las sillas de terraza, donde pasa la mañana al sol, hasta que por las noches, se retira al hueco que queda entre el asiento y el cojín de rayas.


Deduzco que come verde de las macetas y bichos que pillará al vuelo, aunque no se si hasta el séptimo subirán muchos. El otro día pillé a mi madre poniendole una hoja de endivia cortada a tiras como si fuera un canario y me da que el bicho terminó comiéndosela porque a la mañana siguiente, no estaban. Aún no tiene nombre y en realidad, ni siquiera se si es una langosta o un saltamontes grande.


Supongo que cuando llegue el verano y la terraza alcance los 45º se marchará en busca de lugares más frescos. De momento, vive como Dios. Y más desde que por fin, el lunes pusimos jardineras con laurel, lavanda, tomillo, romero y hasta un arbol de acebo. A ver que dura más, si las plantas o el bicho.