jueves, 28 de agosto de 2008

PAREJAS Y PAREJAS



A vueltas con los celos de Catherine Millet y a la espera de que el libro (que salió ayer en Francia) se publique en castellano y podamos al menos echarle un vistazo, no dejo de preguntarme en qué pensaba ella mientras se dedicaba a su intensísima vida sexual, si como ha confesado siete años después, los celos por la vida paralela de su marido no dejaban de atormentarle.

La percepción que cada uno de nosotros tenemos del sexo, sus posibilidades y limitaciones, es tan particular como nuestra historia personal. La familia, la educación y las experiencias de cada uno de nosotros hacen que lo que para alguien puede ser una aberración, para el de al lado entre dentro de la normalidad.

En su post, Lupita apunta sus dudas sobre la viabilidad de una pareja tan "abierta" como la que Millet pinta en su autobiografía sexual y quizá sea porque ella también milita en el bando de los que creemos que el sexo con amor o al menos con amistad o complicidad es el que realmente vale la pena. Pero eso, como todo, es una opinión.

Matrimonios o parejas que permanecen juntos de cara a la galería y que en realidad llevan vidas sexuales independientes, los hay a patadas. Cierto que no todos se dedican al sexo en grupo con desconocidos ni lo cuentan en un libro, pero ¿cuantas parejas se mantienen juntas solo por cuestiones económicas, sociales o familiares? ¿cuantos hombres y mujeres no viven una vida paralela de espaldas a sus parejas? ¿Y cuantos de estos conyuges no son conscientes de lo que está pasando y prefieren callar?

Lo malo de estas situaciones, claro, es que siempre hay al menos uno que sufre. ¿Como se llega a una situación asi? ¿Hablaron Millet y su marido al comienzo de su relación de como querían que ésta fuera? ¿Uno propuso y el otro aceptó a sabiendas del sufrimiento que una situación así podría traerles? Ella ya ha confesado el dolor que los celos le provocaron durante esos años, pero... ¿que sentía él?

miércoles, 27 de agosto de 2008

SEXO, AMOR Y CELOS


Aunque a estas alturas de la película una ya no se asusta de casi nada, confieso que cuando hace dos o tres veranos cogí de la biblioteca pública “La vida sexual de Catherine M.”, terminé devolviéndolo asqueada a después de haber leído apenas un tercio de la narración.

Seguro que recordáis el libro, que fue un escándalo en el momento de su publicación y en el que la autora, la directora de la prestigiosa revista de arte “Art Press” Catherine Millet, narraba con pelos y señales su vida sexual. La suya. Diferente a casi cualquier otra, porque la buena señora había dedicado gran parte de su vida a cepillarse a cualquiera que se pusiera por delante, hombre o mujer, alto o bajo, uno o varios, limpio o sucio. De hecho, y por aquello de que la memoria tiende a retener lo impactante, recuerdo un párrafo especialmente asqueroso en el que narraba su relación sexual con un hombre que llevaba meses sin lavarse y otro en el contaba experiencias de sexo en grupo en un parque al que la gente iba, simplemente, a pillar. A oscuras, sin ver nada, por cualquier parte, de todas las maneras y con cualquiera.

Millet
, relataba en primera persona, con todo lujo de detalles y con una frialdad escalofriante años y años de sexo indiscriminado en este libro que llegó a vender dos millones y medio de ejemplares, mientras su marido, Jacques Henric, también escritor, apoyaba su carrera fotografiándola sin ropa interior en lugares públicos.

Ahora, siete años después sale a la venta en Francia "Jour de souffrance", en el que Catherine Millet narra otra travesía personal, la de los celos que durante años sintió por la vida sexual paralela de su marido con el que había llegado a un pacto de libertad personal o sexual. Dice Millet que durante meses y meses y mientras participaba en orgías con desconocidos o prácticaba sexo con cualquiera que se lo propusiera, vivía un verdadero infierno motivado por la incertidumbre y la pasión...

El, de momento, no se ha pronunciado. Yo, ahora mismo, me hago millones de preguntas.

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martes, 26 de agosto de 2008


Dicen las estadísticas que muchos de mis lectores entran en el blog desde América Latina y su opinión me interesa hoy especialmente.

En algún sitio he leído que en los países latinoamericanos las operaciones de estética se anuncian, se comparten y si salen como Dios manda, se celebran a lo grande.
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En España no.

En España se aprovechan las vacaciones para pasar por el quirófano de manera que al volver al trabajo en septiembre sin cartucheras o con un par de centímetros menos de naríz podamos achacar el cambio a "lo bien que nos sienta el moreno".

La última, la princesa de Asturias, que tras retocarse naríz y barbilla, ha considerado necesario emitir un comunicado explicando que "debido a problemas respiratorios y por consejo de sus médicos" se ha operado el tabique desviado. Como si una fuera a hacerse la pedicura y saliera con una liposucción. Lo mismo.

Y una empieza a contar la cantidad de famosas que nacieron con tabique desviado, que un buen día porque sí se encuentran con tres tallas más de sujetador o que se mantienen estupendas "bebiendo mucha agua" y no le salen las cuentas. Pero más allá de la anécdota, lo verdaderamente demencial es ese empeño por negar lo evidente, por criminalizar lo que no deja de ser una opción libre y personal. ¿Que quiere tener más pecho? Pues que se opere, que no pasa nada, pero que deje de hacer el tonto posando en top-less por las revistas y negando la evidencia.

En 2006 se realizaron en España 400.000 operaciones de cirugía estética...

lunes, 25 de agosto de 2008

UN AMOR 20 AÑOS MAS JOVEN


Justo en el día en que los periódicos publican la foto de Sharon Stone con su nuevo novio, al que aritméticamente duplica la edad (50/25) y se sigue debatiendo en los programas del corazón sobre el poco creíble matrimonio de la duquesa de Alba con su secretario, treinta años más joven, el Instituto Nacional de Estadística confirma que 2.644 españoles, un 0,6% de los que se casaron en 2006, lo hicieron con parejas al menos 20 años más jóvenes.

De ellos, más de nueve de cada diez, fueron hombres maduros casados con chicas jóvenes y los datos indican que los matrimonios entre parejas con amplia diferencia de edad se han duplicado en los últimos diez años en España, a pesar de las miradas y los comentarios mordaces. Y es que pese a la censura social que sin duda pende sobre las parejas con edades dispares, cuando uno se enamora de verdad no pregunta profesión ni ingresos ni mucho menos fecha de nacimiento.

Lo se porque lo he vivido. Durante más de tres años compartí mi vida con un hombre casi 20 años mayor que yo. Os puedo asegurar que yo no buscaba en él el sustituto a una figura paterna ausente (afortunadamente mi padre sigue ahí, como ha estado siempre) y él estaba muy lejos de ser un viejo verde. De hecho, era un hombre excepcional en el mejor momento de su vida. Simplemente pasó. Contra toda lógica.

Supongo que si él opinara sobre todo esto su visión sería distinta, pero para mí, durante todos esos meses que él casi pudiera ser mi padre fue algo anecdótico en una relación en la que puestos a mirar friamente, la diferencia de edad fue uno de los pocos problemas que no tuvimos.
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Sí es cierto que de vez en cuando me podía la angustia de saber que necesariamente y si la historia se perpetuaba durante años y años, el tiempo correría en nuestra contra y que sus minutos y sus días siempre serían más rápidos que los míos. Y así, sentía una angustia asfixiante como pocas veces he vuelto a sentir. La angustia de saber lo que estaba por vernir, del dolor de prever el tiempo que me sería negado en un futuro. La vida sin él.
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Al final, no pudo ser. El siguió su camino y yo el mío. Y ahora, cuando leo los sesudos análisis de los psicólogos que buscan explicaciones a esas historias de amor con 20 años de diferencia, pienso que no la hay, que simplemente el amor es así y me felicito al pensar que quizá fui una de esas personas bendecidas con la experiencia de un amor fuera de lógica. De la lógica, claro está, de los que se permiten juzgar y condenar sin saber siquiera de qué están hablando.
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viernes, 22 de agosto de 2008

SOLOS


Como hasta el miércoles no volvía al trabajo y la casa en dias laborables se me cae encima, el martes me fui a IKEA. La idea era comprar un par de sillas que me hacen falta desde hace la tira (y dejar de molestar a mi vecina, Merche, cada vez que viene gente a casa) y una lámpara para la habitación de invitados que por fin, tras dos años de dura resistencia, he amueblado.

Además de lo preciso, volví con una tijera de cocina, un par de velas de naranja, una funda nórdica que no necesito y la certeza de que el mundo en el siglo XXI no está hecho para andar a solas.

Fue en la sección de ropa de cama, cuando sin pensarlo me di la vuelta buscando a FHMP , que anda en Soria entreteniendo a la sobrinada, para preguntarle si le gustaba más la bajera en granate o verde y de repente descubrí que era la única persona en todo IKEA comprando sola. Parejitas solas o con suegra. Madres con hijos recién emancipados. Familias enteras, una incluso con un bebé de pocas semanas y otra con una abuela centenaria en silla de ruedas. Y yo. Y me dio la sensación de que algunos me miraban. Y me sentí rara.

Ocurre lo mismo cuando cualquier tarde de estas, bajo con un libro a tomar una caña a la terraza de un bar. Siempre parece que esperas. Y siempre parece que los de alrededor esperan ver llegar a quien esperas. Y tu, en realidad, no esperas a nadie.

En los supermercados ofrecen 2x1 y si no quieres llevarlo, porque sabes que se va a estropear y tendrás que terminar tirándolo, la cajera te mira como si fueras marciana. Las mesas de los restaurantes están pensadas para números pares y cada vez más, los menús son "a compartir". Aunque parezca el colmo del absurdo, en las agencias de viajes específicas para personas solas, ofrecen descuentos "si viajas con amigos". Cuando compras una entrada en el cine, porque te encanta ir sola y llorar como loca sin que nadie pase vergüenza a tu lado, la taquillera te mira de tal manera que parece estar a punto de darte el teléfono de su primo, el que se acaba de separar... y así, mil situaciones más.

Ante todo esto han surgido en los últimos años una serie de movimientos que reivindican el derecho a vivir solo, a viajar solo, a hacer con la vida de uno lo que le de la gana... hasta han puesto una etiqueta, SINGLES, y los gurús del marketing han decidido que se trata de un nicho de mercado más que interesante. Agrupan a la gente como si eso justificara su existencia, como si hubiera que dar explicaciones por vivir solo, llevar el pelo rapado o pasar olímpicamente de la EXPO.

Es curioso como vivimos en una sociedad en la que lo diferente busca enseguida otros semejantes para agruparse, para defenderse, para justificar su existencia. Y asi, surgen movimientos de apoyo a parejas que no quieren tener hijos, a los que prefieren vivir de alquiler, no tener televisor en casa o andar en bicicleta por las ciudades. Y estos movimientos terminan siendo tan potentes que hasta los extraños agrupados miran sorprendidos a los extraños que prefieren estar solos...

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jueves, 21 de agosto de 2008

SERES HUMANOS

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/08/21/videos/1219284295.html

Ese es el vídeo. Hay muchos más, pero de entre toda la información que desde las tres de la tarde de ayer está llegando sobre el accidente de Barajas, ese vídeo es el que más me ha impresionado. Ayer, mientras los servicios de emergencia continuaban buscando los restos destrozados de algunos de esos 153 pasajeros, entre ellas muchos niños, familias enteras según la lista de viajeros, algunas personas se permitían protestar porque su avión salía con retraso o la compañía aérea no les facilitaba una habitación de hotel...

Como periodista, en estos últimos años, he vivido el horror del barranco de Arás en Biescas, varios atentados terroristas en Madrid, accidentes terribles de tráfico, incendios e inundaciones. Cuando llegas al lugar, con la cámara o el micro, te conviertes en una especie de registradora de información sin alma. Sacas fotos, tomas imágenes, grabas sonidos, haces crónicas, entras en directo... buscas la última hora como si fueras espectador de un hecho en el que tu no intervienes. Y asi, pasan horas y horas entre ambulancias, víctimas y servicios de emergencia. No te acuerdas de dormir, ni de comer. No necesitas ir al lavabo ni sientes frío ni calor. Tampoco crees que estás haciendo el trabajo de tu vida. Solo estás ahí, contando lo que pasa.

Después, viene el bajón. Suele ser cuando dejas a los compañeros y vuelves a casa. Todo está en su sitio. Tu vida es la misma. Mañana te levantarás y todo seguirá igual. Para ti, sí. Y es entonces cuando todo lo que has visto en las horas anteriores, se desborda. No lo puedes evitar.

De cada tragedia te queda una imagen que te acompaña toda la vida. Los vecinos del pueblo congregados en el mirador viendo avanzar el fuego sobre Oroel, sin poder hacer nada. La gente corriendo desesperada sobre el barro y las ramas aquella tarde en Biescas. O las lágrimas de ese Guardia Civil, tan joven, que formaba un cordón de seguridad en la plaza de Sallent de Gállego hace justo ocho años, a pocos metros del lugar donde ETA acababa de asesinar a dos de sus compañeros.

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miércoles, 20 de agosto de 2008

Los que hablan. Los que actúan.


Uno de mis lectores habituales y opinador fuera del blog me llama para dar su aportación sobre la película de Chris Waitt y con el sentido común que le caracteriza, me suelta: "Menudo capullo. Por qué no les preguntó antes de que lo mandaran a tomar por saco?" (sic). Y no deja de tener razón.

El problema, creo yo, es que existen dos tipos de hombres. Los que hablan y los que actúan. Y tan complicado es hacer actuar a los que hablan como hacer hablar a los que actúan. Me explicaré.

Hay hombres que viven en un mundo de palabras. Inmunes al pudor, construyen las relaciones en base a frases lapidarias, son expertos en dejarte k.o. con una declaración y su pasatiempo favorito es hablar de ellos mismos y por extensión de la historia que tienen contigo. Siempre, claro está, desde su punto de vista. Analizan, repasan, desmenuzan cada detalle en conversaciones interminables que en el peor de los casos terminan en una bronca descomunal. Sus armas en el ataque son las palabras dichas o el reproche por las que no se han llegado a decir. Manejan como nadie los adjetivos que ilustran sentimientos y son maestros en el arte del sobreentendido. Juran que te aman en siete idiomas distintos y te envuelven en esa nube de palabras que hace sombra en verano y te arropa en invierno, aunque no haya nada más.

Hay hombres que se niegan a hablar de sentimientos. Si las cosas van mal, actúan. Si las cosas van bien, para que hablar? Utilizan un "Te quiero" en casos extremos, cuando no queda más remedio y están firmemente convencidos de que con estar ahí, no nos hace falta más.

El problema surge cuando pasas de uno a otro. De la gran secada a la gran remojada. O viceversa. Del que te abruma con declaraciones constantes de amor al que jamás dirá nada que pueda comprometerle. Del que te confesó su afecto tres veces en siete años al que a los tres días ya te juraba amor eterno. Del agobio por el exceso a la inquietud del defecto. Menudo plan.

Y entre unos y otros se nos pasa la vida, sin encontrar nunca el término medio. O al menos, eso me parece a mi. Acaso alguno de vosotros lo ha logrado? Saber cuando, de que y como hablar sobre una relación? Y para esto, me temo, tampoco hay manuales...

martes, 19 de agosto de 2008

UNA HISTORIA COMPLETA DE MIS FRACASOS SEXUALES



No los míos, que también los tengo, claro, sino los del director de cine Chris Waitt, que tras ser abandonado por su última novia y darse cuenta de que en realidad todas le habían dejado, decidió coger una cámara y la lista de las mujeres de su vida y hacer un documental

El planteamiento era tan simple como plantarse sin avisar en la puerta de cada una de ellas y preguntarles que pensaban de él y por qué lo habían dejado. O el chaval tenía muy buen concepto de si mismo o es definitivamente masoca.

La película se presentó en Sundance y se estrena esta semana en Reino Unido. A España, si llega, será en dvd, pero ya hay en Youtube fragmentos colgados que nos permiten hacernos una idea de lo que es la vida de este hombre que emprende un viaje demencial dispuesto a escuchar de boca de sus ex la lista de sus defectos. Y asi, nos enteramos de que Waitt, siempre según la versión de las mujeres de su vida, es impuntual, alérgico al compromiso, infiel, perezoso, sucio y sufre episodios de disfuncion eréctil. Pero lo peor de todo es que la imagen que él guarda de cada una de las historias es radicalmente distinta e infinitamente mejorada respecto a los recuerdos que ellas tienen. Las que los tienen, claro, porque para muchas no dejó de ser una anecdota de un rato una noche cualquiera borrada de la memoria a la mañana siguiente.

Llegados a este punto, la pregunta se impone. ¿Serías capaces de preguntar, sinceramente, que recuerdo guardarán los hombres o mujeres que alguna vez formaron parte de vuestra vida?


http://www.youtube.com/watch?v=fVVINrKA5dU


http://www.youtube.com/watch?v=GbRqWEAg33k

lunes, 18 de agosto de 2008

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REGRESÉ DE VACACIONES
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Y FLUVI SEGUÍA AQUÍ



Dos semanas dedicadas exclusivamente a los placeres del cuerpo y el alma han terminado de convencerme: De mayor, quiero ser Ana Rosa Quintana.

Quiero que un peluquero, un maquillador y un estilista vengan cada mañana a las siete a casa para pintarme como una puerta, cardarme la melena y elegir entre trescientos veintiocho pares de zapatos los más cool.

Quiero llegar a plató, instalarme metiendo tripa en un sofá estupendo rodeada de pelotas y decir lo que me salga de las narices sabiendo que sentaré catedra entre miles de españolas desocupadas.

Quiero tener tres meses de vacaciones y regresar sabiendo que una temporada más subiré la audiencia gracias a buenas acciones que permitirán a pobres chicas de barrio abandonadas por un torero y reconvertidas al show bussines televisivo casarse como dios manda con un modelito del Corte Inglés.

Y quiero que me escriban un libro sobre un tema de profundo calado social como los malos tratos y que cuando se descubra que es un plagio monumental, consevar la cara dura suficiente como para acusar el negro de turno y que mi carrera ni se resienta.

Y para ello estoy dispuesta a trabajar duramente.

De hecho, ya he comenzado. Estas vacaciones he comprado tres pares de sandalias nuevas y un par de bolsos para conjuntar. Y aquellos que piensen que soy una frívola descerebrada que jamás estará a la altura de la gloria nacional del periodismo femenino que es Ana Rosa, que vuelvan por favor a ese prodigio de la "mini - ficción literaria" que es el titular de este post, prueba indudable de mi capacidad narrativa en dificilisimo campo de la narración hiper breve.

Y a aquellos envidiosos que se atrevan a citar a Agusto Monterroso o Luis Felipe Lomelí les diré, como mi admirada Ana Rosa que una cosa es el plagio y otra muy distinta y solo al alcance de algunos pocos, la inspiración.

En fin, que se terminaron las vacaciones y he vuelto. Que putada.

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lunes, 11 de agosto de 2008

TABUS SEXUALES

Leía este fin de semana en un dominical que el mayor tabú sexual en nuestros días y casi el único que queda en una sociedad en la que han caído casi todas las barreras, es el Amor. Parece que nos hemos embarcado (los humanos occidentales en general, aunque me niego a subirme a ese carro) en una carrera demencial en la que todo vale en nuestras relaciones sexuales, todo es posible, todo hay que probarlo, siempre que al terminar cada uno se vaya a su casa y si te he visto, no me acuerdo.

Son coleccionistas de amantes, buscadores incansables de nuevas sensaciones, de nuevas opciones a las que se bautiza con nombres a priori incomprensibles para los profanos y que cada vez más rápido, terminan trascendiendo a nuestro mundo más cotidiano. Ya nada nos extraña. Todo es posible, todo está a nuestro alcance, terminaron las prohibiciones... siempre que sea con un desconocido al que encuentras en un bar, del que no sabes ni su nombre y al que esperas no volver a encontrar. Porque a la luz del día, las cosas nunca son iguales.

Decían las abuelas de los pueblos cuando alguien cosía de noche, a la luz de la velas, que lo que de noche se hace, de día se ve. En la vida pasa lo mismo. La luz de las farolas distorsiona siempre la realidad y una de las experiencias más desagradables para mí, ha sido siempre salir de un local, una discoteca o una casa que no es la tuya y que hubiera amanecido.

Como reflejo de la vida que son, hay una lista interminable de libros, películas, series de televisión incluso que cuentan historias asi y en los que casi siempre ocultan en la trastienda una soledad infinita, una historia terrible detrás

Pero volviendo al tema del titular, a esa búsqueda de relaciones sexuales extremas con desconocidos que parece haberse convertido en algo más o menos normal en el mundo actual, ¿Es una elección racional? ¿Se busca sexo al límite sin complicaciones? ¿O esa carrera de fondo esconde algo más?

jueves, 7 de agosto de 2008

IMPERFECTOS

No puedo evitarlo. Me pasa lo mismo con Shakespeare, Carlos Gardel y a veces hasta Pablo Milanés, que me sacan el lado cursi-exaltado y me veo como aquella tía de mi padre que cuando el alzamiento de Galán y García se paseó por las calles de Jaca enarbolando una bandera republicana con una pistola al cinto.

Sin llegar al extremo de intentar convencer a golpe de revolver a los que apuestan por la idealización romántica frente a la realidad cotidiana del amor, si me gustaría volver sobre ese comentario que defiende el amor platónico frente a la posibilidad, mas que probable, de estrellarnos al descubrir que el objeto de nuestro deseo no es tan ideal como pensamos. O tal vez no.

Porque lo bueno que tiene el amor es que cambia, evoluciona y sobre todo se adapta. Hasta el punto de que tú, que te enamoraste de esos abdominales de anuncio de Calvin Klein, con el paso de los meses descubres que esta nueva barriguita fruto de las cenas románticas y las cervezas que os tomais juntos y sobre todo del tiempo que ha dejado de emplear en el gimnasio para dedicarlo a estar contigo, es mucho más acogedora y dulce. O que ese tipo tan seguro que siempre sabía como resolverlo todo, también tiene dudas y miedos y que es en esos momentos cuando más te necesita.

Hay quien piensa que en realidad cuando nos enamoramos de verdad de alguien, lo hacemos de sus defectos, de esos que le convierten en alguien humano, más cercano y vulnerable. Somos imperfectos y eso nos hace únicos y especiales. Afortunadamene, claro.

martes, 5 de agosto de 2008

MI ABUELO MATEO

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Hoy hace dos años que murió mi abuelo.

Dicho así puede parecer una chorrada (sobre todo a mi edad), pero aunque parezca increible, a mis entonces 35 años, era la primera vez que me enfrentaba con la muerte cara a cara.

En realidad el abuelo había empezado a morirse meses antes, cuando un derrame cerebral al que seguirían muchos otros, fueron minando esas ganas tremendas de vivir que conservaba después de más de 80 años de vida que no había sido ni mucho menos fácil. Siempre recordaré aquella tarde al salir de casa, tan elegante, con su abrigo gris y su sombrero y la llamada del hospital apenas dos horas más tarde. A partir de entonces, cada nuevo ataque recortaba un poquito más esa vitalidad que él se resistía a dejar escapar a fuerza de ser, como siempre había sido, un hombre muy tozudo.

No recuerdo en que momento de mi vida, dejó de ser Yayo para pasar a ser el abuelo Mateo, pero si recuerdo que nos llevaba al colegio en bicicleta así cayeran chuzos de punta. Yo, sentada detrás de aquel trasto verde que entonces ya era viejo y mi hermano Miguel delante, en un sillín de madera atornillado a la barra de la bici. Uno de sus inventos...

Unas navidades, justo el último día de clase antes de las vacaciones vino a buscarme después de comer, justo a la hora en que debía ir al colegio. Yo tendría nueve o diez años y fumarme una clase para ir por ahí con el abuelo era algo parecido a pisar por primera vez la luna. Me llevó a una librería en la calle Bellido y pasamos horas y horas mirando libros de mapas y viajes hasta que encontramos el que sería mi regalo de Navidad. Un atlas que miraríamos cientos de veces juntos buscando el país del que hablaban las noticias del telediario.

Muchos años después, de estudiante en Salamanca, me recortaba plantillas en trozos de muestrarios de moqueta de las tiendas de decoración para las botas. Nunca he vuelto a llevar los pies tan calientes. Lo recordaba al sentir el frío de las noches que pasé con el en el hospital, leyendo, escribiendo, pensando en lo que es la vida y en como se nos escapa entre los dedos.

La muerte de mi abuelo fue una pérdida terrible, no solo porque nos dejó, sino porque se llevó con él la confianza que yo había puesto en el que pensé que era el amor de mi vida. La historia es tan cutre que se cuenta en una frase. Cuando supo su muerte, solo fue capaz de enviarme un sms. Mi ex, que estaba también a varios cientos de kilómetros, cogió el coche inmediatamente para estar conmigo en el tanatorio, en el funeral, donde hizo falta.

A partir de entonces ya nada fue igual. Supongo que hay golpes de los que ya no te recuperas. A mi abuelo lo enterramos con el atlas que me compró aquellas navidades y pocos meses después aquella historia terminó para siempre. Parecerá una tontería pero quiero pensar que eso es algo que también le debo al abuelo Mateo, haberme abierto los ojos definitivamente respecto a alguien que nunca estuvo a la altura de las circunstancias. Y ese es un regalo que le agradeceré de por vida.

Se que esta historia es demasiado personal para colgarla aqui, pero quiero que sea un homenaje a un hombre que nunca dejó de enseñarnos a sus hijos, a sus nietos, que las buenas personas siguen con nosotros para siempre.

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lunes, 4 de agosto de 2008

VACACIONES

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Sí, por fín, me voy de vacaciones.

Vale.
Pero los que pensaban que sólo FHMP iba a cargar conmigo y con mi maleta hasta el 20 de agosto se equivocan.

He dejado entradas programadas para que aquellos que quieran puedan seguir leyendo.
Eso sí, no podré contestar hasta la vuelta.

Buen verano.

CRONICA DE UN AMA DE CASA o DIOS BENDIGA A LA BLACKBERRY


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Como hasta mañana no nos vamos y a FHMP le ha surgido un problema de última hora en el despacho, llevo toda la mañana ejerciendo de ama de casa. He limpiado todo lo que se me ha ocurrido, he ido a comprar (pescado a Hipercor y detergente al Dia, que es como dice mi madre que hay que hacerlo), he conseguido una funda nueva para el sofá por una miseria en las rebajas de una tienda de decoración, he puesto lavadoras separando los tejidos, he regado las plantas al menos para tres semanas y he terminado de hacer la maleta.

Y llevo dos horas aburrida como una ostra, lo que me sirve para constatar algo que ya sabía.

NO SIRVO PARA ESTAR EN CASA.
Joer, si hasta me he leído la etiqueta entera de la botella de Viacal!!!

Tengo amigas a las que la baja por maternidad les supuso una depresión de caballo, que se curó milagrosamente cuando volvieron al trabajo. Otra, que estuvo veinte meses en paro y de puro estres al no tener nada que hacer adelgazó 20 kilos, justo los que cogió una vecina cuando decidió que cerraba la peluquería para dedicarse a la familia. Ella ha vuelto al trabajo pero los kilos siguen ahí.

Supongo que es una cuestión de educación y sobre todo de tener las estrategias necesarias para afrontar un dia entero por delante limpiando sobre limpio, cocinando lo que nadie te va a agradecer y consumiendo televisión a deshoras. No es por casualidad que los cortes publicitarios de los culebrones y realities de la mañana y la sobremesa esten copados de productos milagro para adelgazar y máquinas de gimnasia.

Claro está que no es lo mismo ir al gimnasio a las nueve de la noche, cuando sales machacada de las broncas acumuladas durante el día en el trabajo que hacerlo a las once de la mañana y quedando para desayunar después con las amigas en una terraza, pero a pesar de todo...
  1. Confieso que cada vez que la Blackberry ha zumbado sobre la mesa, me ha dado un vuelco el corazón de alegría.
  2. Confieso que en cuanto FHMP ha salido por la puerta, lo primero que he hecho ha sido conectarme a internet para mirar previsiones y agencias.
  3. Confieso que a cada hora en punto he puesto la radio para oir las noticias.
  4. Confieso que he contestado correos que podían esperar hasta la vuelta de vacaciones...
Y podría seguir así un rato, pero tengo que dejaros. La agenda del movil acaba de avisarme de que es hora de poner el arroz si queremos comer a la hora...
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domingo, 3 de agosto de 2008

EL AMOR EN 1600



Desmayarse, atreverse, estar furioso,

áspero, tierno, liberal, esquivo,

alentado, mortal, difunto, vivo,

leal, traidor, cobarde y animoso;


no hallar fuera del bien centro y reposo,

mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,

enojado, valiente, fugitivo,

satisfecho, ofendido, receloso;


huir el rostro al claro desengaño,

beber veneno por licor suave,

olvidar el provecho, amar el daño;


creer que un cielo en un infierno cabe,

dar la vida y el alma a un desengaño;

esto es amor: quien lo probó lo sabe.



Lo escribió Lope de Vega allá por el año 1600 y me vino a la cabeza tras leer el post en el que Porras apunta


"En mi opinión, quedarse con la imagen e idealizarla es mucho más romántico y "seguro" que intentar conocerla/o y descubrir que tiene voz de pito, escupe al hablar o le huelen los pies. Son historias bonitas pero las que duran más son aquellas en las que no esperas nada, alguien a quien conoces y poco a poco te vas enamorando de él. Partes de cero y vas subiendo, en el otro caso lo tienes en un pedestal y al pobre lo único que le puede pasar es caer, eso sí si sube debe ser la gloria."

Atreverse, atreverse, atreverse... Darte a tí mismo la oportunidad de equivocarte. Pegarte la leche de tu vida, porque si el otro cae, ten por seguro que será a tí a quien duela. Decepcionarte, emplear tanto tiempo y tanto esfuerzo para que al final no salga bien. Jugar con las cartas sin marcar, apostando sin saber lo que ocurrirá porque al fin y al cabo tu solo eres el 50% de la historia. Ponerte en manos de alguien que quizá te decepcione. Confiar en que esta vez si es la buena...

Y es que al final, aunque el camino nos lleve a un punto muerto, habrá merecido la pena. Sin duda.
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