jueves, 2 de febrero de 2012

ESPERANDO















Al final, me fui a Londres con las amigas del curro. Con un billete de Ryanair de 40€ ida/vuelta, con el hotel más tirao de Bloomsbury, con la maleta vacía para arrasar en las rebajas, con una pirueta absurda porque el vuelo no salió por la niebla, con la mala conciencia de largarme en este momento, casi sin haber deshecho aún la maleta de Bélgica.... Al final, me fui a Londres con las amigas del curro. Y volamos a pesar de la niebla, compramos ropa y zapatos, turisteamos, nos apretamos en una sola habitación, nos reímos muchísimo, bebimos cerveza y descubrimos que las cuatro compartíamos algo de lo que muy pocas veces se habla: un tiempo de descuento relativamente largo en historias de amor finiquitadas.

Entre dos y cinco años parecía ser la media (muy poco científica, solo éramos cuatro) de arrastre de relaciones terminadas. Meses y meses sosteniendo una situación con la conciencia absoluta de que aquello no tenía vuelta atrás y que era cuestión de tiempo coger las maletas y salir corriendo. "Porque me daba pena" "Porque me jodía que al final, todo se fuera a la mierda" "Porque en el fondo, me gustaba esa vida" "Por pereza, por no empezar de nuevo" "Porque todo era tan complicado"...

Y así, esperando que la vida resolviera la papeleta, que pasara algo que desencadenara el final. Coincidimos en que en el fondo tuvimos suerte, porque ¿y si no hubiera llegado? ¿Seguiríamos esperando? Posiblemente si.


ATERRIZO



Aterrizo de nuevo en casa y en el blog y llevo algunos dias dándole vueltas a algunos temas que comentaros aquí. Tengo pendiente contar que el domingo hizo cuatro años que mi queridísimo aterrizó definitivamente en mi vida, tras tres semanas de currármelo como un minero y que gracias a Dios aquí sigue. Espero que por muchos años. Quería hablar también de trabajo y más en concreto de esa sensación que a veces tengo de estar jugando a la silla, como cuando éramos pequeños y el juego consistía en robarle la silla a alguien en cuanto se despistaba un momento... Tengo otra historia pendiente, que salió de la forma más tonta en un pub de Camden frente a una pinta de cerveza y que habla de las rupturas y del tiempo, pero no del tiempo tras las rupturas sino del anterior, del que pasa desde que descubres que aquello se ha terminado hasta que decides finiquitarlo. Hay también algunas fotos que quiero enseñaros sobre una de las cosas que más me gusta del mundo: mirar en las esquinas de los cuadros y que pude hacer a gusto y con tiempo este fin de semana en Barcelona cumpliendo lo que ya es una tradición, pasar los domingos por la mañana en el MNAC.

Y al mismo tiempo me planteo si ahora que mi vida es normal,  ahora que no tengo rollos raros ni comidas de tarros,  ahora que hay historias de la gente que me rodea que no puedo ni quiero contar, ahora que casi todo el mundo sabe quien es casi todo el mundo, merece la pena seguir con el blog.

Pues eso, que no se que hacer.