lunes, 26 de abril de 2010

VOY A SER TIA!!!!!!!!!!!!!!


Después de tres semanas de morderme la lengua, ya puedo contarlo.
Voy a ser tía!!!!!!!!!!!!!
Mi único hermano y su única novia desde hace diez años han decidido contribuir a la perpetuación de la especie y procrear. Aun no sabemos si será niño o niña, porque es muy pronto, pero si que tengo la certeza de que va a ser uno de los bebés más malcriados al este del Moncayo.

Ahora estoy encantada, deseando empezar a mimarlo cuanto antes, mirando ya cuentos con pollos de peluche en la FNAC y frenándome cuando paso por las tiendas de ropas de niños, pero joer, los primeros días….

Me llamó para decírmelo en cuanto lo supo, emocionado y contentísimo y me hizo jurar que hasta que ellos no vinieran a dar la noticia en casa, no lo contaría a nadie. Yo le aseguré que sería una tumba y lo fui excepto con FHMP que según entró en casa esa tarde se encontró con un bufido por saludo y que durante los tres primeros días aguantó estoicamente mi mal humor.

Y es que confieso que al principio la noticia me cayó como una hostia. Mi hermanito, cinco años menor, me tomaba la delantera con una novia que tiene diez años menos que yo. Y vale que lleven diez años juntos haciendo vida de pareja ideal mientras yo me dedicaba a mandar mi vida amorosa a tomar por saco varias veces y a meterme en un charco cada vez más hondo, pero el hecho de que fueran a tener un bebé me metió en una especie de rebobinado de los últimos diez años de mi vida del que, sinceramente, salí hecha un trapo.

Para acabar de rematarlo, el fin de semana siguiente, al recoger a la perra, mi querido ex, S. me dice, hecho un flan que va a ser padre. ¡Otro!!!! El que podría haber sido el padre de mis hijos, va a ser padre del hijo de su novia…

Al final, me lo he tomado con filosofía. Supongo que los embarazos son en estas fechas una especie de polen que anda flotando por ahí y que todo es cuestión de tiempo… Además, miro a FHMP y pienso que si al final, resulta que él es el padre, mi niño/a será tan buena persona, tan listo, tan guapo y tan alto, que merecerá la pena la espera... Y lo mejor, que cuando yo por fin me decida a dar el paso y tenga al mío habrá ya dos primos esperando para jugar con él. O con ella. O con ellos. ¿Quién lo puede saber?

miércoles, 21 de abril de 2010

Fahrenheit 451



Manda huevos que lleve tantos años dedicándome a esto y que sea justo ahora, a mi edad, cuando por fin sucumba a los encantos de Digital+. No es cachondeo. Desde que FHMP mudó su aparatito a mi casa nueva, mi vida ha cambiado. Se acabó el perder el tiempo zapeando o esperando que empiece algo interesante, se acabó volver a ver otra vez más las mismas piezas de los informativos que llevo todo el día viendo en el despacho, se acabaron las series chorras españolas, los programas de corazón y los concursos de talentos, se acabó trasnochar esperando que termine una peli… Ahora veo lo que quiero, cuando quiero y con la certeza de que no me va a ocupar más de hora y media. Y si me gusta, puedo repetir.

El caso es que el viernes, a la hora de la siesta me vi de nuevo Fahrenheit 451, la versión de Truffaut del 66, y la volví a ver con la misma angustia e incertidumbre que la primera vez, cuando era una cría hace ya la tira de años. Por aquel entonces, ya debía haberme leído todo lo que había por casa y mi madre, con muy buen criterio, había dejado mi custodia a la salida del colegio a la biblioteca municipal. En aquellos años la biblioteca estaba ubicada en los bajos del ayuntamiento y un bibliotecario gordo y calvo vigilaba que los niños no traspasáramos la línea prohibida que separaba la zona infantil de la de adultos. A la que se despistaba, le pegábamos la vuelta. Y en esa lucha diaria por conseguir llegar a los libros “prohibidos”, vi por primera vez a Guy Montag subido a ese coche de bomberos y dedicado a quemar libros para mantener un sistema social de ciudadanos alienados y dirigidos a través de la televisión. La imagen de los libros escondidos en la tostadora, no se me olvidó nunca.

Años después en Barcelona, el CCCB presentó una exposición “TIRANÍA”, sobre la realidad cultural y social en Albania. El montaje tenía tres zonas, una dedicada al realismo socialista soviético con cuadros de pintores albaneses, una segunda que reproducía los búnqueres que jalonan las costas del país (se calcula que Enver Hoxha, llegó a construir setecientos mil) y una tercera sobre los libros prohibido por el régimen, el más duro y resistente a la apertura tras la caída de la Unión Soviética.

Ahí había una jaula enorme en la que colgaban los títulos que el gobierno de Hoxha había prohibido. Estaba, por supuesto El Quijote, y La Peste de Camus y el Ulises de Joyce, pero también “Cien años de soledad” o “Lolita”. Prácticamente todas la obras de referencia de la literatura occidental estaban encerradas en esa jaula.

Tampoco he conseguido olvidar esa exposición.

Quizá por eso el otro día, mientras veía a Montag pasear entre los hombres libro, me vino a la cabeza la jaula del CCCB. Porque la ficción de Ray Bradbury llegó a ser real en países como Albania y quien sabe si también, en los bosques de los alrededores de Tirana llegaron a vivir hombres libro que custodiaron en su cabeza textos que no querían olvidar.

¿Lo habéis pensado alguna vez? Si en una situación extrema tuvierais que salvar un solo libro… ¿Cuál sería?

miércoles, 14 de abril de 2010

RAPIDO, RAPIDO


La cadena de ropa Primark ha retido en Reino Unido un bikini para niñas de siete años ante el aluvión del críticas recibidas porque el bikini en cuestión ¡¡¡¡¡¡ llevaba relleno !!!!!!!. Los acusan de sexualizar a la infancia y acortar, cada vez más, la niñez. Razón no les falta.

No recuerdo muy bien lo que yo hacía a los siete años (supongo que andar en bici y jugar con la Nancy), pero si a los 15. Entonces, cuando ya teníamos pecho, vestíamos jerseys oscuros y cuanto más grandes mejor, andabamos siempre en grupo, encorbadas y abrazadas a la carpeta como si nos fuera la vida en ello y medio avergonzadas de ese cuerpo que nos cambiaba día a día. Nos dedicábamos a comer pipas sentadas en las escaleras del Paseo, a dar vueltas por la calle mayor y a suspirar por los chicos de COU que por supuesto, no nos hacían ni puñetero caso. Y salvo excepciones muy notables, a las diez en casa.

Aquella, claro, era otra época. Aunque ya éramos hijos de vacas medio gordas o dicho de otra manera, de padres que habían vivido la postguerra y querían lo mejor para nosotros, todavía nos criamos en un ambiente de austeridad que posiblemente a muchos niños de hoy les parecería un capítulo de "Cuéntame". Teníamos un abrigo bueno, de domingo, y un anorack de diario. Los jerseys los tejían las abuelas, a veces con lanas de otros deshechos previamente y que picaba a lo bestia. Los hermanos heredaban la ropa y los libros y mi vestido de primera comunión lo aprovecharon por lo menos, tres primas. La tele se veía lo justo, y nunca después del telediario a no ser el "Un, dos, tres" de los viernes o por supuesto, "Eurovisión".

Yo creo que mis primero tacones los compré una vez terminada la universidad, mi primer ligue llegó sobre los dieciseis o diecisiete años y el primer Wonderbra, pasados los 25. Y os aseguro que me ha dado tiempo de todo.

Ahora, veo a niñas de 14 años pintadas como puertas y con tacones y flipo, aunque me dicen que es "lo normal". Supongo que hace mucho que dejaron de jugar con muñecas y si me apuras, que andan con algún muñeco ya. Quizá nosotras fuimos una generación demasiado protegida o tal vez ellas se ven obligadas a crecer tan rápido porque es lo que les enseñamos, pero cuando las veo, todas iguales, en manada (en eso sí se parecen a nosotras) me dejan un poso de tristeza al pensar que eso que queman ahora tan rápido ya no lo podrán recuperar.



lunes, 12 de abril de 2010

DE VERDAD, YO PENSABA



De verdad, yo pensaba que el fútbol podía con todo, pero justo cuando el Barça metía el segundo cinco mil personas bailabamos sobre tu tumba con Siniestro Total en la Multiusos del Auditorio de Zaragoza en un macroconcierto pensado para todos aquellos que en los 80 gastábamos botas de militar y ahorrábamos para comprar nuestra primera chaqueta de cuero. Enfermos Mentales, La Frontera, Ilegales, Siniestro Total, Loquillo y Burning, desde las ocho de la tarde a las cuatro de la mañana e increiblemente había un montón de chicas como tú en un sitio como este, y muchos más chicos que pasaban de fútbol para volver a aquella época en la que todavía peleaban con sus madres por llevar el pelo largo.

Bebimos litronas y cantamos Cadillac Solitario a grito pelao y hasta alguno se atrevió a sacar el mechero y amagó una lucecita. Otros, muchos, grababan lo que podrían con el Iphone o hacían fotos con la Blackberry para mandarlas a aquellos que no habían podido venir, que el rock no está reñido con la tecnología. La mayoría desempolvó las camisetas de "Ante todo mucha calma" y las chupas de cuero que dormían en el fondo de algún armario o en el trastero y los que todavía tienen pelo, cardaron los tupés con gomina de la de antes.

Y es que aunque han pasado 20 años Judas sigue siendo un miserable, aún no sabemos quienes somos, de donde venimos ni a dónde vamos y sigue habiendo chicas como nosotras en un sitio como ese. Y una vez más se demostró que hay vida más allá del futbol, que las buenas canciones lo siguen siendo siempre y que si estás con amigos, mejor.

A ver si el año que viene, repiten y nosotros con ellos. Y por favor, que se pueda beber algo más que cerveza y calimocho.


Pd. Por cierto P., tenías razón, Loquillo no se leyó el contrato. No eres la única que ha protestado. El sábado os cuento chismes de backstage...

Pd2. La resaca que no tuve el domingo (sería por el subidón de comprar tantos zapatos) me ha salido hoy. Llevo todo el día hecha un trapo.

miércoles, 7 de abril de 2010

“Te mereces algo mejor”



“Te mereces algo mejor” le dice el tipo justo antes de anunciarle que desde hace seis meses tiene un lío con una compañera de trabajo y que tras 20 años de matrimonio se larga para vivir con ella. Fue el otro día, en una peli en el Plus, pero en realidad podría haber sido en cualquier otro sitio o conversación porque posiblemente esa es una de las frases más utilizadas cuando se trata de darle la patada a alguien. Pensándolo fríamente no estoy segura de que se use por quedar bien o porque en realidad uno sabe que le está haciendo una putada a la persona a quien deja y por eso se siente tan miserable que no puede menos que pensar que cualquier otra persona que se cruce en el camino va a ser mejor. Mucho mejor.

Pero en realidad, ¿tenemos lo que merecemos?

La mía es una formación cristina, esa en la que creces escuchando que el que la hace, al final la paga y que las buenas personas terminan alcanzando su recompensa. En teoría está muy bien, pero luego en la práctica sales a la calle y encuentras bellísimas personas emparejadas con impresentables o al contrario, auténticos bichejos que tienen una suerte bárbara en el amor. Hay quien encadena una larga lista de impresentables y quien parece haber nacido bendecido o incluso los hay que jamás consiguen encontrar a nadie a quien amar.

Hay parejas que son un regalo del cielo y otras que convierten tu vida en un infierno y yo no termino de estar segura de que eso dependa de que se “merezca” o no. Que nos vaya bien o mal en el amor, que encontremos la persona adecuada.... ¿Está predeterminado, es una cuestión de suerte o o nos lo curramos aunque no seamos conscientes de ello?
¿Tenemos lo que merecemos?


....

domingo, 4 de abril de 2010

VOLVER A CASA


Lo que más me gusta en este mundo, es andar de viaje. Los viajes para mí comienzan en el momento en que decido el destino y empiezo a buscar. Rutas, hoteles, museos, horarios, vuelos, guías... Disfruto como loca en cuanto rompo con la rutina, me subo en el coche y empiezo a buscar en la guía los pueblos por los que vamos pasando por si hay algo que parar a ver. Me encanta rascarle tiempo y llevarle la contraria al tom-tom buscando rutas por carreteras secundarias, encontrar en la guantera gominolas que dejé escondidas en el viaje anterior y escuchar como FHMP me regaña por dejar el coche lleno de migas aunque sea él el que vaya comiendo las patatas fritas.

Me gusta pensa que quizá algún día tenga el trabajo o el dinero suficiente como para vivir viajando como lo hacían los viajeros del XIX. Un par de meses en Venecia, un año recorriendo EEUU y el invierno, por supuesto, en Egipto.

Me encanta andar de viaje y sin embargo, cada días más me gusta volver a casa.

Abrir la puerta y sentir el olor peculiar de casa, encontrarlo todo en penumbra, limpio y fresquito, saber que vuelves a tu cama, a tu colchón, y que por fin dormirás de un tirón sin notar bultos raros. Me gusta desempaquetar lo que he ido comprando en el viaje, colocar los libros nuevos y pensar donde colgaré los cuadros. Disfruto pasando las fotos al ordenador y seleccionando las que terminarán ampliadas o colgadas en el blog. Me encanta la sensación de volver a la rutina, a comer razonablemente y a llevar una vida ordenada.

Me dura lo justo. Dejaré pasar tres o cuatro días y volveré a la carga con el siguiente viaje. Bueno, de hecho, aún nos faltaban casi 100km de coche cuando le he dejado caer a FHMP "Si al final no trabajo en San Jorge... igual podríamos irnos a algún sitio".
Me dirá que si, seguro.