En Sobrarbe, entre L´Ainsa y Campo, a los pies de la Peña Montañesa, está la iglesia románica de San Juan de Toledo de Lanata. Dentro, pinturas del siglo XVI que muestran un infierno terrorífico y una pila bautismal policromada, curiosísima, que reproduce en forma de pequeños rostros las almas salvadas gracias al bautismo. Lo se porque la he visto en foto. Y es que a pesar de haber ido seis o siete veces de propio hasta la iglesia, nunca he conseguido encontrarla abierta. Primero porque la llave la tenían los dueños de la pardina en cuyas tierras está construida. Luego, porque la comarca se encargó de abrirla pero solo a visitas concertadas y con un grupo mínimo de nosecuantas personas. La tercera vez porque solo se enseñaba en agosto. La cuarta porque ese día, la guia estaba de viaje...
Yo, tozuda como soy, insisto todos los años y estoy segura de que algún día conseguiré llegar a verla.
Me ocurre lo mismo con la iglesia de San Juan de Uncastillo. Guarda dentro pinturas murales del siglo XIII que cuentan las peregrinaciones jacobeas de la época. O eso creo, porque tras varios intentos fallidos, tampoco he conseguido verla. Sigo insistiendo, claro. Y en los hoteles de la zona, me tratan ya como si fuera de la familia.
Cuento esto al hilo del robo en un pueblo de Burgos, Baños de Valdearados, de unos valiosísimos mosaicos romanos que, según acabo de leer, estaban a las afueras del pueblo, en un recinto cerrado por vigas de madera pero que permitía ver los mosaicos desde fuera. Si alquien estaba interesado, llamaba a un móvil y alguien del pueblo, acudía a abrir. Los últimos llamaron el 6 de diciembre y desde entonces, nadie se había acercado a vigilar los mosaicos. Además del robo en si, parece ser que los ladrones han destrozado el trozo de mosaico que no les interesaba llevarse...
El caso es que tras este robo, el debate sobre la preservación del patrimonio vuelve a las portadas. ¿Deben permanecer estas piezas en su enclave original, respetando el lugar para el fueron creadas y favorecer así el posible turismo cultural en estas zonas o bien deberían estar en un museo resguardadas y al alcance un público potencial mucho mayor?
En los años 70 y 80 sufrimos en Aragón, pero también en Navarra y Castilla León entre otras, las correrías del ladrón Erik el Belga. Compinchado con delincuentes comunes se aprovechó de la falta de protección de las iglesias rurales y protagonizó una serie de robos míticos. Aquí, duele sobre todo el desastre de la Silla de San Ramón, el mueble románico de madera más antiguo conservado que robó en Roda de Isábena y vendió a pedazos. A fecha de hoy, solo una parte ha podido recuperarse y se muestra en una estructura de metacrilato.
¿Habría estado la silla más segura en el Museo Arqueológico Nacional o cualquier museo decente? Seguro. ¿Es vergonzoso que en Aragón no tengamos ni un solo museo donde se muestren las piezas que cuentan nuestra historia, mientras se dedican a construir edificios catastróficos (Pablo Serrano) que además están vacíos? Sin duda. ¿Tienen razón los alcaldes de los pueblos que defienden el atractivo turístico de ese patrimonio? Si, pero...
El MNAC, en Barcelona, es un referente internacional en pintura románica. A pincipios del siglo XX, cuando aquí los curas andaban vendiendo vírgenes del siglo XII y tablas góticas a cualquiera, los catalanes descubrieron el valor de su patrimonio e iniciaron un proceso de rescate de sus pinturas murales más valiosas que, si no hubiera sido por ellos, estarían ahora como las de San Baudelio de Berlanga repartidas entre Boston, Cincinnati, Indianápolis y The Cloisters, en Nueva York.
Las pinturas están a buen recaudo en Montjuic, en Barcelona y cada año, centenares de miles de personas las disfrutan. En el valle de Aran, una reproducción permite hacerse a la idea de como eran en su lugar original. En Taull he estado un par de veces. Al MNAC vuelvo cada pocos meses.
Esta mañana un buen amigo me preguntaba que había hecho si me hubieran tocado un par de millones de euros en la lotería. ¿Acaso no lo sabes? Haría, como seguro que adivinas, lo que más me gusta en este mundo, tirar de mochila y guía y seguir intentando que me abran las iglesias. Pero a pesar de todo sigo pensando que tener ciertas piezas sin protección en un pueblo de 400 habitantes a 80 kilómetros de Burgos es una irresponsabilidad dificil de justificar. ¿O no?
¿Que pensais vosotros?