Lo leí ayer y desde entonces no me lo quito de la cabeza. Es la descripción que Cristal (http://cristal00k.blogspot.com/) hace en su blog de como un amigo que acaba de separarse se sintió durante algún tiempo como un "Coche de segunda mano". La entrada entera merece una lectura lenta y con cariño, pero para los más perezosos, aquí está el párrafo concreto.
"Pero Miquel cree que aún hay otra ruptura peor, por cruel y sibilina. De un egoísmo supino. El dice haberse sentido durante bastante tiempo, y después de que su pareja le confesara sus "dudas", como un coche de segunda mano, con alma, a la espera de que salga un modelo nuevo que guste más o que tenga más prestaciones para cambiarlo por el viejo. Y da por seguro, que han ido probando diferentes modelos hasta llegar al actual. Cree haber sido compartido y comparado. Mientras él, aun a sabiendas de que, eso, era así, ha seguido dándose (regalándose diría yo) al 100%. Con la secreta, pero inútil esperanza de que esa actitud disipase cualquier tipo de vacilación."
Yo no hubiera podido describirlo mejor a pesar de haber sido "coche de segunda mano" pero también compradora.
Este fin de semana en una cena de amigas de siempre hablábamos de esas mujeres que asumen públicamente que prefieren estar mal acompañadas antes que solas y convierten su vida en una perpetua búsqueda disimulada de algo mejor que sustituya lo que ya tienen. Con el tiempo terminan haciendo desgraciado a todo aquel que vive a su alrededor contagiados por esa frustración perpetua. También hay hombres, claro, lo que yo llamo tarzanes, que solo sueltan una liana cuando saben que tienen otra segura y pasan de una cama a otra sin transición.
Miquel tiene razón, es la muestra de un egoismo supremo y también la muestra de una cobardía atróz. El miedo a estar solos, a empezar una nueva vida, a renunciar a unos ingresos económicos o simplemente a llegar a casa y que alguien nos esté esperando. El amor, a estas alturas lo sabemos casi todos, no es perfecto. Las relaciones se desgastan, el deseo termina flaqueando y los problemas del día a día a veces se nos comen por los pies.
Pero...
Hay veces en que simplemente y sin buscarlo, la vida te pone frente a dos caminos. Y ambos parecen los correctos y a la vez son radicalmente distintos. Y te ves en la encrucijada sin saber cual de ellos tomar, porque cada uno supone renunciar para siempre al otro y decidas lo que decidas siempre habrá un perdedor. Y durante un tiempo dudas, comparas, piensas y haces daño a ambos y sobre todo a ti mismo hasta que por fin tomas una decisión.
¿Fue la correcta? ¿No lo fue? Quien lo sabe...
4 comentarios:
El post de Cristal es triste también, duro, la verdad es que merece la pena de cabo a rabo, porque creo que todos/as hemos pasado por eso alguna vez y es francamente duro, y la manera de describir la situación por parte de Cristal es simplemente tan sencilla como cierta, como certera...Ya le desee a Miquel lo mejor ;)
Me lo leo enterito ya!
No te puedes imaginar el bien que me ha hecho este post
Gracias
El amor a estas edades es sólo una entelequia, un arquetipo vital al que nos cuesta renunciar. Pero en el fondo, todos sabemos que ese "amor" eterno shakespeariano, hoy es literatura pura. El buscarlo sin tregua, no deja de ser un reflejo infantil, de lo que nos han vendido. Como tantas otras cosas. Y sinó ahí esta Sygmunt Bauman para hablar dé ello de una forma tan lúcida que da escalofríos. Hay una entrada en mi blog un poco más antigua, que habla de, él lo llama Amor líquido, pero seguro que conoces a Bauman...
Enfín María, gracias por citarme y un beso muy grande.
si, si que lo es, Duncan.
De nada Labegue. Ya se sabe, ya que nuestras cagadas no pueden salvar a los demás, al menos les ayudaremos a ponerse tiritas cuando se la peguen en el mismo salto.
la busco Cristal, la busco y la leo. Gracias.
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