lunes, 8 de abril de 2013
LA MEMORIA
Siempre he pensado que tiene que ser una putada no poderte morir tranquilo. Y no me refiero a dejar cuentas pendientes con los que se quedan atrás, que al fin y al cabo allá se las apañen como puedan, sino al uso que de tu memoria hagan los que te sucedan. Como cuando la familia de un escritor decide a los pocos meses de su muerte recuperar ese manuscrito de juventud que el autor guardaba por pura vergüenza y que nunca jamás habria accedido a publicar. Peor es todavía cuando lo que se publican son cartas o papeles personales, cartas de amor o desamor, papeles íntimos escritos para una sola persona que de repente quedan expuestos, con todas sus miserias, a los ojos de cualquiera.
"Confieso que he vivido" tituló Pablo Neruda sus memorias publicadas con su autorización, tras su muerte, como tendría que ser siempre, con el tamiz del tiempo y la reflexión precisa sobre lo uno quiere o no quiere compartir con el mundo. Guiomar, sin embargo, se destapó a los pocos años de la muerte de Machado y cada vez que veo esas cartas tengo la sensación de estar rebuscando en un cajón en el que no debería. ¿Quien, que en algún momento de su vida haya escrito cartas de amor, de las de verdad, de esas en las que te desnudas del todo, querria que se publicaran?
El caso es que ahora ya casi nadie escribe cartas de amor. Escribimos correos electrócnicos, guasaps, colgamos fotos en facebook y las twitteamos a diestro y siniestro. Y todo eso queda colgado en la red. Al alcance de cualquiera en realidad, porque ¿quien te asegura que esos correos electrónicos que archivas en outlook no terminaran llegando a manos deconocidas? Que se lo pregunten a la Infanta Cristina.
En casa, en una caja, guardo papeles familiares que he ido recopilando a lo largo de los años con la idea de inspirarme en ellos para escribir una historia. Hay cartas y fotos, cuadernos y algún documento de cierto valor. Son retazos de unas vidas que no me pertenecen y que no tengo derecho a publicar. Mientras las ordeno y tomo notas para imaginar otras historias que podrían, ¿por qué no?, haber ocurrido, pienso que quizá ha llegado el momento de empezar a recopilar los restos de mi vida que andan volando en la nube de internet, pero no termino de decidir como guardarlos. Los disquettes hace años que pasaron a mejor vida, los dvds están a punto de fallecer, el disco duro donde mi queridísimo guardaba más de diez mil canciones dijo un dia "hasta aquí hemos llegado" y nunca más volvió a funcionar, las usb claudican a nada que las sobrecargues un poco, las páginas que imprimimos, se borran a los pocos años, la "nube" me da más miedo que un nublao...
En los grandes archivos y bibliotecas viven una especie de día de la marmota y después de haber microfilmado durante años sus fondos se ven obligados a volver a empezar para pasarlos a soporte digital...
¿Está nuestra memoria condenada a borrarse? ¿será la propia tecnología, la que iba a facilitarnos tanto la vida el verdugo esta vez?
domingo, 7 de abril de 2013
UNA DE BERBERECHOS Y SARDINAS
Milito en el bando de los que creen que casi, y digo casi, todo el mundo es bueno. Algunos nos llamarán infelices y otros, directamente idiotas, pero quiero creer que al final el tiempo nos da la razón y salvo algunos impresentable que bastante desgracia tienen al ser como son, la gente suele ser buena y generosa por naturaleza. Claro que siempre queda la duda de pensar ¿Y no será que yo, precisamente yo, he tenido la suerte de caer de pie en un momento y un lugar plagado de buena gente? Luego, vas a hacer la compra y ves a los del banco de alimentos en la puerta del Carrefour desbordados por las bolsas de la gente y piensas que no, que no es cuestion de suerte sino de estadística. Lo malo es que las malas personas son como los berberechos, que basta con que uno tenga arena para contaminar todo el guiso.
El tema viene a cuento porque esta semana han coincidido dos situaciones radicalmente opuestas. En el trabajo me he cruzado con la típica intoxicadora profesional que vive por y para el chisme y la maquinación sin importarle lo más mínimo el alcance ni las consecuencias de sus intrigas. Y de verdad que es agotador estar todo el tiempo pendiente de por donde te va a venir el navajazo y sobre todo, si lo vas a poder parar.
A veces, cuando leo datos o argumentos sobre el techo de cristal y el ascenso profesional de las mujeres, pienso si no será que en realidad a algunas mujeres no nos interesa subir si ello implica dedicar tanto tiempo y esfuerzo a guardarte las espaldas y a diseñar estrategias para joder a los demás y en realidad, lo único que queremos es que nos dejen vivir en paz, haciendo el trabajo que nos gusta y disfrutando de los buenos momentos del día a dia.
En la otra cara de la moneda, en mi vida personal, han coincidido un tirón de orejas de uno de los lectores del blog por el abandono tan largo de esta ventana, un nuevo proyecto profesional con dos amigos muy queridos y que si sale bien, puede ser la bomba para todos, la llamada de una vieja y muy buena amiga desde Dubai, donde vive ahora, para saludarme y ponernos al día y el guasap que otro amigo acaba de mandarme solo y exclusivamente para preguntarme si todo va bien. Si, todo va bien. Gracias por preocuparte y perdóname por no dedicarte más tiempo, pero como suele pasarme, la vida se me come.
Somos lo que somos en parte por la gente que nos rodea. Algunos son berbechos malos, pero la gran mayoría son latas de atún, que duran años y años, que te salvan en cualquier situación, que ocupan en tu vida el sitio que quieras dejarles, que nunca te reprochan nada...
miércoles, 21 de noviembre de 2012
Desde abajo.
Creo que mi vecina del piso de enfrente se ha separado. Eso, o se ha cargado a ese marido canoso tan interesante, pero el caso es que llevo seis meses sin cruzarme con él, mientras ella me asombra cada mañana cuando coincidimos en el ascensor con sus estilismos de quinceañera. Igual es que no me había fijado mucho pero yo juraría que frente a las botas a medio muslo, los chalecos de peluche y las micro faldas que se calza ahora cualquier martes a las ocho de la mañana, antes gastaba pantalones lisos y mocasines planos.
Si el asunto se confirma, voy a empezar a preocuparme en serio. Y es que últimamente me llueven los divorcios alrededor. Compañeros de trabajo, cargos públicos, vecinos, amigos... es como si el ayuntamiento hubiera echado algo en el agua y todo el mundo andara revolucionado redecorando su vida, su armario y su cama.
Lo malo del asunto es que todas las rupturas que me rodean (y suman, si no he contado mal, nada menos que siete), son parejas con muchos años de convivencia, con hipotecada casi pagada, con hijos en el instituto o camino de la universidad. Y pienso que tiene que ser una putada que a esas alturas de tu vida de repente tengas que hacer borrón y cuanta nueva y empezar de cero. Una nueva vida. Desde abajo.
¿Por que se rompen parejas con más de diez o veinte años de convivencia? ¿Es por aburrimiento? ¿Por asfixia? ¿Por desgaste?.
Lo pienso y me cuesta creer que un dia, sin más, te levantes y sepas que has dejado de querer a la persona que tienes al lado. O puede que si, y que lo que ocurra en realidad es que las parejas raras no son las que rompen, sino las que disimulan y hacen como si no pasara nada solo para seguir juntos un tiempo más.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
EL SENTIDO DE LA VIDA
Llevo una semana rara. Una de esas en las que parece que todo el mundo está especialmente picajoso, con la vara esperando para sacudirte en la espalda y montarte un pollo por cualquier tontería. Una semana de esas en las que se confirma la máxima de que si algo puede salir mal, posiblemente saldrá mal. De esas en las que te levantas ya esperando una sucesión de pequeñas catástrofes y el día no hace más que confirmarte la sensación.
Pues una de esas tengo yo. Con un nudo de nervios permanente en el estómago, tomándome como algo personal hasta las cuentas de la Comisión Europea y eso que solo es miércoles.
Y en una semana como esta, ayer por la mañana, sobre las ocho menos veinte, mientras me pintaba el ojo, me dio por preguntarme que narices hacemos en este mundo. Porque hay épocas en las que la vida parece uno de esos paquetes de galletas que compras por probar, que no te gustan nada, pero que como no vas a tirarlas, no tienes más remedio que ir comiéndote una tras otra hasta que se acaba el paquete. Y se hace eterno. Igual que algunas semanas.
Doce horas después, cuando volvíamos paseando a casa le pregunté a mi queridísimo "¿Tu para que crees que venimos al mundo?" "Para ser contribuyentes", me dijo. Y se quedó tan pancho
MORALEJA. Hay cosas que es mejor ni pensarlas. Con suerte, la semana que viene vendrá de frente.
lunes, 5 de noviembre de 2012
LA BOLA DE CRISTAL
Cuando yo era cría y jugaba con muñecas (la Nancy, cuando aún tenía la cabeza gorda), estaba convencida de que a los 26 años mi vida estaría completa. Tendría un trabajo fantástico, un novio alto y moreno como Lucas, una familia y una casa...
Cuando cumplí 26 años tenía un trabajo precario y un monton de dudas sobre mi vida amorosa. Vivía de alquiler en un piso compartido, andaba de arriba a abajo del mapa en autobús y con la maleta siempre a cuestas y desde luego, no tenía ninguna intención de tener mi propia familia. Entonces, mi horizonte estaba en los 35.
En los años trascurridos desde los 26 e incluso los 36, he cambiado varias veces de ciudad, de trabajo, de pareja y de vida. Y aunque las cosas que de verdad importan se han ido aclarando, sigo siendo incapaz de imaginar como será mi futuro muchos años más allá. Y no se si es cosa mía (que soy rara) pero los 45 me parecen aún lejanísimos y aunque Mariano ya ha dejado claro que curraremos hasta los 70 pienso que de aquí a entonces aún tienen que pasar muchisimas cosas más.
Estos días que los gurús de la autoayuda y la felicidad de libro con Punset al frente publican decálogos para aquellos que temen al futuro, me viene a la cabeza las imágenes de aquellos búnkeres que algunos visionarios norteamericanos se hicieron construir en los años 60 por si los soviéticos atacaban. Ratoneras humanas repletas de bidones de agua, latas de sopas Campbell y máscaras anti-gas. Ahora, un documental en National Geographic, muestra cada semana como algunos norteamericanos están recuperando esos búnkeres y los preparan para un futuro estilo La Carretera de McCarthy. Y uno los mira y siente casi más miedo de ellos que de ese futuro terrible que esperan ver llegar.
Es mal día hoy para hablar de futuro. Hoy que las cifras del paro nos han vuelto a dar una hostia monumental justo después de un puente en el que, de nuevo e inexplicablemente, los destinos turísticos y los centros comerciales han estado a reventar. Mal dia hoy para imaginar un futuro e intentar hacerlo sin miedo. No a una hecatombe planetaria, sino a la hecatombe personal de perder el trabajo, de sufrir cualquier enfermedad grave, de que las cosas cambien y cambien para mal. Es raro llegar a una edad en la que a veces, en días como hoy, empiezas a conocer lo que es sentir el miedo a un futuro que está por llegar.
domingo, 28 de octubre de 2012
LAS 50 SOMBRAS DE GREY
Si, soy yo. La que ha dejado las sombras de Grey a la mitad del segundo tomo y aburrida hasta el infinito y más allá de esquema bronca-polvo-bronca-polvo de cada capítulo, con todas las broncas iguales y todos los polvos, parecidos. La que después de haberlo intentado no consigue entender como eso ha sido el superventas del año en todo el mundo cuando se publican tantas cosas que sí merece la pena leer. Leer y comprar..
Dicen que el éxito salvaje de la trilogía está en el target para el que está escrito. Amas de casa americanas de mediana edad. Y que además de no haber visto hoja verde en su vida deben estar muy pero que muy aburridas, añadiría yo. Claro, dirá alguna, como si todas nos cruzaramos en la vida con un multimillonario guapisimo de 27 años que tiene una habitación de placer cargada de juguetes eróticos en su casa, que se enamora localmente de una y la retira según sale de la facultad.
Y me pongo a pensar en mi misma cuando tenía 22 años y salí de la facultad y doy gracias a Dios porque nadie me retirara en aquel momento, ni del trabajo, ni de la vida y así, aprender poco a poco lo que da de si una habitación cualquiera cuando uno de verdad quiere o el placer de comer pizza de hace dos días y celebrarlo a lo grande porque no hay manera humana de salir de una cama.
Dicen que el gran escándalo de la trilogía en EEUU ha sido el descubrir todo un mundo de juguetes sexuales al ama de casa media y empiezo a pensar la cantidad de Sexy Stores que han crecido como setas en todos los centros comerciales. Si lo dificil ahora es encotrar una mercería!!!
¿De verdad soy la única que piensa que ella es una niñata descerebrada y él un caso de manual de maltratador en ciernes? ¿Que las escenas de sexo son cutres y pretenciosas? ¿que una vez más el marketing nos ha vuelto a engañar?
Ahora preparan la película y seguro que será un exitazo. La veremos en el Plus una tarde de viernes y echaremos una risas en Twitter como con Eurovisión o los Tróspidos, pero ¿cuanto adolescente no pensará que eso es "lo normal"? Y no me refiero al sexo, que cada uno en su cama es dueño de hacer lo que quiera, sino en el hecho de convertir en un ídolo a un tipo desequilibrado, controlador patológico y cuya mayor muestra de amor es proponer una boda que tiene como único objetivo mantener a la chica en casa y con la pata quebrada. No estoy exagerando. En los últimos estudios sobre violencia de género se constata que mientras las mujeres mayores son cada vez más sensibles al problema y más conscientes de su gravedad, las chicas más jóvenes empiezan a considerar que los celos, que el control, son una muestra de amor. Terrorífico.
pd. Ya que he terminado tan seria, unas risas.Una amiga me pasó los archivos de Grey para el Ebook. El primero, una traducción para el mercado español, correcta teniendo en cuenta la calidad literaria del texto original. El segundo, copia para el mercado latinoamericano, con palabras y expresiones que aún hoy no se si él le estaba haciendo una barbaridad o preguntándole la hora. Un ejemplo: "Dios mío" en español = "Vaca sagrada" en la copia pirata. Eso si, los jadeos y las tonterías, las mismas.
jueves, 25 de octubre de 2012
TIEMPO
Dios! que rápido pasa el tiempo!
Me lo dice mi madre, que cuando cumples cierta edad, la vida te sisa dias continuamente y lo comprobaba esta mañana cuando un compañero me preguntaba "¿a que dia estamos?" y yo, absolutamente convencida, le decía que a 22.
Los que me conocen saben que exprimo las horas al máximo y que pocos ratos paso tumbada sin nada que hacer. Y sin embargo, a veces me da la sensación de que el calendario sube una cuesta hasta el dia quince y que de ahí a fin de mes la cuesta se invierte y los días, ayudados por la gravedad, se precipitan cuesta abajo sin que los podamos parar.
En el primer piso que viví de estudiante en Salamanca, teníamos un calendario de madera, un simple listón con los números pintados y una cuerda atada de arriba a abajo. La cuerda atravesaba una bolita que movías cada día hasta que el mes volvía a empezar. Lo mismo, a partir del quince no había quien pudiera parar la dichosa bola.
¿que por qué cuento esto? porque hace la tira que no escribo nada y de alguna manera me tenía que justificar. Vuelvo. De nuevo. Y sabiendo que si esto fuera una relación la otra parte ya me habría mandado a hacer puñetas hace tiempo. Pero de momento, soy una mujer con suerte, con los hombres y con el blog.
pd1. La foto, es una de las obras del la patrulla de Urban Knitting Zaragoza en este caso en el Tubo. Me encanta lo que hacen! Podeis ver más cosas aquí http://urbanknittingzaragoza.blogspot.com.es
pd2. Un sitio que me apetece probar, aunque sea solo por el nombre "El cocinero arrepentido", un bar de tapas que tiene una pinta estupenda. Ya os contaré.
Me lo dice mi madre, que cuando cumples cierta edad, la vida te sisa dias continuamente y lo comprobaba esta mañana cuando un compañero me preguntaba "¿a que dia estamos?" y yo, absolutamente convencida, le decía que a 22.
Los que me conocen saben que exprimo las horas al máximo y que pocos ratos paso tumbada sin nada que hacer. Y sin embargo, a veces me da la sensación de que el calendario sube una cuesta hasta el dia quince y que de ahí a fin de mes la cuesta se invierte y los días, ayudados por la gravedad, se precipitan cuesta abajo sin que los podamos parar.
En el primer piso que viví de estudiante en Salamanca, teníamos un calendario de madera, un simple listón con los números pintados y una cuerda atada de arriba a abajo. La cuerda atravesaba una bolita que movías cada día hasta que el mes volvía a empezar. Lo mismo, a partir del quince no había quien pudiera parar la dichosa bola.
¿que por qué cuento esto? porque hace la tira que no escribo nada y de alguna manera me tenía que justificar. Vuelvo. De nuevo. Y sabiendo que si esto fuera una relación la otra parte ya me habría mandado a hacer puñetas hace tiempo. Pero de momento, soy una mujer con suerte, con los hombres y con el blog.
pd1. La foto, es una de las obras del la patrulla de Urban Knitting Zaragoza en este caso en el Tubo. Me encanta lo que hacen! Podeis ver más cosas aquí http://urbanknittingzaragoza.blogspot.com.es
pd2. Un sitio que me apetece probar, aunque sea solo por el nombre "El cocinero arrepentido", un bar de tapas que tiene una pinta estupenda. Ya os contaré.
lunes, 9 de julio de 2012
SER MODERNO EN IBIZA
Antes de que se convirtiera en la copa de los modernos, antes incluso de que la Reina Madre se fuera al otro mundo macerada en alcohol y desde luego, mucho antes de que un camarero catalán con gafas de pasta viniera a repoblar el Pirineo, los viernes por la noche ya rematábamos la jugada en la Cadiera con unos gin-tonics como no he vuelto a beber en mi vida gracias a la buena mano de Fran. Jolube, Ana, decid si miento... Mi amiga Raquel tiene un máster en la materia e incluso mi queridísimo se me arranca los viernes que nos quedamos en casa con un copazo con su lima, su tónica pija, la cucharita retorcida y sus bolillas de enebro.
Por eso me hizo tanta gracia la clase magistral sobre ginebras y tónicas que el sujeto nos metió la otra noche en aquella terraza, dando a entender que no teníamos ni puta idea de lo que era un gin tonic. Pensándolo friamente tal vez la charla iba incluída en el precio y era un discurso general, porque si no, no se explica la referencia a "Cuando vayais a Ibiza, a Pachá, os dareis cuenta..." Chaval, ¿pero tu nos has visto? Ibiza, y en concreto Pachá, con todos mis respetos está posiblemente en el penúltimo lugar de los sitios del mundo donde me iría de vacaciones. A no ser como bien apunto Pilar que vayamos dentro de treinta años con el Imserso, si es que aún existen el Imserso, los gin-tonics y Pachá.
Y es que esto de las modas es la leche. Hace un par de años, nos cocíamos a mojitos en París a las siete de la tarde por tres gordas mientras tomarte una cerveza te costaba más que el billete de avión. En la universidad, lo que molaba era el vodka con naranja y como no teníamos ni un duro, el vodka lo llevábamos en una petaca en el bolsillo de atrás del vaquero. Eso, por no hablar de aquellos mejunges con los que nos crujimos el estómago todos los que estudiamos en Salamanca (para nostálgicos, el caballo loco, el agua del nilo, las cucarachas...)
Ahora lo que mola es que en la copa floten cosas. Que si pétalos de rosa, que si rodajas de pepino, que si trocitos de fresa, que si leches en vinagre, todo para justificar la clavada que al final, lo pidas como lo pidas, te van a dar. La mayor de mi vida, sin embargo, fue precisamente con un gin-tonic en un hotel de moda en Madrid. Al tallo de la copa le habían endosado un platito con un trozo de sushi y de la copa, salía un palito con una nube de azucar de algodón como los que nos compraban en las ferias los abuelos cuando éramos críos. Eran las cuatro de la mañana de un jueves y mi estómago estaba como para comer pescado crudo. Luego, se puso peor. Cuando vi la cuenta. La broma, 27 euracos.
domingo, 24 de junio de 2012
EL PLAN B
Tengo un compañero que dedica una tarde a la semana y la cuarta parte de su sueldo a crecer personalmente con un coach. Dice que está encantado, que le ha cambiado radicalmente la vida y que desde que lo conoció, se ha replanteado su existencia y es mucho más felíz. Mosqueada, echo un vistazo a internet y me doy cuenta de que en pocos meses han desaparecido los cientos y cientos de community managers que poblaban el mundo civilizado para dar paso a estos nuevos especímenes del siglo XXI. Y como ocurrió con los anteriores, ejercen de estrellas invitadas en cualquier foro empresarial que se precie, de repente son imprescibibles para cualquier negocio que se las dé de moderno y en expansión y copan las ofertas de cursos de formación y másteres del universo.
Como casi todas estas cosas, los importamos de EEUU y ahí, la última tendencia en coach son aquellos que te llevan al límite. ¿Y cual es ese límite? El plan B.
Los americanos que son muy dados a historias de fin del mundo, desaparición de la civilización y demás, entienden que la clave del crecimiento personal podria estar en un punto de partida concreto que nace de una catástrofe previsible. Esas en las que casi todos los latinos nos negamos siquiera a imaginar por aquello del mal fario y que se resumen en tres posibilidades:
a. que haría si me quedo sin trabajo.
b. que haría si me diagnostican una enfermedad grave
c. que haría si mi pareja me abandonara.
Y aquí es donde entra el coach. Primero para ayudarte a imaginar esa situación límite que te obligue a plantearte lo que en realidad importa, el plan B. ¿Que harías con tu vida si se plantea una de estas tres situaciones límite?
Y yo no se a vosotros, pero a mí lo que me viene a la cabeza es la imagen de aquellos búnkers repletos de bidones de agua, mantas, latas de sopa campbell y máscaras antigás que muchos americanos montaron en los sótanos de su casa durante la guerra fría y que al final, no les sirvieron de nada. Porque aunque intentes planificarla, la vida siempre te paga la vuelta.
sábado, 23 de junio de 2012
APRENDER MAS QUE ELLOS
Me lo advirtieron los compañeros cuando empecé con las clases en la Universidad el curso pasado, que me cuidara de los pelotas, los jetas y los parasitos que viven del trabajo de los demás. Intenté hacerles caso, pero cuando una alumna se echó a llorar en la revisión de nota porque "esperaba haber tenido algo más que un aprobado " estuve a punto de picar, a pesar de saber que durante todo el curso no había dado un palo al agua, que los trabajos individuales presentados eran una birria y que se había fumado todas las clases prácticas que había podido. Le di vueltas y vueltas y más vueltas hasta que el jefe del departamento me obligó a firmar las actas sin remedio.
No le iría tan mal cuando este año ha repetido conmigo en otra asignatura opcional y ha calcado exactamente la misma jugada de mínimo esfuerzo. Eso si, este año sin numerito en el departamento.
Este curso, nueva asignatura (optativa, de cuarto, vocacionales absolutos) y un grupo de alumnos que parecían elegido en un casting. Han trabajado duro y bien (salvo la excepción) y he tirado a lo alto intentando redondear la nota a aquellos que lo han merecido. Entre ellos uno que pese a pinchar en una de las prácticas ha terminado el curso con sobresaliente.
El miércoles, revisión de nota. Repasamos los trabajos, le saco las cuentas y le explico que, aunque matemáticamente la nota no le de, voy a ponerle un nueve por el trabajo que ha hecho durante todo el curso. El se marcha a su casa contento y yo a la mía tranquila.
Y dos dias después recibo el siguiente correo: DUDA SOBRE LAS NOTAS
"Hola M. Soy F. Me ha surgido una pequeña duda sobre las notas. ¿Como está el tema de la matrícula de honor? Con el grupo tan reducido que somos, ¿corresponde alguna? Creo que toca una a partir de nueve.
Es simple curiosidad, por si pudiera conseguirla. Un saludo."
Lo que me lleva a pensar que si el año que soy estricta con las notas me mata la mala conciencia por haber sido demasiado dura y el año que tengo la manga ancha, les doy la mano y se toman el brazo y encima piensan que esto de las matriculas de honor se reparte a bulto como los cargos públicos cuando un partido gana las elecciones, no sería mejor sortear las notas directamente y ahorrarme examenes, tutorías y malos ratos?
Me lo advirtieron. Aquí, aprenderás tu más que ellos.
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