Al hilo del post anterior sale en una conversación entre amigos el tema de las "recaidas" y curiosamente hay quien defiende que a veces salen bien e incluso pone ejemplos de amigos y conocidos que reincidieron tras un tiempo separados y siguen juntos y felices. No puedo menos que levantar la ceja y dudar, entre otras cosas porque en esto de la reincidencia, puedo dar un master. Y es que en las dos historias importantes y pasadas de mi vida fueron en realidad, historias de recaídas.
La primera, tras más de cuatro años sin vernos, me encontré una noche de junio con el novio del instituto sentado en un bordillo a las tantas de la madrugada a las puertas de un bar. Tan guapo como siempre, tan buena persona como siempre, tan divertido como siempre, tan inteligente como siempre... La recaída se saldó con cinco años de convivencia y un piso y una perra a medias.
La segunda historia de amor de mi vida, fue una sucesión de recaídas consecutivas en las que ni siquiera me daba tiempo a curar las heridas antes de volver a la batalla con la convicción absoluta de que aquella vez saldría bien. El amor, cuando es de verdad, te vuelve ciego e idiota.
Por eso, a estas alturas de mi vida milito sin dudarlo en la panda de Santo Tomás puesto que me he convertido en una escéptica radical contra las segundas oportunidades. De las terceras, las cuartas y las quintas, ya ni hablamos. Porque la gente, aunque quiera, no cambia y porque lo que no funcionó entonces, ¿por que va a funcionar ahora?
4 comentarios:
De hecho esta comprobado que ser infiel es poseer un CI sumamente inferior a la Media Normal...
www.elrotomartillador.blogspot.com
soy como tú. no creo en las segundas partes a pesar de haber reincidido. tengo una clara tendencia a reincidir en mis errores como reza mi propio blog.
La verdad es que sí, desgraciadamente. Estos dos meses atrás me he dado cuenta que la gente no cambia, y estas dos semanas atrás me he dado cuenta que las segundas oportunidades no valen para nada...
Ahora, estoy combatiendo yo sola las heridas, que me ahogan.
Lo que ocurre es que muchas veces es más cómodo volver a lo malo conocido que arriesgarse a probar algo que encima, puede ser peor...
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