jueves, 13 de mayo de 2010

HUELLAS DE DINOSAURIOS


Buscando fotos de recurso para montar la presentación de un proyecto la semana que viene en Madrid, de repente me encuentro con lo que menos me esperaba: fotos mías, personales, de 2005 y 2006, en otras circunstancias y en otra compañía.
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Es lo malo que tienen los archivos digitales, que como no los ates cortos, se reproducen a lo loco dejando rastro allá por donde van. Confieso que al verlas (al verme, al verlo, al vernos), he tenido un punto de nostalgia en la boca del estómago. Al fin y al cabo, una no se despierta todos los días en Toledo nevado, ni desayuna en Carmona, ni busca pinturas rupestres por Albarracín o huellas de dinosaurios en Galve.
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Luego he pensado que en cinco años tampoco he cambiado tanto, es más, mirando en detalle las fotos he visto que no solo me siguen entrando los mismos vaqueros sino que me me sientan muchísimo, pero que muchísimo mejor ("a que fin", que diría mi amiga R.), jajajaja.
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Otras cosas si han cambiado, claro. Tengo un trabajo infinitamente mejor, que me da muchos más quebraderos de cabeza pero también muchas más satisfacciones. Tengo claras mis prioridades, mis principios y mis valores. Tengo también una vida más apacible, más dulce y tranquila. Y tengo a FHMP que se despierta a mi lado cada mañana. Y quiero creer que también lo tengo a él, una vez salvados los restos del naufragio, como amigo.
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¿Que si echo algo de menos? Hmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm ¿quien no echaría de menos levantarse una mañana cualquiera y que hubiera nevado en Toledo?



1 comentario:

Urkatu dijo...

La nostalgia siempre forma parte de nosotros. Las vivencias que llegan a su fin y permanecen en la memoria. Lo mejor de ello, es saber quedarse con lo mejor y no echarlo de menos...

Que nieve en Toledo, :-) pero moderado que luego son mas quebraderos de cabeza que nada.

Un saludo.