Cuarenta minutos y un cambio de ordenador me costó anoche entrar de nuevo en el msn para ver a mi sobrinete. ¡Con lo que yo he sido y la de horas que le he echado el messenger hace unos años!!! El caso es que mientras intentaba conectar la cam y no había manera, cambiaba al otro ordenador y no me pillaba la 3G, contestaba al teléfono para escuchar a mi hermano decir que ellos sí, ellos sí me oían jurar en arameo y que incluso habían llegado a verme, pensaba en lo fácilmente que los humanos (o al menos yo) nos enganchamos a algo y pensamos que no podemos vivir sin utilizarlo, hasta que de repente, algo cambia y no pasa nada.
Me pasó con el msn, me pasó con la batidora de la leche para el capuccino, con los dominicales de los periódicos y con la blackberry. Enganchada hasta el punto de pasarlo fatal si un día no podía hablar con la gente, si tenía que tomarme la leche sin batir o si me quedaba sin batería en la BB (un buen amigo llegó incluso a regalarme un libro de cachodeo sobre el tema "¿Quien se ha llevado mi Blackberry?"). Hasta que un día llegó mi queridísimo y apagué el ordenador, nos fuimos a Londres y cambié el café por el té... y así con tantas y tantas cosas (el enganche al móvil, aunque ya lo haya cambiado por un Iphone, lo mantengo).
Me pasa ahora con youkioske, con la tienda virtual de ZARA y con los outlets se ropa en internet. Los miro cada mañana, como una especie de ritual, aunque pocas veces compro algo y cuando algo me gusta, pasa como con los billetes de Ryanair, que lo que quieres, lo que te interesa, nunca está.
¿Os ocurre a vosotros? ¿Os enganchais a algo como si os fuera la vida en ello para que, de repente y cuando menos te lo esperas, pierdes el interés sin más?