domingo, 24 de junio de 2012

EL PLAN B




Tengo un compañero que dedica una tarde a la semana y la cuarta parte de su sueldo a crecer personalmente con un coach. Dice que está encantado, que le ha cambiado radicalmente la vida y que desde que lo conoció, se ha replanteado su existencia y es mucho más felíz. Mosqueada, echo un vistazo a internet y me doy cuenta de que en pocos meses han desaparecido los cientos y cientos de community managers que poblaban el mundo civilizado para dar paso a estos nuevos especímenes del siglo XXI. Y como ocurrió con los anteriores, ejercen de estrellas invitadas en cualquier foro empresarial que se precie, de repente son imprescibibles para cualquier negocio que se las dé de moderno y en expansión y copan las ofertas de cursos de formación y másteres del universo.

Como casi todas estas cosas, los importamos de EEUU y ahí, la última tendencia en coach son aquellos que te llevan al límite. ¿Y cual es ese límite? El plan B.

Los americanos que son muy dados a historias de fin del mundo, desaparición de la civilización y demás, entienden que la clave del crecimiento personal podria estar en un punto de partida concreto que nace de una catástrofe previsible. Esas en las que casi todos los latinos nos negamos siquiera a imaginar por aquello del mal fario y que se resumen en tres posibilidades:

a. que haría si me quedo sin trabajo.
b. que haría si me diagnostican una enfermedad grave
c. que haría si mi pareja me abandonara.

Y aquí es donde entra el coach. Primero para ayudarte a imaginar esa situación límite que te obligue a plantearte lo que en realidad importa, el plan B. ¿Que harías con tu vida si se plantea una de estas tres situaciones límite?

Y yo no se a vosotros, pero a mí lo que me viene a la cabeza es la imagen de aquellos búnkers repletos de bidones de agua, mantas, latas de sopa campbell y máscaras antigás que muchos americanos montaron en los sótanos de su casa durante la guerra fría y que al final, no les sirvieron de nada. Porque aunque intentes planificarla, la vida siempre te paga la vuelta.

sábado, 23 de junio de 2012

APRENDER MAS QUE ELLOS





Me lo advirtieron los compañeros cuando empecé con las clases en la Universidad el curso pasado, que me cuidara de los pelotas, los jetas y los parasitos que viven del trabajo de los demás. Intenté hacerles caso, pero cuando una alumna se echó a llorar en la revisión de nota porque "esperaba haber tenido algo más que un aprobado " estuve a punto de picar, a pesar de saber que durante todo el curso no había dado un palo al agua, que los trabajos individuales presentados eran una birria y que se había fumado todas las clases prácticas que había podido. Le di vueltas y vueltas y más vueltas hasta que el jefe del departamento me obligó a firmar las actas sin remedio.

No le iría tan mal cuando este año ha repetido conmigo en otra asignatura opcional y ha calcado exactamente la misma jugada de mínimo esfuerzo. Eso si, este año sin numerito en el departamento.

Este curso, nueva asignatura (optativa, de cuarto, vocacionales absolutos) y un grupo de alumnos que parecían elegido en un casting. Han trabajado duro y bien (salvo la excepción) y he tirado a lo alto intentando redondear la nota a aquellos que lo han merecido. Entre ellos uno  que pese a pinchar en una de las prácticas ha terminado el curso con sobresaliente.

El miércoles, revisión de nota. Repasamos los trabajos, le saco las cuentas y le explico que, aunque matemáticamente la nota no le de, voy a ponerle un nueve por el trabajo que ha hecho durante todo el curso. El se marcha a su casa contento y yo a la mía tranquila.

Y dos dias después recibo el siguiente correo: DUDA SOBRE LAS NOTAS

"Hola M. Soy F. Me ha surgido una pequeña duda sobre las notas. ¿Como está el tema de la matrícula de honor? Con el grupo tan reducido que somos, ¿corresponde alguna? Creo que toca una a partir de nueve.

Es simple curiosidad, por si pudiera conseguirla. Un saludo."

Lo que me lleva a pensar que si el año que soy estricta con las notas me mata la mala conciencia por haber sido demasiado dura y el año que tengo la manga ancha, les doy la mano y se toman el brazo y encima piensan que esto de las matriculas de honor se reparte a bulto como los cargos públicos cuando un partido gana las elecciones, no sería mejor sortear las notas directamente y ahorrarme examenes, tutorías y malos ratos?

Me lo advirtieron. Aquí, aprenderás tu más que ellos.

miércoles, 13 de junio de 2012

EL RIESGO DE SABER


(O  ahora que estamos en Selectividad, el mito de la caverna versión casera)



Siempre he pensado que hay cosas de las que es mejor no enterarse, que a veces, la ignorancia es lo que garantiza la felicidad y que el conocimiento, lejos de hecernos más libres nos cubre de cadenas. A veces.

Un ejemplo. El perro de mi hermano es incapaz de cruzar el seto de casa de mis padres. Por su embergadura podría saltarlo sin problemas y salir a explorar el mundo, pero el animal, que nunca se ha cuestionado que puede haber el otro lado, vive feliz corriendo entre los árboles que conoce y ladrando a los coches que pasan al otro lado de la puerta. Mientras, mi perra sufre desde el mismo momento en que la encontramos ataques de libertad incontrolables en los que no hay verja ni correa que se ponga por delante si quiere largarse a vivir la vida. Es tan lista que aprendió a soltar el arnés frotándose contra el bordillo del empedrado del patio. Desaparece un tiempo y vuelve, hecha un desastre, con las orejas gachas y la certeza de la  bronca que le espera. Y a pesar de todo, a la que puede, repite.

¿Es felíz Quei que vive en un mundo limitado sin plantearse siquiera la posibilidad de una vida distinta? ¿O lo es más Yuri en la montaña rusa de la emoción de aprovechar el momento y explorar las posibilidades que le esperan fuera?

Los humanos somos igual. Hay quien prefiere quedarse en el corralito de la seguridad y quien lanzarse a la aventura cada vez que la vida le pone una oportunidad por delante. Y algunos incluso, aprenden que a veces más vale quedarse en territorio conocido, pero que otras veces, un salto a tiempo puede cambiarte la vida.
La cuestión es, ¿cuando saltar?

PD. ¿que pasó al final con el hombre? ¿Volvío a la caverna?