miércoles, 13 de junio de 2012

EL RIESGO DE SABER


(O  ahora que estamos en Selectividad, el mito de la caverna versión casera)



Siempre he pensado que hay cosas de las que es mejor no enterarse, que a veces, la ignorancia es lo que garantiza la felicidad y que el conocimiento, lejos de hecernos más libres nos cubre de cadenas. A veces.

Un ejemplo. El perro de mi hermano es incapaz de cruzar el seto de casa de mis padres. Por su embergadura podría saltarlo sin problemas y salir a explorar el mundo, pero el animal, que nunca se ha cuestionado que puede haber el otro lado, vive feliz corriendo entre los árboles que conoce y ladrando a los coches que pasan al otro lado de la puerta. Mientras, mi perra sufre desde el mismo momento en que la encontramos ataques de libertad incontrolables en los que no hay verja ni correa que se ponga por delante si quiere largarse a vivir la vida. Es tan lista que aprendió a soltar el arnés frotándose contra el bordillo del empedrado del patio. Desaparece un tiempo y vuelve, hecha un desastre, con las orejas gachas y la certeza de la  bronca que le espera. Y a pesar de todo, a la que puede, repite.

¿Es felíz Quei que vive en un mundo limitado sin plantearse siquiera la posibilidad de una vida distinta? ¿O lo es más Yuri en la montaña rusa de la emoción de aprovechar el momento y explorar las posibilidades que le esperan fuera?

Los humanos somos igual. Hay quien prefiere quedarse en el corralito de la seguridad y quien lanzarse a la aventura cada vez que la vida le pone una oportunidad por delante. Y algunos incluso, aprenden que a veces más vale quedarse en territorio conocido, pero que otras veces, un salto a tiempo puede cambiarte la vida.
La cuestión es, ¿cuando saltar?

PD. ¿que pasó al final con el hombre? ¿Volvío a la caverna?



2 comentarios:

Naar dijo...

es aquello de lo malo conocido o lo bueno por conocer. A veces merece la pena arriesgarse. Creo que va un poco en la naturaleza de cada uno.

Labegue dijo...

La diferencia con los perros es que probablemente, tu perra no se plantea mucho las consecuencias de sus huidas, y los humanos sí lo hacemos, aunque luego nuestros actos no se correspondan con lo deducido del planteamiento.

pd.- a mí me cayó Platón en la selectividad, saqué un 7 y pico y no me acuerdo de nada.