jueves, 29 de diciembre de 2011

UN SERMÓN SOBRE PATRIMONIO.


En Sobrarbe, entre L´Ainsa y Campo, a los pies de la Peña Montañesa, está la iglesia románica de San Juan de Toledo de Lanata. Dentro, pinturas del siglo XVI que muestran un infierno terrorífico y una pila bautismal policromada, curiosísima, que reproduce en forma de pequeños rostros las almas salvadas gracias al bautismo. Lo se porque la he visto en foto. Y es que a pesar de haber ido seis o siete veces de propio hasta la iglesia, nunca he conseguido encontrarla abierta. Primero porque la llave la tenían los dueños de la pardina en cuyas tierras está construida. Luego, porque la comarca se encargó de abrirla pero solo a visitas concertadas y con un grupo mínimo de nosecuantas personas. La tercera vez porque solo se enseñaba en agosto. La cuarta porque ese día, la guia estaba de viaje...

Yo, tozuda como soy, insisto todos los años y estoy segura de que algún día conseguiré llegar a verla.

Me ocurre lo mismo con la iglesia de San Juan de Uncastillo. Guarda dentro pinturas murales del siglo XIII que cuentan las peregrinaciones jacobeas de la época. O eso creo, porque tras varios intentos fallidos, tampoco he conseguido verla. Sigo insistiendo, claro. Y en los hoteles de la zona, me tratan ya como si fuera de la familia.

Cuento esto al hilo del robo en un pueblo de Burgos, Baños de Valdearados, de unos valiosísimos mosaicos romanos que, según acabo de leer, estaban a las afueras del pueblo, en un recinto cerrado por vigas de madera pero que permitía ver los mosaicos desde fuera. Si alquien estaba interesado, llamaba a un móvil y alguien del pueblo, acudía a abrir. Los últimos llamaron el 6 de diciembre y desde entonces, nadie se había acercado a vigilar los mosaicos. Además del robo en si, parece ser que los ladrones han destrozado el trozo de mosaico que no les interesaba llevarse...

El caso es que tras este robo, el debate sobre la preservación del patrimonio vuelve a las portadas. ¿Deben permanecer estas piezas en su enclave original, respetando el lugar para el fueron creadas y favorecer así el posible turismo cultural en estas zonas o bien deberían estar en un museo resguardadas y al alcance un público potencial mucho mayor?

En los años 70 y 80 sufrimos en Aragón, pero también en Navarra y Castilla León entre otras, las correrías del ladrón Erik el Belga. Compinchado con delincuentes comunes se aprovechó de la falta de protección de las iglesias rurales y protagonizó una serie de robos míticos. Aquí, duele sobre todo el desastre de la Silla de San Ramón, el mueble románico de madera más antiguo conservado que robó en Roda de Isábena y vendió a pedazos. A fecha de hoy, solo una parte ha podido recuperarse y se muestra en una estructura de metacrilato.


¿Habría estado la silla más segura en el Museo Arqueológico Nacional o cualquier museo decente? Seguro. ¿Es vergonzoso que en Aragón no tengamos ni un solo museo donde se muestren las piezas que cuentan nuestra historia, mientras se dedican a construir edificios catastróficos (Pablo Serrano) que además están vacíos? Sin duda. ¿Tienen razón los alcaldes de los pueblos que defienden el atractivo turístico de ese patrimonio? Si, pero...

El MNAC, en Barcelona, es un referente internacional en pintura románica. A pincipios del siglo XX, cuando aquí los curas andaban vendiendo vírgenes del siglo XII y tablas góticas a cualquiera, los catalanes descubrieron el valor de su patrimonio e iniciaron un proceso de rescate de sus pinturas murales más valiosas que, si no hubiera sido por ellos, estarían ahora como las de San Baudelio de Berlanga repartidas entre Boston, Cincinnati, Indianápolis y The Cloisters, en Nueva York.

Las pinturas están a buen recaudo en Montjuic, en Barcelona y cada año, centenares de miles de personas las disfrutan. En el valle de Aran, una reproducción permite hacerse a la idea de como eran en su lugar original. En Taull he estado un par de veces. Al MNAC vuelvo cada pocos meses.



 Esta mañana un buen amigo me preguntaba que había hecho si me hubieran tocado un par de millones de euros en la lotería. ¿Acaso no lo sabes? Haría, como seguro que adivinas, lo que más me gusta en este mundo, tirar de mochila y guía y seguir intentando que me abran las iglesias. Pero a pesar de todo sigo pensando que tener ciertas piezas sin protección en un pueblo de 400 habitantes a 80 kilómetros de Burgos es una irresponsabilidad dificil de justificar. ¿O no?

¿Que pensais vosotros?


martes, 20 de diciembre de 2011

MARIANO NO ME HA LLAMADO

Las 18.22 y Mariano no me ha llamado...
Leo en Twitter que igual lo que utiliza es el WhatsApp.
¿Se lo estará pensando? ¿Me habrán hecho la cama? ¿Que voy a hacer si me llama? ¿Que voy a hacer si no? ¿Y si llamo a Viri?...

Cachondeos aparte, a estas horas más de uno tiene que estar de los nervios. Y más de dos, estarán hechos un trapo mañana. Es lo que tiene la política, demasiados equilibrios al límite, demasiados favores pagados, tantos futuros pendientes de una decisión. Dicen que el que se dedica a la política lo hace por vocación. Yo no lo dudo. Tragar carros y carretas, vivir pendiente de movimientos de fichas, temiendo siempre la estocada por la espalda, esperar continuamente que suene el teléfono para bien o para mal.

Son las 18.30 y Mariano no me ha llamado...

jueves, 15 de diciembre de 2011

VANIDADES




Mis alumnos en la Universidad han editado un calendario en bolas. Bueno, mejor dicho, mis alumnas, porque de ellos, en realidad, solo aparecen dos y ambos vestidos. Ayer me lo ofrecieron orgullosísimos al terminar la clase y yo, en mis 40 solo pude pensar...  ay, si fuerais hijas mías!!!

Han tirado 500 ejemplares que piensan vender en el campus y con la recaudación, irse de viaje de fin de curso a Cuba. Teniendo en cuenta que les han costado 3€ unidad, aún en el caso de que los vendieran todos, con los 1000€ de beneficio no pagan ni el bus hasta Barajas, lo que me lleva a pensar que lo del viaje, es la excusa.

Hace un par de semana, estuve haciéndome unas fotos en un estudio profesional para una campaña de publicidad del trabajo. Llegué a las cinco de la tarde, me pegué una hora en maquillaje, dos haciendo posturitas bajo un montón de focos y otra más quitándome la pintura que me habían puesto en la cara. El físico nunca ha sido mi punto fuerte, pero gracias a Dios tampoco he necesitado nunca vivir de eso. La cuestión es que en una pausa de la sesión, el fotógrafo, conocido y reconocido profesional del gremio me enseño algunas de sus campañas, antes.... y después del Photoshop. Impresionante. Visto lo que ví comprendí perfectamente a la Preysler, la duquesa de Alba y a cualquier famosilla que se vea por la mañana en la portada del Hola o en una campaña de publicidad. Como esos probadores con el espejo trucado de H&M, pero a lo bestia. Es, con toda seguridad, muchísimo más adictivo que cualquier droga legal o no.

Le rogué al fotógrafo que me hiciera de todo. En la foto, claro. Que me quitara arrugas, quilos y ojeras y  me pusiera pestañas, pómulos y cintura. Y se negó en redondo con el argumento de que la mía era una foto profesional y que a mi, salta a la vista, no me pagan por mi imagen. Insistí, claro, que me daba igual que no me conociera ni mi madre. Y ni puto caso.

Y la cuestión es que hasta que no lo he probado, no me he dado cuenta de verdad del mal que hacen todas esas campañas de publicidad y esas revistas con las fotos retocadas, como nos hacen creer que esa gente perfecta, de verdad existe. Y es curioso, porque en realidad, lo veo cada día en los pasillos en el trabajo, cuando las visitas se cruzan con algún presentador de televísión y el comentario, siempre es el mismo: "Que menuda es, en la tele parece más guapo, yo pensaba que..." Es la magia de la imagen. El truco del las luces que queman para difuminar las arrugas, los encuadres, los colores y para rematar, el photoshop.

Cuando yo tenía 20 años nos bañábamos desnudas en el río y hacíamos topless en la playa, pero lo que molaba no era salir en bolas sino lucir camisetas del Che Guevara y botas de militar. Claro que entonces, el photoshop tampoco existia.

Para aquellas que me leen, ¿saldríais en bolas en un calendario si tuvierais de nuevo 20 años y volvierais a la universidad?

DE VUELTA, DE NUEVO.


Buenas!

Si, se que han pasado dos meses sin que haya asomado las orejas por aquí y aunque podría alegar exceso de trabajo o falta de historias que contar, la verdad, la pura verdad, es que han pasado tantas cosas que he sido incapaz de sentarme a escribirlas. Algunas porque son demasiado personales, otras porque tendrían efectos colaterales que no me apetece provocar ahora y unas cuantas porque afectan a personas con cierta relevancia pública y al final, como suele decirse, si algo no quieres que se sepa, ni lo pienses. Y ese sí que es un consejo que últimamente sigo al pie de la letra, no solo por la cuenta que me trae sino porque en los últimos meses he visto demasiadas cosas raras sucediendo a mi alrededor.

En fin, que como siempre contaré lo que pueda o quiera y me quedará, como siempre, la duda de si no sería mejor abrir un nuevo blog, anónimo de verdad, donde contar las cosas que sí están pasando o aquello que sí estoy pensando...

domingo, 16 de octubre de 2011

LLEGAR A PUERTO


Lo bueno que tiene tener un pasado es que uno/a algunas cosas aprende. Yo, por ejemplo, lo se casi todo de Start Wars y sobre licitación de obra pública y día a día me hago un máster en derecho mercantil y fiscal que digo yo que para algo me servirá en esta vida. Todo ello gracias a mis dos queridísimos ex y al actual hombre de mi vida, que espero lo sea para siempre.

Llegados a este punto, los que me conocen bien, habrán dado un salto en la silla. "Espero lo sea para siempre". Pues si. Es lo que hay. Y es que hace apenas diez o doce días, de vuelta de un fin de semana dedicados a la vendimia en la viña de mi señor padre, me sorprendí diciendolé a mi queridísimo que cuando nos jubiláramos, nos iríamos a vivir ahí y nos dedicaríamos a la agricultura creativa. El, que es un sol, dijo "vale".

Y puede parecer una chorrada, pero es la primera vez que me pasa. La primera vez en mi vida que pienso donde y con quien estaré dentro de 40 años y no me entran sudores fríos. También es cierto que la situación, estos dos últimos meses es un poco rara y no soy la de siempre.

La cuestión es que desde la vuelta de vacaciones, la vida laboral se me ha complicado muchísimo tanto en mi trabajo como en la universidad.  He asumido nuevas responsabilidades que me mantienen en un estado de tensión permanente, que, aunque me joda reconocerlo, me está empezando a pasar factura física. Siempre alerta, siempre corriendo, siempre con sueño y siempre cansada. De ahí también que lleve casi un mes sin tiempo para actualizar este blog.

No me quejo. Estoy donde estoy porque yo solita y conscientemente me he metido en el charco. A pesar del esfuerzo añadido, me gusta lo que hago, me gusta trabajar bajo presión y me gusta la sensación física de meterme en la cama por la noche y sentir como el cuerpo se desmadeja y cada músculo busca su propio sitio para relajarse y descansar. Me recuerda a aquella sensación, al volver a casa después de una noche de juerga, en invierno, helada de frío y con los pies destrozados por los tacones, cuando llegabas a casa y seguías paso a paso el ritual de limpiarte la cara y cepillarte los dientes, retrasando conscientemente el momento de placer intenso de meterte en la cama tan limpia y calentita.

Lo bueno, es que ahora además, cuando llego a casa muerta, él me está esperando. Y me escucha y me arropa y me consuela. Me quiere, me cuida y sobre todo me apoya en esta fase demencial que gracias a Dios tiene fecha de caducidad. Sin dudar ni un momento, sin condiciones ni reproches. El está ahí.  Y lo mejor de todo es que en su pasado, hay una exnovia  fisioterapeuta que le enseñó a dar masajes en la espalda. Con estas prestaciones, ¿como no voy a querer que sea para siempre el hombre de mi vida?


PD.  Como la vida es tan puñetera, doy por hecho que en algún momento tendré que tragarme esta entrada. Espero que sea con buen humor y que no me duela demasiado, pero en cualquier caso, esta sensación tan rara y que nunca había sentido de haber llegado a puerto, ya no me la va a quitar nadie.

viernes, 23 de septiembre de 2011

UN TIMO



Uno de los trabajos más jodidos del mundo es ser jefe. Te pagan por tomar decisiones y por asumir sus consecuencias. Casi siempre las malas, porque las buenas, nunca las reconocen.

Lo mismo pasa en la vida. Recuerdo que hace años, en el colegio, una monja algo progre se desmarcó de la lista de pecados capitales que repasábamos cada curso y se soltó la melena contándonos que el mayor regalo que Dios nos había hecho a los hombres era el Libre Albedrío. La capacidad de decidir. La libertad para cagarla. Allá vosotros con las consecuencias de vuestros actos que, al fin y al cabo, decidís libremente.

Ahora que soy mayor y me he dado varias hostias en esta vida puedo decir con conocimiento de causa que nos timaron. DIOS NOS TIMÓ. En serio. Como cuando te compras unos zapatos fantásticos con un descuento brutal, crees que has hecho la compra de tu vida y al ponertelos, el primer día, descubres que no los aguantas más de diez minutos. Tuya ha sido la decisión de comprarlos, tuya la de ponértelos, pero no contabas con el capullo que diseñó un tacón pensado para machacar los dedos a los veinte pasos ni con el concejal de urbanismo que decidió poner esas baldosas llenas de agujeros en toda la ciudad.

Lo mismo pasa con el libre albedrío. Estaría genial si uno tomara sus decisiones y apechugara con ellas. El problema es que nunca estamos solos. Vivimos enredados en una especie de tela de araña formada por las decisiones de cientos de personas que viven a nuestro alrededor o incluso ni siquiera eso, decisiones tomadas a miles de kilómetros que nos afectan directamente. Por eso la libertad es un cuento. Porque siempre hay variables predetermindas, condicionantes y agentes externos que perturban las consecuencias de nuestras decisiones. A veces, ni siquiera nos dejan decidir y son otros o la vida misma la que decide por nosotros.

En fin, que he tenido un muy mal día y con vosotros puedo desahogarme. Se nota, no?

A pesar de todo, sigo pensando que la vida es estupenda y que Dios, al fin y al cabo, excepto estos pequeños descuidos, lo hizo francamente bien. ;)

domingo, 11 de septiembre de 2011

"Ellos buscan ser el primero y nosotras, que él sea el último"



"Ellos buscan ser el primero y nosotras, que él sea el último."

La cita la sacaba anoche mi amiga A. en una cena estupenda en la terraza de P.y J. y como no era cuestión de hacer sobre la marcha una encuesta entre los que estábamos ahí, me traje el tema a casa. 

¿Buscan ellos ser el primero? A nuestra edad, no lo creo. Entre otras cosas porque el que a los 40 (hombre, mujer, o lo que sea), no tenga un cierto currículum sentimental, chungo. ¿O no sería como para salir corriendo un tipo que a  una edad razonable no hubiera estado con nadie? Ufffffff, que pereza solo pensarlo....  ¿Que ha hecho este tío los útlimos 20 años? ¿Va a tener que empezar a aprender ahora? Mejor que no.... . En el caso de las mujeres ocurre lo mismo. Otra cosa es, claro, cuando uno tiene 18.

Tengo un amigo al que su pareja dejó con la frase "No puedo asumir tu pasado". Otros, sin embargo, entienden que cuando una historia empieza, el contador se pone a cero y que nada importa lo que hubo antes. Supongo que el error de mi amigo fue contarle todo a alguien con unas miras tan estrechas sobre la libertad de los demás y que se atribuyó el derecho a juzgarle. Él sale desde hace meses con una mujer estupenda y ella ha desaparecido de nuestro mapa. Gracias a Dios.

¿Importa tanto llegar el primero a la vida de alguien? ¿O es mejor llegar en el momento preciso? ¿Hay incluso posibilidad de pasar varias veces por un mismo lugar?

Esta última es una cuestión curiosa que siempre me ha fascinado. Como personas que se conocen de siempre, que posiblemente incluso hayan sido amigos, de repente, después de muchos años, se enamoran perdidamente. Y son historias que suelen salir bien, lo que refuerza mi teoría de que esto del amor debe manejarlo una especie de titiritero bromista que nos manipula a su antojo. Aunque a veces se apiade de nosotros y nos premie con un pleno al quince.

Así que dado el buen resultado de la encuesta sobre polvos campestres, vuelvo a la carga con una pregunta para ellos. ¿Que es en realidad lo que quereis????

miércoles, 31 de agosto de 2011

POLVOS CAMPESTRES II


Mmmmmmmmm.
A ver como lo digo.
Después de colgar es post anterior me he quedado pensando en que igual esto de los polvos campestres es solo cosa mía y de la alcaldesa belga y que no es algo que se practique por ahí....
Por favor, si alguien está en este bando, puede contarlo en los comentarios? Sin nombre, sin detalles, solo un YO TAMBIEN.

Gracias.

POLVOS CAMPESTRES




Si no quieres que te pillen, no lo hagas. Lo decía mi abuela, y eso que ella era de una generación a la que el teléfono le pilló ya sin ganas de nada. ¿Que diría ahora con los móviles, las cámaras digitales, internet y demás? Ufff, me lo puedo imaginar.

Lo pensaba esta mañana mientras veía el famoso vídeo de la alcaldesa belga en la torre del palacio de Olite. Muy bien elegido, por cierto señora, porque es un sitio muy romántico si vas con la persona adecuada. La faena, que el arranque de pasión te de en lo alto de la torre y que haya alguien enfrente grabando la función. Y que lo cuelgue en Youtube. Y que alguien te reconozca. Y que encima, tengas un cargo público y cualquiera pueda ponerte cara y nombre. Y que los periódicos lo recojan...

Le pregunto a mi queridísimo y me dice que en España  practicar sexo en público no es delito siempre que no haya niños delante. Tampoco lo es (esto lo manejamos más que bien en los medios) que alguien te grabe si estás en un lugar público. ¿Y quien, a ver, no ha sacado los pies alguna vez del tiesto? Posiblemente no en lo alto de la torre del castillo de Olite, pero el que no sonría recordando ahora un banco en un parque, ese alto en el camino o una playa cualquiera, que tire la primera piedra. De hecho, la afición al sexo al aire libre es tal que una vez, comprando una botas de montaña en Forum, encontré en la sección de guías de montaña una titulada así: "Polvos campestres". Estuve idiota y no llegué a comprarla. Lástima...

La cuestión es que todos mis polvos campestres los recuerdo como una fiesta. Con risas, con cachondeo, con complicidad. Con ese punto gamberro que alcanzas con personas con las que te entiendes de verdad, a las que deseas de verdad. Con muchos besos antes y todavía más después. Nada que ver con la cara de ella en el vídeo al terminar. Nada que ver con la actitud de el tras subirse la cremallera. Que una cosa es disimular y otra, eso.  ¡Que polvo más triste, Dios mío! Y encima, que te graben. Y es que puestos a que lo vea todo el mundo, que menos, que hubiera sido glorioso.


PD. Si animados por el ejemplo decidís ir a Olite a practicar, elegid bien el hotel...

martes, 30 de agosto de 2011

MAS BARCOS




- ¿Pero tú que quieres? Porque no es lo mismo un crucero de a 600€ que un yate privado o una barca a remos.
- Bueno, lo que importa es disfrutar en el viaje, ¿no?
- Ja. Eso era a los veinte, cuando tenías la Armada inglesa para elegir, pero a los cuarenta...
- A los cuarenta, nada. Además, no son los mismos mis cuarenta que los tuyos.
- Ah, ¿no?
- No. Hay quien a los cuarenta aún no se ha embarcado nunca y quien ha naufragado ya tres veces.
- Bueno, pero sea como sea, lo que importa es que la barca sea de fiar
- De eso nada. Hay quien lleva toda la vida en un transatlántico y se muere por la emoción de unos rápidos en el río.
- Pues también es verdad.
- Gracias a Dios, el mundo está lleno de barcos.
- Pues eso.
- Pues eso.

jueves, 25 de agosto de 2011

SUBIR AL BARCO




Como era de prever, los habituales se han quejado amargamente por mi "visión agria y muy poco romántica" de esto del amor. ¡Que leches! Pero si yo soy la primera que he tenido grandes travesías y naufragios muy jodidos! Y a pesar de todo, soy la primera en subir al barco y sin preguntar ni hacia donde va!!!

Pero una cosa no quita la otra y sigo pensando que las relaciones son como firmar un contrato en blanco, jugar a la ruleta rusa o lanzarse a un descenso de cañones sin chaleco salvavidas y que muchas veces el amor necesita un ejercicio de fe mayor que creer la multiplicación de los panes y los peces.

Crees. Confías. Esperas. Que la persona que tienes al lado te cuide y se preocupe por ti. Que te acompañe en los buenos y en los malos momentos. Que quiera lo mismo que quieres tú. Que te apoye en tus decisiones. Que respete las que no comparta. Que te desee y te mire siempre como te mira ahora. Que nunca te mienta. Que no te engañe. Que te quiera siempre, aunque sepas que siempre es tanto tiempo que tú mismo te agobias al pensarlo... ¿no es eso un ejercicio de fe mayor que el que exige pensar cualquiera de los milagros que recogen los evangelios?

Y a pesar de todo, estamos deseando creer. Locos por ponernos en manos de alguien. Esperando que el amor nos cambie la vida. Y a veces pasa. Muchas veces pasa. Y luego dicen que hay crisis de fe.

martes, 23 de agosto de 2011

VER EL PARTENON


- ¿Que tal? ¿Como han ido las vacaciones?
- Bueno, me he divorciado.
- Coññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññññño

Conversación verídica de esta mañana. Aún lo estoy terminando de masticar. 3.000 euros y un mes y ventilado el asunto (por cierto, no quiero hacer proselitismo, pero un argumento más a favor de mi oposicion al matrimonio. Aquí te cobran por todo). Lo demás, lo habitual en estas situaciones, una parte más jodida que la otra, un reparto chungo para todos y volver a empezar de cero a los 40. Un poco de vértigo sí da, no?

A veces pienso que esto del amor es como un viaje organizado:

- Oiga, yo quiero ver el Partenón.
- Si, pero para ver el Partenón, tiene que comprar el paquete completo. Crucerito por Grecia, excursiones no incluídas, cena con el capitán y baile del sirtaki.
- No, pero que yo solo quiero ver el Partenón.
- Pues es lo que hay.

O lo tomas, o lo dejas. Que luego, además, el Partenón te parezca un truño conforme te acercas, ya es cosa tuya. Pero mientras, has cargado con todo lo demás. Con el crucero, con el sirtaki y la mitad de las veces, hasta con la suegra del capitán. Y encima, pagando por adelantado y confiando en que el Partenón que te llevan a ver es el que de verdad te han prometido y no el de cartón piedra que hay en las Vegas.

Y no podría ser que tu fueras, miraras el Partenón un rato, y cuando te cansaras te fueras a ver otra cosa? Pues no, pedazo de egoista, me dirán muchos (casi todos). El amor es dar y arriesgar, y tener fe y pensar que lo vas a pasar de miedo en un crucero que no tienes ni puñetera idea de por donde te va a llevar y que además, te asegura el folleto que te va a durar toda la vida, aunque lo normal es que te deje tirado en cualquier isla de mierda en medio del Adríatico. Y sin Sawyer esperándote en la playa para alegrarte el ojillo.

Y a pesar de todos, ahí que vamos todos. Dándonos de leches por subirnos al barco. Los humanos somos gente muy rara.

lunes, 22 de agosto de 2011

DE VUELTA


Cuarenta grados a la sombra, la cita para una mamografía y el anuncio de una nueva campaña electoral me estaban esperando a la vuelta de las vacaciones. Y a pesar de todo, yo encantada de volver a la vida real. Y no porque las vacaciones hayan sido malas (al contrario, espectaculares), sino porque me gusta mucho, muchísimo, septiembre, el otoño y esta época de vuelta a la normalidad.

Hay quien arranca el año en enero. El  mío empieza siempre en septiembre. Mes de cambios, de estrenos, de buenos y malos propósitos. Es el mes de hacer planes, de cambiar los muebles de sitio y de prepararse para el invierno. Es tiempo de salir al monte, de viajar sin calores ni agobios y de estrenar nuevos retos.

¿Que está haciendo ahora el calor que no ha hecho en todo el verano? Bueno, así apetece más el aire acondicionado del curro. ¿Que el salud me cita para mi primera mamografía? Bueno, eso es que ya he pasado de chica a señora estupenda y puedo comprarme bolsos buenos sin que me queme la conciencia. ¿Que volvermos con elecciones de nuevo en noviembre? ¿Que más quiere un periodista que tute y tute a lo bestia? Pues eso.

A esta vuelta solo le pongo un pero. Esta mañana mi queridísimo ha liquidado su barba veraniega. Y con ella han desaparecido la camiseta de los bomberos de Nueva York, el moreno en la naríz y esa cara de vacaciones que me gusta tanto verle. Ha sido ponerse el traje de faena y volver de golpe y porrazo a la vida normal, a comer cada uno por su lado, a despedirnos de las siestas, a no vernos en todo el día...

Pensándolo friamente, esa parece ser la receta para una relación ideal. Verse poco para echarse de menos y aguantar más. Las estadísticas lo confirman. Es tras las vacaciones cuando más parejas se rompen y sin embargo, en mi caso parece ser al revés.   Por si acaso, tocaremos madera. En fin, bienvenidos de nuevo al mundo real.


PD. Entre mis propósitos, ser constante y responsable con el blog. A ver cuanto me dura....

martes, 26 de julio de 2011

INSTITUTO MARIANO DE PENSILVANIA



Los periodistas tenemos una serie de chistes, comunes en toda la profesión, sobre las encuestas absurdas con las que, por otra parte, llenamos programas y páginas cuando llega el verano. Las favoritas, además de las electorales, claro, las relacionadas con la cerveza y el sexo. De estas últimas es la que publica el Instituto Kinsey de Investigación en Sexo, Género y Reproducción de la Universidad de Indiana (EEUU), que debe ser algo así como el Instituto Mariano de Pensilvania que es el que sale en los chistes.

El caso es que según este presunto estudio realizado entre más de mil parejas con 25 años de vida en común y de varios países, pasados los 50, ellas quieren sexo salvaje y ellos, mimos. Si, mimos. Abrazos, caricias, masajes... y poco meneo. O sea, la imagen habitual de la señora aburrida de su marido y el marido buscando fuera a la treinteañera, a hacer puñetas. A no ser, claro está, que la encuesta se haya ceñido estrictamente al hogar conyugal y el marido quiera mimos porque el sexo lo tenga fuera y la mujer quiera sexo precisamente porque es lo que le falta. ¿Que es una interpretación muy retorcida? Pues igual. ¿Que todo el mundo miente en las encuestas? Pues seguro. ¿Que esto suena un poco raro? Sin duda.

Mi madre se caso a los 23 y nueve meses después, nací yo. Mi padre fue su único novio y aunque nunca se lo he preguntado, supongo que se casó virgen. El dia de su boda mi padre tenía 25 años y unos cuantos noviazgos de prueba en su curriculum sentimental. Cuenta que un día vio pasar a mi madre por la calle y simplemente, supo que era ella. La mujer de su vida. 40 años después, siguen juntos, se quieren, se necesitan y parecen muy felices.

Si a los 23 años me dicen que tenía que casarme y para toda la vida. habría echado a correr. Hoy, a los 40, sigo pensado lo mismo. A los 23, recién salida de la universidad, buscaba pasarlo bien sin demasiados compromisos. A los 33 quería que él me quisiera para siempre. A los 40 no se muy bien lo que quiero. O sí. Se que lo que quiero ahora no será lo que quiera a los 50 ni a los 60 ni, por supuesto, a los 80.

La generación de mi abuela fue educada para aguantar. La de mi madre para resistir sin despeinarse todos los cambios que les venían encima. Y la mía, empiezo a temerme, es la que va a descubrir que tener tantas opciones, no siempre es bueno.

REGALO DE CUMPLEAÑOS



Mi ex, que es un sol, me regala por mi cumpleaños, que fue en febrero, una antología con 60 títulos clave del cine cubano. El regalo me encanta y sobre todo, me emociona muchísimo, no solo porque le haya costado casi un año conseguirlo, sino porque nadie, excepto él, podría pensar en un regalo así. 

Lo de los regalos es complicado y a mí últimamente me está pasando una cosa rara. No se me ocurre nada para mi queridísimo y sin embargo, continuamente voy encontrando ideas estupendas para mis dos ex. Tal vez sea que la perspectiva del tiempo te da una visión distinta, más amplia o más certera, de los gustos de alguien. De hecho, al preguntarle cómo se le había ocurrido algo así, me contesta que simplemente un día recordó los atracones de cine cubano que me daba en la Casa de América mientras preparaba mi tesis y pensó que recuperar todas esas películas me gustaría. Tan fácil. Tan complicado.

El problema de los regalos es que tenemos demasiadas cosas. Y lo que no tenemos, lo compramos.  Por eso me gustan tanto estos regalos de tiempo y esfuerzo, de alguien que te conoce bien y se molesta en buscar algo que te hará felíz. Porque esa es la idea de los regalos, no? Hacer a alguien felíz.

miércoles, 20 de julio de 2011

CORBATAS




Me gustan los hombre con corbata. Algunos, claro. Y sin corbata también. Lo mismo, algunos. Y sobre todo me gusta quitarle la corbata, al que también me gusta sin ella. Pero me parece que el señor Bono se ha pasado hoy de frenada con la bronca que le ha caído al ministro Sebastián (un señor bien elegante), por ir sin corbata al Congreso. Lo veía justo cuando uno de nuestros "presentadores estrella" se me plantaba en el despacho con camisa playera, bermudas y chanclas (por si alguien no lo sabe, ahora vivo en Zaragoza). Casi me da un infarto. De la gran secada, a la gran remojada. ¿De verdad es tan difícil?

Siempre ha pensado que para un hombre ir bien vestido es facilísimo. Y la prueba la tengo en casa. Un par de buenos trajes, algos chinos y vaqueros normales, camisas clásicas, polos lisos para el verano y dos o tres chaquetas todo terreno. No hay más. La cuestión además es que esto era así hasta que llegaron Bisbal, Bustamante y los futbolistas estrella, capaces, entre todos, de convertir a un buen número de hombres españoles en una desgracia andante. Los pantalones campana, los tobilleros, las chanclas, las camisas estampadas, los logos, las camisetas de tirantes... 

Y si, es cierto, cada uno se puede poner lo que le salga de moño. Sin duda alguna. Pero cada vez que veo a Cristiano Ronaldo rebozado de brillos y logos con esa ropa dos tallas pequeña, tiemblo porque se que a los dos meses, la camisita de marras, estará en la calle. Y lo peor es que esto no parece una moda pasajera, como fueron los calentadores en los ochenta. Que va, los logos son cada vez más gordos, los tobilleros, deben regalarlos y las chanclas, tan cómodas una vez que las prueban, un camino sin retorno.

Que si, que lo se, que cada uno puede ponerse lo que quiera. Pero yo, cabezona que soy, vuelvo a lo mío. Ni corbatas obligatorias en agosto ni venir a trabajar con chanclas a no ser que lo hagas en un chiringuito.

jueves, 14 de julio de 2011

GULA


Me llama un amigo para decirme que esa "libertad" del último post ha sonado pelín teatrera. "Tú, que haces lo que te da la gana", me dice. Y tiene razón, claro. Bueno, si pero no. Al fin y al cabo tengamos lo que tengamos, siempre queremos más, no?

De hecho, yo creo que el pecado capital que me llevaría al infierno sería sin duda, la gula. De chocolate, claro, pero también de otras cosas. De tiempo, de caricias, de libros, de otoños, de viajes. Puedo darme un atracón y nunca tengo suficiente. Y así, podría morir de exceso de tiempo (¿aburrimiento o agotamiento?), de caricias que te sacan del mundo, de libros que te aruinan o de viajes que te llevan siempre un poco más allás. Y es curioso, porque creo que los golosos, al contrario que los avariciosos, somos poco previsores. ¿Se puede guardar tiempo, felicidad o amor? Igual si. Yo alguna vez lo he intentado y no ha salido bien, así que me dejo arrastrar al festín cada vez que se presenta.

¿Iré al infierno? Seguro. Pero como bien dice mi amiga Pilar, ahí nos encontraremos todos. Y lo pasaremos de miedo. Tanto, tanto, que igual hay que inventar un infierno nuevo para los golosos en el que se nos condene a no disfrutar nunca de nada, a no esperar nunca más.

PD. Foto. Iglesia del Santo Sepulcro en Estella (Navarra). Lleva 50 años cerrada, pero solo la portada, merece que busqueis un foto en internet. Ya me direis si os gusta....

miércoles, 13 de julio de 2011

SI YO FUERA...



Si yo tuviera mucha, pero mucha pasta (por ejemplo, si jugara esta tarde y me tocara el euromillón), me haría construir un claustro. Elegiría capiteles y columnas de aquí y de ahí y pediría a un maestro cantero que me los copiara exactos en mi claustro particular. Pondría una copia de la columna de San Andrés del Arroyo en una esquina y unos cuantos capiteles de Elne, de San Juan de la Peña, Moissac y de San Miquel de Cuixá. Como quiero hacerlo bien, elegirlos me llevaría al menos diez años de viajes tranquilos, en distintas épocas del año para contrastar bien la luz y cada otoño volvería siempre a comprobar la marcha de las obras y a pasear despacio entre las luces y las sombras. Como mi claustro es mío y con él hago lo que me da la gana, invertiría otros diez años en una copia de la portada de Conques, aunque destrás de la puerta, en realidad no hubiera nada.

Si yo fuera rica viajaría continuamente, por el placer de viajar y por el placer, aun mayor, de desear volver a casa y poder hacerlo.

Si yo fuera rica tendría sobre todo tiempo y libertad.


Foto: Claustro de San Martín de Canigó. Rosellón (Francia)

miércoles, 6 de julio de 2011

SUPERMERCADO DE AMOR Y SEXO



El escándalo viene de Europa en forma de páginas web de contactos para personas casadas. Mmmmmmm... ¿Estamos idiotas o que? No se si me hacen más gracia los que se escandalizan porque haya casados/as que buscan rollo extraconyugal en internet o que muchos de estos (y son muchos a juzgar por las cifras que se manejan), estén dispuestos a pagar por algo que es gratis en la red.

Tengo un amigo que dice que lo dificil ahora es no follar (que fea es esta palabra, pero ya me direis cual empleo ¿hacer el amor? ¿fornicar? ¿intercambiar fluidos?... ) y empiezo a pensar que tiene razón. El sexo nos rodea, está en todas partes y nunca como ahora había sido tan fácil encontrar compañía de cama.  El mismo amigo decía hace algunos años, cuando salío del armario, que lo bueno de los bares gays es que son como supermercados, que sabes que todo el producto esta a la venta y solo tienes que escoger. El fue probando hasta que encontró lo que le gustaba. Y ahora, es fiel y felíz. O eso me cuenta.

Pero cuentos de hadas aparte, si es verdad que el  mundo de las relaciones personales es, cada vez más, un mercado. Hoy puedes elegir lo que quieras: amor para toda la vida (eso sí, sin garantías), rollos de una noche, rollos con casados sin complicaciones, citas múltiples, colegas para ir al cine... El comercio de sentimientos crece en internet y de la red, salta a la cama. Y así, al igual que rastreamos los outlets en busca de los zapatos perfectos y al mejor precio, hay quien se convierte en experto buscador de compañia y prueba, sistemáticamente, una opción tras otra, hasta que da con quien le conviene. Como en un supermercado. Y como en el Corte Inglés, si algo no te gusta te devuelven el dinero... o simplemente lo borras de Facebook.

Supongo que dentro de unos años habrá algún sociólogo que publicará un bestseller sobre la materialización de las relaciones. Yo aún no tengo claro si esto es bueno o malo, o mejor dicho, si la parte buena de ser tú mismo quien gestione tus tiempos, compañias y grados de compromiso compensa la parte menos buena de "mercantilización" de las personas y sentimientos.

¿Teneis opinión sobre el tema? Es, en cualquier caso, un buen punto de partida para reflexionar.

martes, 5 de julio de 2011

VOCES


Tendrá unos cincuenta años. Alto, muy alto, canoso, educado y encantador. Era catedrático en la facultad de ciencias en una Universidad, hasta que un día, empezó a escuchar voces. Lo conocí hace algunos meses, en una clase de formación en un proyecto de integración laboral para personas con enfermedades mentales. Esta mañana me han invitado a la entrega de diplomas de fin de curso y no estaba. Pasa unos días ingresado en un centro. Las voces habían vuelto a gritar de nuevo.

Era solo una de las quince personas que esa tarde de invierno me encontré en el aula. Hombres, mujeres, algunos muy jóvenes y otros ancianos. Algunos perfectamente lúcidos y otros, dos más, vegetando en la silla con la mirada ausente, sumegidos en una depresión profunda o tumbados por la medicación. Pase con ellos tres horas hablando de comunicación, respondiendo preguntas y debatiendo sobre programas y periodistas. Me pidieron que volviera otro día y los invité a que vinieran ellos a verme al trabajo. Al día siguiente, cuatro de ellos, ya estaban aquí.

Dicen que los enfermos mentales se enfrentan al estigma social que nace del desconocimiento. Puede ser. Yo creo además que a los que vemos ese mundo desde fuera, nos puede el miedo. Y nos puede porque una enfermedad mental es algo intangible, que de repente ataca a nuestro disco duro, algo que no duele como una enfermedad física, que no se opera, que no se ve como una herida, algo desconocido, dañino, que ataca nuestra cabeza sin que se sepa muy bien por qué.

Esta mañana me decían que el curso que viene cuentan otra vez conmigo. Iré, claro. Y volveré a salir con esa sensación de angustia y dolor al ver esas vidas jodidas por enfermedades de las que sabemos tan poco aún.

jueves, 30 de junio de 2011

LOS LUNARES DE LA MEMORIA




Cuando veo en alguna entrevista chorrona que le preguntan a la modeli de turno "¿Cual es la parte de tu cuerpo que más te gusta?", yo siempre me imagino contestando: Mi memoria.

En serio, me gusta mi memoria, me encanta mi memoria y de hecho, creo que es lo mejor de mí misma. Es independiente, caprichosa, olvidadiza, romántica y sobre todo, buena persona. Mi memoria tiene la virtud de perdonar casi todos mis tropiezos, de guardar solo los buenos momentos y de sacarle brillo a los malos para que, aun aquellos que son tremendos, puedan presentarse en público con cierta dignidad. Mi memoria guarda solo las cosas buenas de los malos ratos y convierte a auténticos cabrones en pobres víctimas que siempre merecen otra oportunidad.

Mi memoria tiene oído para la música y sobre todo, un olfato espectacular. Juego con ella cambiando constantemente de cremas y olores y no hay nada que le guste más que destapar un tarro antiguo y con él, saltar a ese momento del pasado que guardó en su disco duro. Le gusta que le ponga discos viejos, que le esconda papeles en los libros y entradas y billetes de avión. Adora los muebles con cajones, las tardes de verano y los viernes de otoño cuando llueve.

Mi memoria lleva su vida propia y a veces, nos encontramos. Pasó ayer, cuando de compras con mi amiga María, apareció de repente un vestido de lunares. "Anda, tu tenías uno así hace mil años...". Y no mil, pero si 20 años, un vestido con lunares pequeñitos blancos que llevé muchísimo aquel verano de tardes interminables en Taberna y paseos por la Cantera y primeros besos de primer amor.... Compré el vestido, claro, que además me cae como si me lo hubieran cosido encima. Este fin de semana le preguntaré a mi madre si sabe que fue de aquel otro que ella me hizo aquel verano. Y al de los besos, con el que aún comparto un perro y muchas cosas más, si todavía recuerda aquel vestido de lunares de nuestro primer verano juntos.

miércoles, 22 de junio de 2011

TESIS





1. EL HECHO
Tengo varios amigos picando en, al menos, dos huertos.



2. LA TEORÍA
Una cosa es el amor y otra el sexo.

Nadie dijo que los humanos fuéramos monógamos.

Al fin y al cabo, lo de las uniones por amor, es algo muy nuevo.

Hasta el siglo XIX, los matrimonios eran uniones interesadas y uno se buscaba después la vida como podía.

La pareja es un contrato, y cada contrato tiene sus propias cláusulas. No hay dos iguales.

El concepto de fidelidad no es el mismo para todo el mundo.


3. LA PRÁCTICA
Que putada cuando el que se queda fuera del huerto y se encuentra el tomate el día menos pensado eres tu, no?

lunes, 20 de junio de 2011

CORRER LA MARATHON



Sábado, diez y media de la noche, frente a unos tallarines con salsa de ceps en el Jaizkibel, me aseguran que si dedico una hora diaria a entrenar, puedo correr en noviembre la Media Marathon de San Sebastián. Empiezo a buscar excusas pero el atleta (bastante más ágil que yo, que para eso corre casi todos los días), contrataca sacándome los colores con un "pues al blog, esa hora seguro que no se la dedicas..." Tocada. Hundida. :)

Gestión del tiempo, lo llaman los gurús del coatching que ahora están tan de moda.  Casi, casi tan de moda como los entrenadores personales, los community managers, los personal shoper o las aupair... Dios, nos estamos volviendo locos?

Pagamos a un tipo para que venga a hacernos sudar a casa, a otro para que vigile nuestra reputación en la red y a un tercero para que nos enseñe a gestionar nuestro tiempo. Pagamos para que vayan de tiendas y decidan la ropa que nos pondremos por nosotros, para que nos traigan la comida hecha a casa, para que nos cuiden a los niños y para que nos saquen el perro. Ayer mismo veía en televisión un spot de una compañía de seguros que te ofrece un señor para hacer chapuzas en casa... Y a fuerza de verlo, a fuerza de que nos lo cuenten, nos parece lo normal.

Y de esta forma hay gente que se gana la vida escribiendo cosas buenas sobre cualquier empresa en internet o twitteando en nombre de cualquier famoso que se asegura así de no meter la para. Son las alcahuetas del siglo XXI. Otros, te esperan en el Corte Inglés para decirte lo estupenda que estás con un vestido carísimo  y lo hace incluso mejor que tu amiga del alma. O te manda un folleto de cocina a domicilio que tiene a gala "ser casera", aunque lleve tres dias envasada al vacío en cualquier congelador de un polígono industrial en las afueras.

¿Que que tiene esto que ver con correr la marathon? Pues nada. O todo. Pues que me gusta que haya gente que dedique una hora al día a correr solo por el placer de correr una marathon una vez al año. Y que me acuerdo ahora del conejo asado despacito y con bien de ajo que ayer me comí en casa de mi madre. Y que María, si al final te vienes ese día la semana que viene y tu queridísimo curra, dímelo, me organizo y repetimos el tradicional día de rebajas de amigas. O que en vez de escribir en el blog igual debería estar planchando o haciendo algo productivo... pero ya sabeis que la gestión del tiempo, la verdad,  nunca ha sido lo mío.


PD: Javier, no desistas. Ahora eres uno contra tres, pero aquí se empezó la reconquista, no?

lunes, 13 de junio de 2011

JURO QUE NO LO SE



















No me queda más remedio que reconocerlo. Una semana de fiesta, una lista interminable de cosas que hacer en casa y no he pegado un palo al agua.

No he corregido los exámenes, no he seguido catalogando libros, no he ordenado papeles. No he limpiado armarios, ni he tirado revistas viejas, ni he limpiado la terraza. A pesar de convencer a mi queridísimo para que viniera a casa a comer conmigo, solo el lunes hice calamares en su tinta. El resto de la semana, algo rápido a la plancha. Por no hacer, ni siquiera he ido de tiendas, al cine o me he pasado por alguna de las exposiciones que quería ver estos días.

¿Que leches he hecho esta semana?

Juro que no lo se.

miércoles, 8 de junio de 2011

PASTILLAS PARA SER FELIZ




Desde 2005, el consumo de antidepresivos se ha incrementado en un 30%. No lo digo yo, lo han dicho esta mañana en el  XXI Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. Pastillas para ser felíz. ¿Quien cantaba eso? Dicen también los que han hecho el estudio que ahora la tolerancia al sufrimiento es menor y que da la impresión de que algunos pacientes acuden al médico para que éste solucione sus problemas con una pastilla. Y los médicos, recetan.

A mi las pastillas no me van mucho, prefiero el streaptease. El streaptease emocional. El de llamar a mis médicos de cabecera, disponibles casi 24 horas al día para darles la chapa y dejar que me consuelen (por cierto, gracias Mariví, Luis, Florencio... que no os cito nunca pero os quiero muchísimo y os agradezco de verdad esas sesiones de pajas mentales que me aguantais tan a menudo). Y parecerá una chorrada, pero a mí, me funciona. Supongo que luego ellos dispararán el consumo de ibuprofenos para librarse del dolor de cabeza.

Me funciona hablar y me funciona irme de viaje. Es increible como te subes a un coche y todo cambia. Sin tener que ir lejos. Solo un centenar de kilómetos, a ver piedras, a comer bien, a respirar... Y si es más lejos como este fin de semana en Milán y con el buen rollo de Pilar ¿para que hablar?

Si la cosa está chunga y estoy jodida de verdad, lloro. Me voy a cine sola o veo en casa algún dramón. Es la excusa para soltar lastre. Me vale una peli o una novela y me vale un disco de Chavela Vargas, de Ismael Serrano y por supuesto, de Labordeta, responsable de mis míticas lloreras-purgas de cuando vivia en Salamanca o en Madrid y me sentía sola.

No estoy frivolizando. Hace años un buen amigo pasó una depresión gordísima que lo dejó hecho un verdadero trapo. Fue durísimo ver como la enfermedad lo dejaba hecho un guiñapo y no poder hacer nada por ayudarle. Gracias a Dios salió y lo hizo en una nueva ciudad, con un nuevo trabajo y también con  las pastillas acertadas. El decía que los humanos somos química. Y tenía razón, claro. Solo que me gusta pensar que a veces, cuando la enfermedad es soledad o simplemente que la vida se te come por los pies,  hay tratamientos alternativos.


PD1. Son las 18.40 de hoy miércoles y tendría que estar corrigiendo exámenes en vez de escribir el blog, escuchar discos viejos de El Último de la Fila o mirar por la ventana como ocho pisos más abajo, en la calle, un chica vestida de negro y con zapatos amarillos espera a alguien en la acera. Los zapatos, unos salones de charol con tacón altísimo brillan como si llevaran bombillas dentro. Es el error de haber puesto la mesa frente a la ventana, que el vuelo de cualquier mosquito me da una excusa para hacer otra cosa.

PD2. Esta mañana me han regalado un pañuelo de cuello con estampado tie-dye azul y rosa. Lo han hecho los niños de un colegio de educación especial con el que colaboramos en un proyecto educativo y me encanta. Por el cariño, por la ilusión y porque es, de verdad, precioso.

martes, 7 de junio de 2011

DECISIONES, PRUEBAS Y ERRORES




Me escribe una amiga para preguntarme si, en caso de volver a tener 18 años y la opción de elegir de nuevo carrera y universidad, volvería a hacer lo mismo. La pregunta se plantea porque una sobrina suya, a punto de terminar bachillerato, barajaba la posibilidad de estudiar periodismo hasta que una profesora "bienintencionada" se lo ha quitado de la cabeza con el argumento de que la profesión "está muy masificada y salen muy mal preparados".

Habló Blas. Punto redondo.

Lo leo y noto como el cabreo me sube a por la espalda hasta la cabeza. Por la irresponsabilidad de esa señora, que sin tener ni puñetera idea, se atreve a decidir sobre el futuro de una niña de 18 años que tiene todo el derecho del mundo a equivocarse por ella misma. Y me cabreo porque hace algunos años, yo pasé por exactamente lo mismo, con el argumento de "te morirás de hambre, periodistas hay a patadas, mejor estudia derecho que tiene muchas salidas". Gracias a Dios y a mi mala leche, no le hice ni caso.

Y es que me molesta sobremanera esas atribuciones que algunos se otorgan y que les permiten opinar y aconsejar a diestro y siniestro sobre cualquier cosa de la vida de los demás. "No estudies esa carrera que está saturada" "No te líes con Fulano que te saldrá rana" "No te compres piso que la burbuja inmobiliaria aún tiene que deshincharse más" "No dejes ese trabajo que no te saldrá otro"...   A lo largo de mi vida he conocido a varias personas así. Meticonas, solucionavidas y casi siempre, cobardes a la hora de tomar sus propias decisiones.

Frente a ellas, lo que yo reivindico es el derecho a equivocarnos, a tomar decisiones valientes, que saldrán bien, mal o regular, pero que son nuestras y que responden a un momento determinado de nuestra vida. Como los ratones en la noria de pruebas, aprendemos de nuestros errores y nuestros aciertos, pero gracias a Dios, podemos abrir la puerta y salir de la jaula para ver mundo. Aunque a veces queramos volver a lo seguro. Aunque a veces, tengamos que desandar lo andado y empezar de cero.

El mundo todavía es de los valientes.


POSTDATA:  Increíble. Mi amiga me cuenta que se trata de la misma profesora que intentó organizarme a mi la vida... Puffffffffffffffffffffffffff   ¿cuantas vocaciones no habrá jodido esta amargada?  (siento el taco, pero la ocasión lo merece). Chicas, las que fuisteis al instituto conmigo, adivinad de quien se trata....

domingo, 5 de junio de 2011

FINAL DE PELICULA




Los jueves, como en casa. Y aprovecho para tragarme alguna peli del plus. A poder ser, “De novios”, como las llama mi queridísimo. Porque estoy sola y puedo llorar a gusto, porque a veces son tan malas que la vergüenza ajena es mejor pasarla en la intimidad y porque a esas horas y para un día que puedo hacer siesta, no me da la cabeza para ver nada que me obligue a pensar mínimamente y menos a deducir culpables en conspiraciones internacionales.

En esas siestas de jueves me he tragado truños considerables como “Querido John”, con la que lloré a moco tendido, “Cartas a Julieta”, con la misma protagonista y un final que no colaría ni en Disney Channel, “Two lovers” con un Joaquín Phoenix en su peor momento y con un desenlace que para que hablar…

Sin embargo el otro día me enganché con “Crazy Heart”, la historia de un cantante de country acabado (Jeff Bridges, Oscar por el papel)  que conoce a una periodista (Maggie Gyllenhaal), veinte años más joven que él y madre soltera de un hijo… Y me enganché tanto, tanto, que llegó un momento en que apagué la tele. Porque la historia era tan dulce, tan real, y me estaba gustando tanto que necesariamente tenía que terminar mal (malditos guionistas). Así que apagué la tele para inventarme mi propio final. Y ahora, viven juntos y felices en algún lugar de Wisconsin. Porque sí. Porque pobre hombre, bastante le ha maltratado la vida. Y porque ella se lo merece. Y porque de verdad, parecía que se querían muchísimo….

Y ya se que estoy cursi total, pero igual que otros apagan la tele cuando aparece el asesino de la sierra mecánica yo la apago cuando en una pareja que me gusta, alguien está a punto de cagarla. Es lo bueno que tiene el mando.

Ya podría ser igual en la vida real.

viernes, 3 de junio de 2011

POR LA CALLE




Me invitan a un seminario sobre competencias académicas, organizado en colaboración con una universidad mexicana y al salir, me cuentan los profesores que venir a España unos días, poder tomarse un café en una terraza o incluso cenar en un restaurante sin temor a que una bala se cruce en tu camino es algo que casi habían olvidado. Me cuentan también que hay alumnos que un día sin más, dejan de venir a clase porque han tenido la mala suerte de cruzarse con una banda de narcos y sus pistolas, o que hay chicas con carreras universitarias brillantes que lo dejan todo cuando uno de estos narcos les promete un cuerpo nuevo y una mansión a cambio de una entrega absoluta.

Hablan de una cultura nueva, que desprecia la vida de los demás y apura la propia al máximo porque quizá no haya un mañana. Una cultura de dinero y sexo donde el esfuerzo o el trabajo ya no tienen sitio. Los chicos se venden por el prestigio de sumarse a un cártel, por el dinero, por el poder que da manejar un arma y las chicas por emular a las protagonistas de los culebrones que consumen masivamente en televisión.

Lo peor, nos dicen, es que no creen que haya salida. La corrupción alcanza todos los niveles, todo el país. La gente empieza a pensar que eso es “lo normal”, porque es lo que viven a diario, lo que reflejan los medios de comunicación, como noticia pero también en las series y programas de ficción.

Al terminar el seminario, les preguntamos que quieren hacer, que quieren ver. Solo nos piden una cosa. Disfrutar del placer de pasear por la calle sin miedo.

martes, 31 de mayo de 2011

TIEMPO, TIEMPO, TIEMPO....




Estoy empezando a pensar que lo mío, de verdad, es un problema. Que tienen razón los que aseguran que soy un culo de mal asiento y que mi estado natural es andar corriendo.

La cuestión es que por razones logísticas que no vienen al caso (o si, cambio de gobierno) tengo que coger ahora una semana de vacaciones de repente. Mi queridísimo no puede ni plantearse librar ahora una semana y a pesar de que el viernes me voy con una amiga a Milán y eso debería bastarme, estoy atacada mirando vuelos que se que no voy a comprar y presionando a mi pobre mártir para que rasque, al menos, un par de días e irnos a cualquier sitio. Y aunque tengo un montón de trabajo para la universidad, cientos de libros que catalogar y leer y sueño de retraso para dormir una semana sin parar, solo la idea de pasar una semana aquí, sin trabajar, hace que se me lleven los demonios.

¿Es normal? ¿Teneis vosotros esta necesidad de hacer cosas o sois capaces de sentaros y dejar pasar el tiempo sin más? ¿Cuanto tiempo aguantais sin hacer nada de nada?

Me voy, que llego tarde a clase... luego sigo.

lunes, 30 de mayo de 2011

ETIQUETAS INDELEBLES



Impresionante la que se ha montado en Twitter porque una cantautora madrileña de moda y una diseñadora de trajes de flamenca habitual de las revistas hayan reconocido públicamente en distintos medios de comunicación sus simpatías por el PP. Impresionante. Casi tanto como aquellos años en los que cada vez que un famoso salía del armario, era portada en la prensa nacional. Por cierto, no hace tanto que Ricky Martín copó durante semanas los medios internacionales con el dichoso tema....

Con quien se acuesta. A quien vota. Cuanto gana. Parece que es lo que de verdad importa. Como si no tuviéramos bastante con nuestra propia cama, con decidir nuestro voto o con llegar a fin de mes. Nos encanta etiquetar a la gente y hacerlo además con etiquetas indelebles casi imposibles de borrar y cargadas de prejuicios. Como si todos los cantautores tuvieran que ser de izquierdas o todos los de bailarines gays. Como si nacieramos ya con un DNI asignado. Como si no pudiéramos cambiar de opción...

jueves, 26 de mayo de 2011

PREGUNTA PARA NOTA


ACLARACION!!!  Juro que no me pasa nada ni me ha pasado nada. De verdad. Solamente que hace tiempo que lo vengo pensando y hoy, porque sí, me ha dado por ponerlo. Lo digo para tranquilizar a los que ya me han llamado preocupadísimos y a los que todavía no les ha dado tiempo de llamar. Gracias a todos por preocuparos por mi, pero de verdad no me ha pasado nada con nadie. Es solo que el mundo está lleno de capullo, en genérico, y cada vez que me cruzo con alguno, me hago la pregunta.

Gracias por preocuparos por mi. Os quiero un huevo.


 

Los hijos de puta nacen o se hacen?

En serio. Esa gente retorcida, ruín, mezquina y despreciable, que vive solo y exclusivamente para joder a los que tienen alrededor, nacieron así o es que la vida les ha ido moldeando?

¿No os lo habeis preguntado nunca?

Yo, cuanto más vieja me hago, cuanta más gente conozco, más me lo pregunto.

miércoles, 25 de mayo de 2011

DE BODA


Si hay algo que me da pereza en esta vida, es una boda. Y da igual quien se case, sea de amigos, de familia o esas de marronazo que te caen de rebote y de las que no te puedes escaquear. Me cargan las bodas. Me aburre pensar en que voy a ponerme, me estresa pensar en lo que la peluquera podrá hacer con mis tres pelos, me pone de mala leche el saber que voy a tener que aguantar horas de plantón con los tacones, una misa larguísima (con el coro de la parroquia o incluso rondalla baturra en el peor de los casos) y un baile que degenerará por minutos hasta acabar en la conga. Me agota tanto esfuerzo para tan poco resultado.

Y me parece genial que la gente se quiera tanto, y que le guste montar el circo, pero me flipa que  piensen que movilizar a 300 personas y llevarlas a un restaurante en un polígono industrial en autobús para que no puedan escapar hasta que alguien lo decida, es lo normal. O que te cobren 150 euracos por un cubierto que no vale ni 35. O que haya que vestirse como una fallera mayor a las once de la mañana de un sábado, o que la peluquera te pregunte 40 veces si estás segura de que no quieres ponerte un "tocado", con "lo que se llevan este año y lo alta que tu eres". ¿Tocado? Hundido!!!!   La última moda, además, es invitar a los padres a que dejen a los niños en casa para que "no interfieran en el desarrollo de la ceremonia y la fiesta posterior". Textual.

Hay, sin embargo, una excepción. Hace años mi amiga P. organizó una No-boda en el Baztán, en casa de sus suegros. Fuimos en vaqueros, preparamos la comida entre todos (marmitako) y lo pasamos de maravilla. Y han pasado la tira de años y la sigo recordando como si fuera ayer. Tal vez porque aquello en realidad no era una boda, sino el compromiso personal de dos personas que empezaban una vida juntos...

Dice la mejor (y más dura) abogada matrimonialista de Zaragoza que en realidad, las bodas por amor deberían ser todas anuladas, porque nadie en su sano juicio firmaría un contrato tan demencial como es el del matrimonio. Yo, por si acaso, la sigo a pies juntillas. Y mientras acudo a aquellas a las que tengo que ir y las comparo siempre, sin poder evitarlo, con aquel día perfecto en aquella casa del Baztán.

martes, 24 de mayo de 2011

STREET MARKETING... EN EL DESPACHO


Martes once de la mañana. Reunión de contenidos en el despacho acristalado del jefe de informativos. Por el pasillo del fondo veo avanzar a un grupo de personas y delante, un camarero con frac y una doncella con uniforme y cofia que llevan una bandeja cubierta con una tapa de plata y una rosa roja.

La redacción para en seco. Pendientes todos de hacia donde van. Avanzan hacia el despacho.

Me miran.

Me vuelvo.

Alguien me señala.

Abren la puerta.

Preguntan por mi.

30 personas siguen la jugada al otro lado del cristal.  Una rosa roja y una bandeja que se destapa. Empiezo a sudar como un pollo y a pensar quien puede estar detrás del numerito****. La redacción entera pendiente del momento. Empiezan a hacer fotos con los móviles. Llega una cámara de televisión. Joder!

Por fin, levanta la tapa y debajo aparece un sobre cuadrado a mi nombre. Sin remite. Lo abro, lo leo, intento imaginar qué puede ser.... y de quien puede ser.

Y es una invitación para la inauguración de un nuevo servicio "de luxe" de un centro comercial.

Ufffffffffffffffffffff.

Una hora después, sigue viniendo gente al despacho a preguntar por el anillo. ¿Que anillo? ¿Quien se casa? Joer con el numerito....







**** MI queridísismo es soriano. Los de Soria, no hacen cosas así. Jamás. Nunca. En la vida.