jueves, 14 de julio de 2011

GULA


Me llama un amigo para decirme que esa "libertad" del último post ha sonado pelín teatrera. "Tú, que haces lo que te da la gana", me dice. Y tiene razón, claro. Bueno, si pero no. Al fin y al cabo tengamos lo que tengamos, siempre queremos más, no?

De hecho, yo creo que el pecado capital que me llevaría al infierno sería sin duda, la gula. De chocolate, claro, pero también de otras cosas. De tiempo, de caricias, de libros, de otoños, de viajes. Puedo darme un atracón y nunca tengo suficiente. Y así, podría morir de exceso de tiempo (¿aburrimiento o agotamiento?), de caricias que te sacan del mundo, de libros que te aruinan o de viajes que te llevan siempre un poco más allás. Y es curioso, porque creo que los golosos, al contrario que los avariciosos, somos poco previsores. ¿Se puede guardar tiempo, felicidad o amor? Igual si. Yo alguna vez lo he intentado y no ha salido bien, así que me dejo arrastrar al festín cada vez que se presenta.

¿Iré al infierno? Seguro. Pero como bien dice mi amiga Pilar, ahí nos encontraremos todos. Y lo pasaremos de miedo. Tanto, tanto, que igual hay que inventar un infierno nuevo para los golosos en el que se nos condene a no disfrutar nunca de nada, a no esperar nunca más.

PD. Foto. Iglesia del Santo Sepulcro en Estella (Navarra). Lleva 50 años cerrada, pero solo la portada, merece que busqueis un foto en internet. Ya me direis si os gusta....

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