jueves, 29 de mayo de 2008

UN TIPO HONESTO

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C. compañera de trabajo y además amiga, lleva toda la mañana hecha un basilisco. Anoche, en la fiesta de presentación de la programación de verano de ATV coincidió (repito, esto es un pueblo, la misma gente siempre en los mismos sitios) con un tipo que había conocido un par de fines de semanas atrás. Al parecer, ambos se alegraron mucho, muchísimo de volver a verse y de la fiesta fueron a tomar una copa al centro. Cuando ella le propuso terminar la noche en su casa, él contestó que encantado de la vida, pero que antes de que la historia siguiera complicándose, prefería que supiera que en este momento de su vida y con su futuro profesional en el aire, no quería tener una relación en serio.

Ella se lo tomó fatal, se dio media vuelta y se marchó.

Cuando esta mañana lo ha contado aún le salía el cabreo en forma de espuma por la boca y la cosa ha ido a más cuando alguien ha dicho que el tipo en cuestión lo único que había hecho era ser honesto.

Y es verdad. Cuando uno llega a cierta edad habitualmente sabe lo que quiere y espera que la persona que tiene enfrente esté en la misma situación. Si uno quiere una relación estable no le basta con un rollo, si lo que quiere es solo sexo, normal que lo busque y si siemplemente necesita alguien con quien verse de vez en cuando, ir al cine, a cenar y si se tercia, terminar en la cama pero sin complicarse la vida... ¿por que no decirlo claramente desde el principio?

Sin embargo este planteamiento presuntamente ideal salta por los aires cuando menos lo esperamos. Si no, sería todo demasiado sencillo. Somos tan cafres que normalmente nos colgamos del que solo quiere un rollo y desdeñamos a los que pretenden convertirnos en las madres de nuestros hijos. Y eso, yendo con la verdad por delante y sin mala intención, porque luego, están los otros. Esos seres egoistas y manipuladores que saltan por encima de cualquiera con el fin de conseguir lo que quieren.

Lo siento por C., pero ¡bravo! por el tipo que le dijo, en el momento en que debía hacerlo que era lo que quería exactamente. Por cierto, voy a ver si le pago un café y se le pasa el cabreo...

martes, 27 de mayo de 2008

ADICCIONES

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Mi vecino de despacho está dejando de fumar y anda todo el día como alma en pena avisando ya de lejos de su mala leche. El muy oportuno ha decidido dejarlo justo en la peor época posible, aunque siendo sinceros, en este curro no hay dia bueno.

El caso es que como nunca he fumado, me he puesto a darle vueltas a mis posibles adicciones y una vez abandonada la que me tuvo absolutamente colgada durante casi cuatro años y que tenía nombre, apellidos y canas, la verdad es que se me ocurren unas cuantas:

1. LA BLACKBERRY. FHMP que se lo toma con humor, dice que soy una rara versión femenina y radical del Homus Tecnológicus y no puedo menos que darle la razón. No puedo vivir sin darle a la bolita, sin comprobar los correos y sin hacer fotos a diestro y siniestro. No he llegado al punto de llevarmela a la cama pero si confieso que es lo primero que miro cada mañana y lo último que reviso antes de irme a dormir.

2. EL PAPEL IMPRESO. Periódicos, revistas, suplementos, coleccionables... Me da igual el "Hola" que "Cinco Días", el "ABC" o la revista del Colegio de Ingenieros de Montes. Según llego al curro por la mañana, me lanzo sobre los periódicos antes que sobre el café, aunque a veces no pase ni de las portadas. Estoy suscrita a unas cuantas publicaciones y acumulo suplementos que jamás tendré tiempo de leer, pero me tranquiliza saber que están ahí por si un dia me rompo un pie y tengo que hacer reposo.

3. EL CHOCOLATE CON PASAS QUE VENDEN EN EL LIDL. Ese, no otro. Porque he probado siete mil marcas y no es lo mismo. A saber que el echan, pero el cielo debe ser parecido.

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4. LAS CAMISETAS NEGRAS. Y en esto, soy más que radical. Me pasa como a Lina Morgan, que tengo el negro, si no el negro, además el negro y finalmente también el negro. De manga larga, al codo, corta y tirantes, de algodón, lycra y lino, cerradas y con escote... Juro que he intentado comprar camisetas de otros colores, pero no hay manera.

5. EL CAFE DE LAS DIEZ Y MEDIA DE LA MAÑANA, con el que doy la hora mejor que un reloj atómico. Intento cuadrar las reuniones para quedarme libre a esas horas y si alguna se alarga más de la cuenta, mis tripas empiezan una rebelión ruidosa que me deja en evidencia hasta que algún alma caritativa decide que ya es hora de terminar.

Y por supuesto, el BLOG. Y más que el blog, vuestras entradas.

lunes, 26 de mayo de 2008

UN HOMBRE EN LA COCINA (I)

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Como no he sido precisamente bendecida con el don de la paciencia, me flipa observar a FHMP preparando una bechamel en la cocina. Uno a uno, disuelve en la leche los grumitos de harina y mantequilla como si el tiempo no importara. Y mientras lo miro ahi, con el delantal y la cuchara de madera, me da por pensar que la forma de desenvolverse en la cocina dice mucho de las personas... y no, no me refiero al cartero cuando llama dos veces.

Cuando hace treinta y tantos años mi madre se casó con mi padre, dejó de trabajar para ser ama de casa hasta que mi hermano y yo fuimos al colegio. Al principio, se levantaba cada mañana a las siete para preparar el desayuno de mi padre, hasta que se dio cuenta de que cuando él saltaba de la cama a las cinco de la madrugada para irse a pescar o al monte con los amigos, se lo hacía solo. Y no solo el café, sino incluso el bocadillo del almuerzo.

Y es que lo de los hombres y el desayuno es tremendo.

En casi todas las relaciones hay un momento en que él descubre que no puede vivir sin ti y para demostrártelo se empeña en llevarte el desayuno a la cama una mañana de domingo lluviosa. Como quiere sorprenderte, se levanta a oscuras, con tan mala suerte, que tropieza con la ropa que dejó tirada la noche anterior y se agarra justo a la lámpara de la mesita que termina estampada contra el suelo llevándose en el camino el despertador y las copas de los gin tonics de anoche.

Te despiertas de un salto y con la tensión desbocada mientras él intenta recoger los pedazos de cristal a oscuras y tanteando. Mientras esconde el corte que acaba de hacerse en el pie, para que no llames manazas, te hace jurar que te quedarás en la cama hasta que vuelva con una sorpresa. Y claro, no te puedes negar.

Apenas has vuelto a coger el sueño cuando escuchas un ruido parecido a lo que debió ser la erupción del Etna pero en tu cocina y desde el fondo del estruendo una voz que dice... cariño, la cafetera donde está?

Con mucho amor le recuerdas que es ese aparato enorme plateado y negro que preside la encimera y en torno al cual gira tu vida y en el que por supuesto, él nunca encuentra el agujero para meter el café. Como la cafetera te costó una pasta decides levantarte, pero te intercepta justo cuando sales de la cama. Ha cambiado de idea y quiere bajar a la calle a por chocolate, churros y la prensa.

Como respiras aliviada, vuelves a coger el sueño y cuando te dás cuenta, han pasado 50 minutos ya. Joer, ¿donde andará este hombre? En ese momento, aparece por la puerta reluciente, recien afeitado, con la cabeza mojada y una camisa en cada mano para que opines cual le va mejor. Y tu piensas... ¿y todo esto para comprar el pan?

Total, que entre una cosa y otra, es casi la una... y la historia, continuará

domingo, 25 de mayo de 2008

CUENTOS DE NIÑOS

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- Lamentable.

Lo dijo FHMP nada más terminar la proyección de "Indiana Jones y la calavera de cristal", en un cine abarrotado en el que por cierto, a pesar de ser estreno, no sonó ni un solo aplauso.

Lilyth me preguntaba el viernes por el público de la película y como era de suponer, estaba formado mayoritariamente por grupos de tíos de treinta y tantos con gafas y la huella de la consola todavía en los dedos. Lo se porque se las ví cuando soltaban los vasos de coca cola y las palomitas en tamaño súper.

No se si estareis conmigo chicas, pero me cuesta mucho imaginar que si llevaran al cine "Candy, Candy", las aventuras de Los Cinco o aquellos tebeos de Esther que consumíamos en nuestra primera adolescencia, nosotras acudiríamos en masa a los cines a reencontrarnos con los héroes de la infancia. Claro que nunca se sabe. Aún recuerdo el shock que me produjo encontrar una noche sábado al volver a casa, en un zapping a las tantas de la madrugada a los personajes de Candy Candy, en una peli porno duro de dibujos animados. Y si, lo se, se llama hentai. Pero para mí, siguen siendo un recuerdo de infancia, y verlas en una cama redonda dale que te pego, aún me tiene conmocionada.

Lo más gracioso de todo esto es que habitualmente cuando conoces a un tío que recuerda uno a uno los nombres de los bichos de La guerra de las galaxias y ves lo bien que se entiende con tu sobrino de ocho años hablando de videojuegos te provoca ataques incontrolables de ternura. "Es adorable", dices babeando como una tarada. Lo malo es que conforme pasa el tiempo, ese "tipo especial, tan distinto a todos los demás" termina mutando en una especie mucho más común y corriente, el inmaduro de a pie, del que están las calles llenas.

Pero lo cierto es que, si os soy sincera, la cara que chasco que se les quedó al 95% de los espectadores de aquel cine el viernes por la noche, me dio hasta pena. Me temo que muchos Peter Pan fueron expulsados del País de Nunca Jamás aquella noche... Y menos mal que también en aquel cine, había muchas Wendys dispuestas a consolarlos.
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viernes, 23 de mayo de 2008

71.12.20.1985.10

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Robert Redford se casa a los 71 años tras convivir durante 12 con una pintora 20 años mayor. El actor se divorció de su primera mujer en 1985, pero tardó 10 años en hacer público el divorcio. Se ve que se piensa y mucho, cada cosa que hace.

¿Por que casarse ahora, después de tantos años de convivencia? ¿Se trata de un acto de romanticismo o de una cuestión puramente formal, de dejar los papeles atados y bien atados? ¿Como lo habrán decidido? ¿Se lo habrá pedido ella? ¿O lo habrá determinado él?

Confieso que este tipo de historias me provocan mucha, muchísima curiosidad. Es lo mismo que me ocurre cuando veo esos matrimonios de personas mayores y riquísimas con un conyuge jovencísimo y sin patrimonio, o aquellos que reinciden en su paso por la vicaría una y otra vez. Confieso también que lo del matrimonio es algo que solo pensarlo ya me genera sudores fríos y que a estas alturas mi madre ya ha debido regalar la mantilla que tenía guardada para lucir en la boda de mi hermano o la mía. O eso, o se la han comido las polillas.

Los periodistas que solemos ser poco originales, sacamos cada vez que se cumple algún aniversario de la aprobación de la ley del divorcio en España, el testimonio de mujeres (sobre todo mujeres) que cuentan como tuvieron que esperar largos años en la candestinidad y muchas veces en el desprecio social porque el amor de su vida ya estaba casado. La ilusión de todas ellas, su sustento durante años, fue poder casarse. Y al final lo hicieron, claro.

La publicación de estas grandes historias de amor coincide siempre con el de otro punto de vista, el de la multiplicación anual del número de divorcios y las rarezas estadísticas que señalan, por ejemplo, divorcios firmados apenas un mes después de la celebración del matrimonio. En los datos más comunes, los divorcios en España se concretan entre quince o veinte años después del matrimonio o antes de que pase un año de la boda. Vivir para ver.

Y yo me pregunto, ¿Por que se sigue casando la gente hoy? Ahora que las mujeres somos independientes, ahora que casarse y divorciarse después cuesta una pasta, ahora que sabemos que nada garantiza para siempre el amor...
¿Es por costumbre? ¿Por no contrariar a la familia? ¿Por romanticismo? ¿Por que se sigue casando la gente hoy?
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jueves, 22 de mayo de 2008

INDIANA JONES

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Mañana vamos al cine a ver el regreso de Indiana Jones. Si, se lo que estais pensando. Pero se la debo. Hace un par de semanas, yo disfrutaba como una loca llorando con "La boda de Tuya" mientras él hacía esfuerzos por no bostezar.

Cuando uno empieza una historia, las "negociaciones conyugales" son extraordinariamente sutiles. Estás en el punto en que todo te parece bien y si hay que pasar la noche del sábado en casa viendo el fútbol o pegarte el madrugón para ir a buscar setas al Moncayo, te vas encantada de la vida porque sabes que el viaje, sea a un campo a otro, merecerá la pena.

Pero el tiempo pasa y llega un momento en que según sea el partido, el fútbol empieza a interesarle más que tu y aunque te pongas extremadamente babosa en el minuto 37 de la primera parte, las piernas de los futbolistas son las únicas que mira. Se te quita de encima con la excusa de que nos jugamos la UEFA. De acuerdo, piensas, jugaremos la prórroga. Y la prórroga se juega.

Meses después, ya no es solo la UEFA, sino la Copa, los Play offs de ascenso y si me apuras hasta el entrenamiento del filial. El echa horas sin talento delante de la tele o en el bar de abajo, mientras tu empiezas a quedar con las amigas como hacías antes. Y descubres que hay vida más allá de un amistoso muy de vez en cuando.

La historia todos sabemos como termina. Un dia, conoces a un tipo que te jura que pasa del fútbol y decides dejar a Manolo definitivamente con la tele en casa. Y vuelta a empezar. Y esta vez no es fútbol, sino baloncesto, hip hop o filatelia, que lo mismo da. Pero tu ya has aprendido y sabes que si no puedes contra el enemigo, mejor unirte a él.

Asi que mañana me voy al cine. A ver Indiana Jones. Eso si, me queda el consuelo de que aunque lo cuente, nadie que me conozca va a creerlo.
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miércoles, 21 de mayo de 2008

CIERTO, ROCKETON

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Por una vez, y sin que sirva de precedente estoy de acuerdo con Rocketón cuando dice “Sinceramente creo que, a una altura de la vida, querer a quien no te conviene es síntoma de patología mental. Yo tengo claro que no estaré con alguien que me exija pensar sobre nuestra relación continuamente, sobre si yo quiero más o es ella quien lo hace...” Y es que a ciertas edades, andar haciendo el tonto detrás de quien no nos corresponde o pasándolo mal con alguien que no alcanza el mismo grado de compromiso, no es más que un ejercicio de masoquismo absurdo.

Ojo, no hablo de esos amores platónicos o imposibles que viven en el mundo intangible de los deseos, sino de la persona que comparte la vida contigo. Porque si bien es cierto que las relaciones de pareja son francamente difíciles aunque uno ponga todo de su parte, también lo es que hay parejas en las que ya a simple vista se percibe que uno de los dos no está jugando limpio. Y las trampas, a estas alturas, ni en el dominó.

Tan complicado es ser honesto desde el principio con la persona que tienes delante? Tan difícil es plantear claramente lo que cada uno espera del otro? Hablamos de egoísmo sentimental? O simplemente de sentar las bases de una relación madura y honesta?

Perder el tiempo o hacérselo perder a alguien que en realidad no te interesa no es justo para nadie. El hilo de la madeja se enreda cada vez más y cortar el nudo, cuanto más grande es más doloroso. Rocketón tiene razón “El mal de amores mola pal blues y pal country pero si puede ser que lo cante otro...”.

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lunes, 19 de mayo de 2008

ACTO DE FE

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En un post a una entrada anterior, Gabriel me propone reflexionar sobre una pregunta a priori, complicadísima: ¿Qué es mejor, amar o ser amado?. Puffffffffff, menudo charco. Algo parecido al “¿A quien quieres más, a papá o a mamá?” que nos preguntaban a los niños de la década de los 70, justo antes de que aparecieran los psicólogos infantiles y lo prohibieran terminantemente so pena de traumatizarnos a todos. Y aun así, mira como hemos salido.

Pensándolo fríamente, y desde una postura de honestidad absoluta, puede ser tan terrible amar sin ser correspondido como ver que alguien a quien no puedes amar como merece se muere por tus huesos. Porque lo que está claro es que el objeto del amor no se elige conscientemente. Y así nos va.

Pero podemos bajar un peldaño más y plantear otro punto de vista. “¿Qué es en realidad el amor?” ¿Es ese subidón de hormonas que nos deja atontados durante meses o es cariño dulce de los que llevan ya décadas juntos? ¿Es la pasión o es el compromiso? ¿O es todo eso y mucho más en un proceso de evolución continua? Voto sin duda por esta última opción.

Así que cambiamos, evolucionamos y también lo hace la persona que duerme a nuestro lado. En alguna de las entradas anteriores he definido el amor como un acto de fe absoluto. Confías en la persona que tienes enfrente, confías en que te corresponde, en que te será fiel y te querrá siempre. Te pones sin reservas en sus manos. Y ese estado de confianza absoluta es la que nos da la felicidad. Ese estado es para mí el amor auténtico, presente en cosas tan tontas como el coger el teléfono con la certeza de saber que él dejará lo que esté haciendo si lo necesitas a tu lado.

Así que creo que es mejor amar. Amar y confiar. Abandonarte en manos de alguien y creer firmemente que estará ahí para recogerte cuando caigas. Y si, posiblemente a lo largo de la vida nos llevaremos muchas leches por ponernos en manos de quien no nos merecía… pero seguro que tarde o temprano encontramos a la persona que si es digna de esa confianza. Al fin y al cabo, ¿qué es el amor sino un acto de fe?

Empecemos a creer.

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LUNES, BENDITOS LUNES...

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No se que tienen los lunes, que parece que los bendicen. Dice la ley de Murphy que si algo puede salir mal, no hay que preocuparse sino tener la certeza de que saldrá PEOR. Y esto se confirma más que nunca, los lunes.

Hoy era un dia de esos. Después de una escapadita de cuatro días a la playa con mi mejor amiga (si, es lo bueno que tiene programar el blogger, que te largas y nadie se entera), vuelvo con un tiempo asqueroso de lluvia a mares, con un par de kilos de más después de tanta paellita y tanto helado, con una agenda para esta semana como para meterse en la cama y no salir...

Pero afortunadamente una tiene amigos tan brillantes como el queridísimo C., que al saludo de "buenos días" vía correo electrónico ha respondido lo que sigue:

¿Buenos días?

1.- Como presidente de la comunidad tengo que ir al banco a primera hora, por el camino piso un charco. Ahora el pie derecho hace plof, plof a cada paso que doy. Voy a firmar un papel y vuelvo con tres, uno de ellos requiere la firma de ¡9 personas!

2.- Cojo el coche para ir al trabajo, ando 10 m. Tengo una rueda pinchada

3.- Como llueve, y estoy cerca, decido volver a casa a por un chubasquero. Cojo el paraguas del coche, lo abro y el mecanismo de apertura sale disparado. No hay paraguas.

4.- He dejado el coche mal aparcado en una parada de bus. Dos municipales me esperan pacientemente. Se apiadan de mi, pero tengo que mover el coche. Me acompañan calle arriba con mucha luz y mucho destello, todo el mundo se para a mirar y los niños me señalan con el dedo. Se bajan para ayudarme y les llaman, un accidente. Y que no tarde, que sigo estando mal estacionado. Vale, no pienso tardar mucho.

5.- Con las prisas no me he dado cuenta que el terreno tiene una ligera inclinación y el coche está justo aparacado en la zona mas inclinada.

6.- El jueves compré 16 botellas de agua de 2l que aún no he subido a casa, siguen en el maletero. Llevo la rueda de emergencia debajo del panel del maletero.

7.- Levanto el coche y empiezo a cambiar la rueda. Está atascada y empiezo a tirar de ella. El coche se mueve. Suelto la rueda. El gato resbala y el coche se va al suelo dejando la rueda mal pillada.

8.- Vuelvo a levantar el coche y al final consigo cambiar la rueda. Quito el gato, ¡ups!. ¿Cuánto hace que no mirais la presión de la rueda de repuesto?. Menos mal que tengo una gasolinera cerca

9.- Creo que entre una cosa y otra he perdido el móvil.

¿Buenos días?



Gracias, querido, por hacernos sonreir. Aunque sea lunes.

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viernes, 16 de mayo de 2008

LA TRANQUILIDAD DE LO COTIDIANO

Me gusta ir a trabajar andando. Salir de casa con el fresco de la mañana y encontrar, además del atasco nuestro de cada día en las calles principales, a esas personas que están, día tras día, en los mismos lugares.

Justo frente a mi puerta para un autobús de ruta de un colegio privado. En el semáforo esperan cada mañana un grupo de padres y madres con los chavales y entre ellas, hay dos que destacan sobre las demás. Una, bajita, regordeta, con el pelo teñido de rojo fuerte y vestida siempre de colores imposibles, conjunta el verde agua de un sastre pantalón con la sombra de ojos, el bolso dorado y un foulard estampado de flores. La otra, con las mechas blancas que tanto gustan aquí a las mujeres ensaya una mirada distante mientras intenta no arrugar los pantalones beige recién planchados. Gasta, a las ocho de la mañana, tacones de aguja de diez centímetros a juego con un vestuario propio de la directora general de una multinacional de moda. Se ve a la legua que ambas compiten, cada una en su estilo, por el premio a la madre ideal y destacan como flores de plástico en el campo de la normalidad de las madres con vaqueros.

Al cruzar la calle veo venir despacio a un hombre jubilado hace muchos años que a pesar de los achaques saca fuerzas de flaqueza para ayudar a caminar hacia la parada del autobús a una mujer disminuida psíquica con problemas de movilidad. En invierno ambos visten abrigos iguales, un loden clásico azul marino que en verano cambian por una rebeca de punto, también azul. Cuando los veo caminar, con tanta dificultad, no puedo dejar de pensar el alivio que el hombre tiene que sentir cada mañana al despertar y ver que puede acompañar a la chica un día más.

En la siguiente parada, ya desde lejos, distingo los colores brillantes del traje típico que todavía viste la mujer africana que acompaña al autobús a tres niños pequeños cargados con mochilas de colegio. Altísima, esbelta y muy bella, carga con un bebe entre los ropajes, mientras los niños que apenas se separan de ella miran asustados alrededor. Como la madre, los niños crecen y crecen demasiado rápido a juzgar por las ropas siempre cortas de las que asoman muñecas y tobillos tan delgados que parece imposible que puedan sostener esas mochilas cargadas de cuadernos y libros. La mujer mira a los niños y posiblemente imagine como sería esa misma mañana en la aldea que ha dejado atrás.

Mientras pienso en el miedo que el anciano y la joven africana puedan tenerle al futuro, me acerco a los jardines donde todos los días, una mujer mayor espera paciente a un perro pequeño. Es un terrier tan mayor que se mueve arrastrando penosamente sus dos patas traseras ya paralizadas. La mujer se vuelve, lo llama y el perro multiplica sus esfuerzos para llegar hasta su dueña mientras a ella se le iluminan los ojos de alegría. Una mañana más.

Y os parecerá una tontería, pero verlos cada mañana me reconforta. Saber que las dos madres siguen madrugando para arreglarse y seguir compitiendo en el concurso de madre ideal. Saber que la chica minusválida tiene a su padre ahí. Saber que los niños africanos crecen en el mundo de las oportunidades. Saber que el terrier ha ganado ya su sitio en el cielo de los perros.

Saber que empieza otro día y que todo sigue en su sitio.

jueves, 15 de mayo de 2008

TRIANGULOS AMOROSOS


Reconozco que aunque en el post anterior (por cierto, ya veo como os va la polémica, eh?) puse a la comunidad científica de mi parte, en el fondo, lo que me intriga y cautiva del amor es el punto irracional e inexplicable que, por mucho que algunos se empeñen en desvelar, sigue manteniendo. Entre ellos está el psicologo estadounidense Robert Sternberg que formula la TEORIA TRIANGULAR DEL AMOR, según la cual en toda relación amorosa se da, al menos, uno de estos tres componentes: Intimidad,Pasión y Compromiso. Cada una de las etapas o situaciones del amor se explican según distintas combinaciones y ya, cuando coinciden los tres, es la leche.




Y digo yo, ¿Por que las tres? ¿Por que el modelo de amor perfecto tiene que ser el que ellos nos digan? ¿Por que no puedo tener intimidad con un amigo con el que jamás me acostaría y alimentar la pasión con un tipo con el que fuera de la cama no iría ni a la esquina?

Desde que somos pequeñitos nos venden un modelo de amor rígido e ideal. Los cuentos, las novelas y las peliculas terminan en beso. ¿Y despues que? ¿Seguirá funcionando la pasión cuando dentro de diez años nuestro propio haya echado barriga? ¿Mantendremos el compromiso eternamente o estaremos locos por echar una cana al aire fuera de casa? ¿Y la intimidad? ¿Tendremos todavía algo que decirnos o preferiremos contarle nuestra vida a cualquier desconocido que quiera escucharnos en un chat?

Las teorias sobre el amor no funcionan porque como cualquier teoria del caos, el amor se rije por el principio de incertidumbre. Es decir, los aires que nos dan a nosotros, los fulanitos de a pie. Como se explica si no, que teniendo a nuestro alcance la mayoría de las veces a la persona ideal, la que no nos va a dar quebraderos de cabeza, la que nos va a solucionar la vida, salgamos a buscanos problemas con cualquier destalentado empuñando la bandera del AMOR? Como decía la canción, "... Y yo como un gilipollas, madre".

A veces, pienso que esto del amor no deja de ser una excusa para sacar de vez en cuando los pies del tiesto y hacer auténticas burradas sin tener que dar explicaciones. La cagas? No importa, ha sido por amor. Y todos tan contentos.



miércoles, 14 de mayo de 2008

HABLAR DE AMOR

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Cualquiera que lea los post a la entrada anterior, vuestros comentarios sobre Los Puentes de Madison y los amores imposibles, pensará que he hecho un casting para elegir entre los amigos a los tíos más secos de la ribera del Ebro. ¿Así que una Maruja que en cuanto su marido se da la vuelta se la pega con el primero que pasa? ¿Así que Clint Eastwood NO llora por amor? ¿Así que el que prefiere a Eastwood con sombrero no sabe que la considera uno de sus mejores trabajos?

Si no fuera porque Sabina sigue ahí a la orilla de la chimenea, con Serrat y su Poema de amor y porque a lo largo de mi vida me he topado con algún hombre (pocos, uno en realidad) capaz de hablar del tema, pensaría que el género masculino sufre algún tipo de condicionante genético que le invalida para reconocer públicamente cualquier efecto del amor.

Y es que aunque os empeñeis en que os veamos como la foto que sigue, estoy segura que en el fondo de la regadera, hay algo más que lo evidente. Anda, va, que tire la primera piedra aquel de vosotros que nunca se haya colgado hasta las cachas de alguien, que nunca haya hecho el primo por amor, que nunca lo haya pasado fatal por nadie…

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Y sin embargo, es curioso como mientras las mujeres reconocemos, asumimos y disfrutamos o sufrimos los síntomas del amor sin mayor problema, los hombres parece que os sentáis en la barrera a esperar ver pasar el encierro como si no fuera con vosotros. Y por supuesto, de hablar del tema, ni en vuestra peor pesadilla.



Pues lo siento por vosotros, pero los psiquiatras, antropólogos y biólogos no solo han encontrado correlaciones importantes entre los niveles de hormonas como la serotonina, la dopamina y la oxitocina y los estados amorosos (atracción sexual, enamoramiento y amor estable), lo que implica que todo sujeto humano es susceptible de enamorarse, sino que las últimas investigaciones apuntan a que el amor, como el hambre, es una necesidad física.

Y de eso, queridos, no se escapa nadie.

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martes, 13 de mayo de 2008

LOS AMORES IMPOSIBLES

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Entre tanto fútbol, este miércoles ATV programó "Los Puentes de Madison", una película que a pesar del tiempo sigue emocionando. Por si alguien no la ha visto, y en dos líneas, narra la historia de amor imposible entre una madura ama de casa de la América profunda y un fotógrafo de National Geographic al final de su carrera y de vuelta de casi todo.

La cinta desprende sensualidad en cada secuencia a través de una Meryl Streep como nunca la habíamos visto. La mujer apagada, enterrada en la vida doméstica renace ante un adulterio en el que el sexo se ahoga de inmediato en un amor que lo inunda todo. Es un amor impúdico, salvaje, angustioso a veces, placentero y doloroso a la vez. Como es, de verdad, el amor.

Como ocurre en todos los amores imposibles, saben que el tiempo es limitado, exactamente hasta que el marido vuelva con sus hijos de la feria de ganado unos días más tarde. Los amantes apuran cada segundo sabiendo que las horas de que disponen nunca serán suficientes. Cualquiera que haya vivido algo asi, conoce esa sensación de lucha frontal contra el tiempo, esa batalla perdida de antemano contra el sueño o el reloj.

Las preguntas, la angustia, el tiempo, están presentes en cada escena. El tiempo que nos queda, el que ha pasado ya, el que vendrá cuando ya no estemos juntos. Es el tiempo de las decisiones dolorosas, del miedo y el egoismo. Es el tiempo de ver a un hombre llorar bajo la lluvia por amor.

Los amores imposibles se alimentan de las dificultades, de la certeza de saber que aquello es un tiempo regalado, una excepción. Los amores imposibles pierden su magia cuando nos empeñamos en llevarlos al mundo de lo cotidiano, si sabemos que quedan infinitas noches por delante, si somos conscientes de las necesidades de nuestro cuerpo, de que es la hora de comer o dormir, si sabemos que el tiempo es nuestro y podemos manejarlo a nuestro antojo.
Ella se da cuenta. El no. Los dos pierden, seguro, como pierden siempre los amantes, tanto los que deciden separarse como los que apuestan por convertir lo excepcional en cotidiano. Ella sabe lo que otros hemos aprendido, que un amor imposible es un regalo de la vida siempre que sepas hasta donde puedes llegar.

lunes, 12 de mayo de 2008

OCHO COSAS ANTES DE...

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Me propone Lylith que redacte una lista con las ocho cosas (¿por qué ocho?) que me gustaría hacer antes de morir y así, a bote pronto y sin pensarlo, como esas ideas que tienen vida propia y no dependen de uno más que para que las aloje en su cerebro, solo hay una que me venga a la cabeza. Quiero tener un hijo. No ahora mismo, claro, que menudo año tengo de curro, pero si a corto o medio plazo.

También se que quiero hacer un gran viaje a través de la Ruta de la Seda, con tiempo y en buena compañía, como anda haciendo Jorge y cuenta en su blog. A más corto plazo, enseñarle a R. todos los sitios que yo conozco y él no. Y viceversa, claro.

No he enterrado todavía a la idea que arrastro hace años de estudiar Historia y Arte, pero volver a la Universidad, con sus métodos pedagógicos, me da pampurrias. Así que creo que seguiré por libre, que tampoco me ha ido tan mal.

Profesionalmente, me gustaría tener la oportunidad de producir documentales, iniciarme en el fotoperiodismo y cuando sea una señora arrugadita, arrugadita y apenas pueda moverme, montar una librería con libros de viajes, volúmenes de arte y por supuesto, una selección de novelas y ensayos que de verdad merezcan la pena. Nada de bestselles ni libros de famosos con letra gorda escritos por negros literarios.

Quiero aprender a hacer todo lo que mi madre hace. Ganchillo, costura, media, patchwok, bolillos… Solo por placer, por creatividad pura y dura.

Y sobre todo lo que quiero, lo que me gustaría, es que Dios, la suerte o quien quiera que sea responsable, me permita terminar la vida rodeada de gente que me quiera. Como vivo ahora. Como querría vivir siempre.

Y ahora lo tengo que pasar a cinco personas más…. pero no daré nombres. Va, Amparito, Bender, Rocketón, Escarlata, Isabel&yo, dra. Negu y todos los demás, animo, apuntad en los post aquellas ocho, o seis o treinta cosas que os gustaría hacer antes que...
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viernes, 9 de mayo de 2008

¿SERES HUMANOS?

Fernando Botero

Con la prensa sobre la mesa, debato con Bender sobre el derecho a la defensa y a un juicio justo en casos como el del monstruo de Austria. Me cuenta algo que yo no sabía, y es que mientras nosotros los periodistas podemos acogernos a la Claúsula de Conciencia, un derecho regulado por ley orgánica, para ellos, los abogados, pesa más el derecho fundamental de toda persona a una defensa y juicio justo.

Mientras intento imaginar el estómago que tiene que tener el abogado que en estos momentos prepare la defensa del monstruo que hoy ha declarado por primera vez ante el juez, me topo en la prensa con otra historia terrible. La de una chica de 28 años de la Republica Checa que durante 7, ha sido mantenida como esclava sexual y obligada a prostituirse en Barcelona. La chica, con una minusvalía psíquica profunda, tiene una edad mental de seis años y declaró ante la policía que su madre, en su país de origen, la dedicaba a lo mismo. Fue raptada y traída a Barcelona por un proxeneta que la mantenia vigilada 24 horas al día por una anciana de la que solo se separaba para realizar "los servicios". Ayer, escapó de la casa de acogida en la que la polícia la había puesto a salvo y ha vuelto al piso de sus explotadores. Los considera sus amigos. No conoce otra cosa. Tampoco los hijos de Elisabeth conocen más que un agujero de poco más de metro y medio de altura sin luz, en el que un hombre entraba habitualmente con comida y amenazas.

Y esto pasa aqui. En Austria, en Barcelona, en este primer mundo en que todas nuestras necesidades están más que cubiertas. Un mundo en el que no pasamos frio, ni hambre. Un mundo en el que elegimos incluso a quien queremos amar.

¿Que vida les espera a Elisabeth y a sus hijos, los que crecieron dentro, que no conocen otra cosa y los que crecieron fuera, que ahora saben de donde vienen? ¿Que vida le espera a esta chica que cree que dejar que una media de doce hombres abusen de ella a diario por 20 euros es "lo normal"?

Pero sobre todo, ¿Que pasa en la cabeza de esos vecinos que no vieron nada raro? ¿Que pasa por la cabeza de esos hombres que pagan por tener sexo con una chica que obviamente tiene un retraso mental profundo? ¿En que se basa el juez que devuelve la patria potestad a un padre que abusó de sus hijas hasta el punto de que una de ellas, incapaz de soportarlo más se suicidó arrojándose al metro de Madrid?


http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/09/barcelona/1210315279.html

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/hombre/abuso/hijas/recuperara/patria/potestad/elpepisoc/20080509elpepisoc_4/Tes

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/09/barcelona/1210335012.html
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jueves, 8 de mayo de 2008

EROTICA CASERA

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Flipo con la manía que le ha entado a todo el mundo últimamente por desnudarse en público.

No hablo de playas nudistas que son la mar de sanas, sino de esa tortura a la que cada mes de diciembre nos someten bomberos, clubes deportivos y asociaciones de amas de casa que editan calendarios con fotos de desnudos para recaudar fondos.

Al principio hicieron gracia, pero la saturación ha llevado al punto de que un grupo de madres de familia de un pueblo de Salamanca, hayan tenido que recurrir al porno casero para saldar la deuda contraída con la imprenta que editó los calendarios.

Al parecer, las señoras fueron muy optimistas respecto al tirón comercial que tendrían las fotos presuntamente eróticas realizadas por ellas mismas y tiraron un total de 7.000 calendarios de los que no se vendieron ni la tercera parte. Para pagar a la imprenta, han tenido que buscar otras fuentes de financiación, y fíjense ustedes que solo se les ha ocurrido seguir desnudándose, pero en este caso a través de una web. Comprensible. Todo el mundo sabe que para una señora de mediana edad no hay otra forma de conseguir ingresos que mediante el porno casero.

Hace algunos años, cuando las fotos todavía se hacían en papel, mi amiga M. que trabajaba en una tienda de revelado en una localidad turística contaba de vez en cuando los numeritos erótico caseros que algunas parejas llegaban a fotografiar, sin importarles un pito quien pudiera ver esos negativos.

No deja de ser paradójico que en los últimos tiempos, en que las cámaras digitales han permitido que las fotos intimas queden en la intimidad, parece que cualquiera tiene la necesidad de mostrar sus cuerpos al público en general. Y hay cuerpos y cuerpos.

En fin, que si queréis ver los de estas señoras, ahí está la noticia.


http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/06/castillayleon/1210094850.html/


Ah, por cierto, y respecto a las fotos caseras que tarde o temprano aparecen colgadas en internet, recordad el dicho... "Lo que no quieres que se sepa, no lo hagas".

miércoles, 7 de mayo de 2008

HUEVO KINDER

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Digo yo que si los humanos nos gastamos tanta pasta en ropa será porque en general estamos mejor, mucho mejor, vestidos que desnudos.
Para comprobarlo no hay más que ver las colas que se organizan en Zara, como triunfan los sujetadores de relleno y el lamentable espectáculo que los humanos ofrecemos cada Semana Santa, blancos y blandos como calamares, tendidos en las playas de mediterráneo.
En esto, claro, también hay excepciones (y no estoy hablando de los sucesivos novios de Ana Obregón o de las recauchutadas protagonistas de los culebrones de sobremesa), sino de la gente normal. Y dentro de la gente normal, hay un espécimen tan extraño como codiciado: EL HUEVO KINDER.



En dos palabras, un HUEVO KINDER es un hombre que a primera vista parece normal, pero que cuando se quita la camisa te deja pasmada. Pero no os equivoquéis, no se trata simplemente de lo que mis amigos gays llaman “tableta de chocolate”. NO. Un auténtico HUEVO KINDER va mucho más allá.
Al principio, cuando te lo encuentras, no te llama mucho la atención. De hecho, se te van los ojos detrás de cualquier chocolatina con pasas, mientras él, tan redondito, vestido de blanco y naranja, tan inofensivo en definitiva, te provoca cualquier cosa excepto un arrebato pasional. Si, es agradable, te hace compañía, hablas de todo con él... hasta que un día, o mejor dicho una noche, se te cruza la luna y decides quitarle el papel.

Joer.

Joer.

Joer.

Aquello no es chocolate. Es el CHOCOLATE. Con mayúsculas.

Es suave, dulce, se deshace en la boca… en fin, que os voy a contar? Pero lo mejor de todo es que además, y a diferencia de cualquier otro tipo de chocolatina, el verdadero HUEVO KINDER esconde bajo la primera capa un montón de sorpresas más. Y yo os las contaría, pero me tengo que ir a merendar...
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martes, 6 de mayo de 2008

ULTIMAMENTE

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Ultimamente,
estoy comprobando que se puede ser feliz todos los días.

Ultimamente,
estoy descubriendo que sobresaltos y disgustos no son lo normal.

Ultimamente,
estoy constatando que hay hombres que solo hablan y otros, que actúan.

Ultimamente, estoy apendiendo.

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lunes, 5 de mayo de 2008

EL INFIERNO DE LAS CUÑADAS RENCOROSAS

Sostiene FHMP que si no rectifico, tengo todas las papeletas para terminar mis días condenada en el infierno. Dice que por aquello de las fobias personales, mi infierno sería una especie de enorme Corte Inglés, plagado de pasillos despistadores, dependientas preguntonas y vestidos de maruja con estampados de flores. En mi infierno habría también departamentos, de manera que por temporadas tendría que pasar por el Infierno de las Cuñadas Rencorosas (P. querida, en este nos encontraremos, jajaja), el de los Jefes Psicópatas o el de los Amantes Torpes.

Ante esta perspectiva, no me queda más remedio que rectificar y reconocer públicamente que:

EL HOTEL DE FOIX NO ESTABA MAL.

Bueno, ya que nos ponemos, no solo voy a librarme del infierno sino que estoy dispuesta a ganarme el cielo.

EL HOTEL DE FOIX ESTABA FRANCAMENTE BIEN.

Y he aquí la prueba:
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Si, soy yo. Sonriendo tan contenta incluso antes de desayunar, incluso sabiendo que me esperaba una jornada matadora de subir y bajar riscos en busca de castillos y en resumen, encantada de la vida en la terraza de la habitación que daba al lago donde nadaban tan contentos los puñeteros patitos que nos habían despertado a las siete de la mañana.

Y dado que tras colgar la foto y reconocer públicamente que fui una bocazas, ya me he redimido, os contaré que una de las noches, en el romántico restaurante del hotel, con piano, velitas y vistas al lago, FHMP se zampó tan contento un guiso de confit sin pensar que la pata en cuestión podría ser de un familiar del patito que desconsolado, nos miraba a través del cristal. Por cierto, que caiga sobre su conciencia, porque él no lo sabe, pero este, justo este, era el único patito mudo de todo el lago.


PD. Por cierto, el viaje por los castillos cátaros fantástico. Hay un spin off blogguero en ciernes dedicado solo a los viajes, pero dadnos un poco de tiempo, que a estas horas ando aún recuperándome de las agujetas.