jueves, 31 de enero de 2008

ENSAYO SOBRE LA LUJURIA, segunda parte

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Vagueando al sol de enero en una terraza en Sos, Bender pone sobre la mesa junto a los cafés, el debate sobre lujuria y pecado y plantea su punto de vista. Pecar es quebrantar una prohibición expresa. Y para ilustrar esta atracción por lo prohibido, convoca los fantasmas de Eva, Pandora y la mujer de Lot, a la que la Biblia ni siquiera da nombre.

Eva que comió de la manzana prohibida e hizo comer a Adán. Pandora que desató los vientos al abrir la caja que no debía abrir. Y la pobre mujer de Lot convertida en estatua de sal por echar la vista atrás, lo único que no podía hacer… Mujeres que quebrantaron las normas y pasaron a la historia por eso. Mujeres estigmatizadas por un momento de debilidad que desató grandes desgracias.

Volvemos a la entrada de ayer. Deseamos lo que no tenemos. Somos hombres y mujeres por igual, aquí si, eternos insatisfechos. El cuerpo que nos espera en casa, pasados los primeros estadios de la pasión, se nos hace tan cotidiano, tan accesible, que siempre parece que tiempo habrá. Y sin embargo, en las historias prohibidas la pasión tira de nosotros haciendo que arrasemos todo a nuestro paso.

Casi nadie que esté vivo, escapa en algún momento de su historia a esta atracción brutal por lo prohibido vestida de lujuria. Sabina lo cuenta en una canción que comienza así

“De sobra sabes que eres la primera,
que no miento si juro que daría por ti la vida entera,
por ti la vida entera;
y, sin embargo, un rato, cada día, ya ves,
te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera…”

El pecado implica quebrantar una prohibición expresa y por lo tanto, la lujuria, para ser tal, convierte en objeto de deseo aquello que nos está vetado.
El pecado de lujuria no puede perpetrarse en casa.
No sería pecado, seria solo sexo.

domingo, 27 de enero de 2008

ETERNAS INSATISFECHAS

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El exceso de cafés en el paraíso al sol de invierno me pasa factura y no puedo dormir. Tras una hora dando vueltas en la cama, lo intento con un par de libros de los que nunca fallan y al final, agotadas las opciones (incluso Savater no lo consigue hoy), me levanto de nuevo para recuperar retazos de una conversación en el camino de vuelta a casa. Hablábamos de los cambios sociales y de la aparición de un nuevo tipo de mujer, la eterna insatisfecha.

Son (¿somos?) por lo general mujeres de más de treinta años, con una carrera profesional, vida social intensa y varias relaciones a sus espaldas, que tengan la pareja que tengan, siempre aspiran a algo más. Si el hombre con que comparten su vida es un caballero, culto, educado, encantador, ellas sueñan con el canalla de camiseta ajustada que pone copas en cualquier bar. Si consiguen cambiar al caballero por el canalla, terminan añorando la tenura del primero. Si su pareja es un hombre hogareño, ellas imaginan al que cierra los bares de madrugada. Y si viven con un deportista, suspiran por el intelectual.

Son mujeres que viven en perpetuo desasosiego, que pasan días y noches deseando lo que no tienen y sin saber muy bien que es lo que quieren. Enganchadas a series de televisión han creado su propio prototipo, una especie de Frankenstein nacido a partir de los trazos con que los guionistas crean a sus personajes.

Quizá ellas no saben que un personaje de serie se define en la "biblia" de producción con un máximo de cinco frases que muchas veces incluyen hasta la ropa que vestirá. Quizá ellas no saben que un personaje de serie responde siempre a un tipo definido que viene a dar respuesta a un modelo social. Lo que parece mentira es que ellas no sepan que un hombre, al menos algunos, es mucho más.

¿Podemos tener al mismo tiempo, en casa, al caballero, el canalla, el deportista y el intelectual? Posiblemente si. Posiblemente ellos nos quieren tanto que están dispuestos a representar cualquier papel solo para que nosotras seamos felices.

Pero posiblemente ellas prefieran soñar con lo que creen que no tienen antes que sentarse a hablar.

sábado, 26 de enero de 2008

CAMPOS DE BATALLA

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Lope de Vega escribió que El amor tiene fácil la entrada y difícil la salida y debe ser verdad, porque de los 19 días y 500 noches de Sabina, no nos libra nadie. Sobre todo de las noches.

El que nunca haya sufrido mal de amores que tire la primera piedra en este blog. El que nunca se haya levantado una mañana, la 501, pensando "¿cómo he podido ser tan gilipollas?", que lo diga y le pondremos su nombre a una calle. Y el que a pesar de todo no esté dispuesto a repetir, que busque el certificado de defunción, porque en algún sitio, debe tenerlo.

Y precisamente de estos muertos en vida para el amor, quiero hablar hoy en homenaje a un amigo, muy querido, que pasados los 50 y tras treinta años de matrimonio se ha separado de su mujer. En el momento de la separación, lo sé con certeza, no había terceras personas.

Cuando yo lo conocí por motivos profesionales, era ya para mí una referencia intelectual por su conocimiento de una parcela del arte y la historia que siempre me ha interesado especialmente. Después, nos hicimos amigos y en los momentos más duros de una historia complicadísima para mí, fue un apoyo constante y tenáz. Ahora, además, lo admiro profundamente porque ha sido capaz de empezar solo, desde cero, una nueva vida. Lo admiro porque no se ha querido resignar.

Resignación es posiblemente, y para mi, la palabra más despreciable del diccionario por lo que implica de renuncia, de derrota sin siquiera intentarlo, de claudicación final. La imagen de la resignación es la del soldado que vuelve a casa desde el campo de batalla sin haber intentado luchar. Sabe que le espera una vida gris, que pasará hambre y frío y que sus días serán siempre iguales. Pero a pesar de todo, prefiere no luchar. Se resigna porque tiene miedo de lo que pueda pasar.

Soldados como estos hay muchos a nuestro alrededor. Lo sabemos todos. A los 30, a los 40, a los 50... hay parejas que conviven compartiendo tan solo el techo que pagan a medias. No hablan, no hacen nada juntos, no tienen vida sexual, se resignan a ver pasar los días grises solo porque el miedo a lo que vendrá si rompen la baraja les puede. Miedo a quedarse solos, a llegar cada tarde después del trabajo y no encontrar la tele puesta, aunque lo que haya sea un bulto en el sofá, miedo a no tener con quien pasar las Navidades o a quedarse en casa en vacaciones, aunque cada año la idea de volver a la misma playa les agobie más. Son personas que prefieren la rutina de lo conocido al riesgo que conlleva un cambio, que se resignan a convivir con alguien por quien ya no sienten nada solo por miedo a lo que pueda venir si rompen una situación en cierto sentido cómoda. Y asi, pasan dias, meses y años y la vida se les escapa entre las manos mirando desde lejos la guerra en la que no se atreven a luchar.

Yo no se que ocurrirá con mi amigo. Si su nueva vida le traerá felicidad. Pero pienso sinceramente que la merece más que nadie, porque aunque al final pierda la batalla y regrese herido y cansado al lugar de donde vino, él ha sido el soldado que se atrevió a luchar. Y quizá os parezca una ingenuidad por mi parte, pero pienso, sinceramente, que la gente que al menos lo intenta, es la que al final, tarde o temprano, termina por ganar.

jueves, 24 de enero de 2008

MENCIONITIS

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En "Atlas de Geografía Humana", una de las protagonistas en pleno lío con un hombre casado, le confiesa en un momento de pasión "Yo no quiero poseerte, solo pertenecerte". En solo seis palabras, Almudena Grandes resume algo de lo que hablaba hace un par de días en este mismo blog, el efecto nefasto que el amor provoca en nuestra percepción del resto del mundo, el que existe mas allá de las cuatro paredes del palomar donde se refugian los amantes y por extensión en las relaciones con los amigos. Es ese amor obsesivo que hace que necesitemos tener cerca a la persona amada para poder respirar y nos sumerge al mismo tiempo un estado de amnesia hacia nuestros sufridos amigos, que en el mejor de los casos se sientan tranquilamente a esperar.

Pero por si esto fuera poco, antes de quedar relegados a un segundo plano, justo cuando acabamos de conocer a la persona presuntamente ideal, y cuando todavía la relación está en sus fases de inicio, castigamos a los pobrecitos amigos con una tortura digna de las mentes más calienturientas y que me temo, es imposible de evitar. La MENCIONITIS.

Quedo a comer con Nuei en la Cruz Blanca después de muchos dias sin vernos, justo desde que anda inmerso en ese caos emocional que provoca tener una nueva pareja. Hablamos de su corbata de rayas moradas, una de las mas bonitas que he visto últimamente, del trabajo de ambos y sobre todo de esas nuevas historias, las nuestras y las de los amigos comunes afectados también por este virus romántico (o físico, según los casos) que ha traído esta primavera extraña en pleno enero.

Nos sobran palabras y nos falta tiempo y de repente, me doy cuenta por qué. Sufrimos un ataque furibundo de uno de los efectos más curiosos que el inicio de una nueva historia provoca en los humanos. La MENCIONITIS.

Cuando uno conoce a alguien interesante, sufre una especie de abducción psíquica por la cual, de repente, lo que esa persona dice o piensa pasa a ser incuestionable. Sus gustos son a partir de ese momento los nuestros. Y si en el transcurso de una conversación hay que citar a alguien como ejemplo, podeis adivinar quien es. Contamos sus gracias y virtudes como padres primerizos y castigamos a los sufridos amigos con la misma anécdota (que por cierto, no suele tener puñetera gracia), una y otra vez. Y no podemos dejar de nombrarlo. Que si Fulanito/a por aqui, que si Fulanito/a por allá, Fulanito/a aparece en tres de cada cuatro frases, hasta que el sufrido interlocutor, hasta el moño de Fulanito/a de Copas, zanja la cuestión con un "Macho, la has cagao, estás colgado hasta las orejas"

En ese momento, lo negamos categóricamente y contraatacamos buscando posibles defectos, para que el amigo vea que gilipollas del todo, no acabamos de estar. Pero el amigo, que tonto no es, sonrie con suficiencia y piensa, "ya vendrás ya". Y si es listo, se bate en retirada y pasa por la FNAC a comprar algún libro porque sabe, que a partir de ese momento, tiempo le va a sobrar.




martes, 22 de enero de 2008

LUJURIA



Repaso con Bender la lista de los pecados capitales. Yo me apunto a la pereza de las mañanas de domingo con lluvia y él a los domingos enteros. Pero al llegar a la lujuria nos surge la duda. Puede considerarse la lujuria pecado hoy?

continuara...



PALABRAS DE AMOR

María, mi mejor amiga acaba de contarme que la entrada anterior le ha costado alguna lagrimilla...

Soy una mujer con suerte, siempre lo he mantenido. No por tener un buen trabajo, un ex novio estupendo, una familia que siempre me ha apoyado en todo, ni una monada de perra, sino porque tengo amigos de verdad.

Entre todos, ella es mi mejor amiga. Lo ha sido siempre y me lo ha demostrado infinidad de veces. Ha respetado mis errores cuando yo estaba ciega y me ha recogido al tropezar y caer. Ella aguanta mis malos humores y mis rachas de enamoramiento modorro. Ella me ha cantado las cuarenta cuando tenía que hacerlo y ha sabido estar callada cuando era mejor así. Que yo recuerde, no hemos discutido nunca, pero hay otra cosa que recuerdo con total seguridad. NUNCA ME HA FALLADO.

Y ahora le digo cuanto la quiero y se echa a llorar. Y pienso que soy idiota, que no basta con salir de copas por Jaca a garitos cutres aunque hiele la campana maría solo porque ella lleva toda la semana esperándome, sino que tenía que haberselo dicho mucho antes y muchas veces más.

Es curioso cuánto nos cuesta hablar de amor. Decir claramente a la gente que queremos que son fundamentales en nuestras vidas, que sin ellas y ellos, los días nunca serian igual. Que saber que contamos con su presencia nos da esa fortaleza que nos protege en las aventuras suicidas y que aunque a veces, desaparezcamos del mapa, siempre pensamos regresar.

Decimos frases cursis, tontorronas, copiadas de películas románticas a los que comparten la cama con nosotros. Y llega un momento en que desaparecen, se van. Y sin embargo, los que nos esperan vestidos en el bar de abajo nunca llegan a escucharlas, aunque las merezcan más.

Pues eso, que os quiero. Y cada uno de vosotros, queridisimos amigos, sabeís por qué.
PD. Compañera de viajes, juro por escrito que haré los deberes que me has puesto para FITUR.


lunes, 21 de enero de 2008

PODER ELEGIR

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Dos de mis mejores amigos han coincidido al enamorarse al mismo tiempo y andan desparecidos en combate desde entonces, supongo que atados a la pata de alguna cama. Y yo me siento como la amante de un hombre casado que sabe que ÉL nunca se va a separar.

Desde que el amor los ha abducido aprovechamos los minutos muertos en el trabajo para llamarnos por teléfono a salto de mata, nos vemos casi a escondidas, a prisa y corriendo en cualquier bar y nunca, nunca, nunca, podemos hacer planes, porque siempre se caen.

En ningún caso les voy a criticar.

Al revés, les comprendo perfectamente. Yo soy la primera que cuando el amor me ha dado fuerte, me he olvidado de todo lo que tenía alrededor, incluidos los amigos, que en mi caso he de decir, han sido tan generosos como para respetar este periodo de atontamiento que en algún caso ha durado años y estar ahi cuando ha terminado y los he necesitado de verdad (Por cierto, María, gracias por todo el tiempo que me has aguantado, te quiero muchísimo. Lo sabes, verdad?).

¿Son el amor y los amigos incompatibles? En la primera fase del enamoramiento seguro que sí. Por una cuestión física pura y dura, ni el cuerpo ni el tiempo nos dan para más. Las endorfinas o lo que sea que nos provoca el enamoramiento nos vuelven quejicas, caprichosos y dependientes. Necesitamos ver, escuchar y tocar a la persona que nos provoca ese estado. Sea como sea. A todas horas. Y si en un arranque de independencia comentemos el error de quedar con los amigos, estamos como en Babia pensando en el más allá.

En una segunda fase el tema se complica. Si, queremos mucho a nuestro ADJUNTO, pero necesitamos respirar. Si cada uno es capaz de coger aire por su cuenta y con sus amigos de siempre fantástico, pero... ¿y esas parejas que se empeñan en ser como siameses e ir juntos a todas partes como Pin y Pon? Se plantea entonces la guerra encubierta. Tus amigos o los míos. Y no se por qué, suele ganar ella. Fijaros en el Príncipe Felipe, que desde que se casó con Leticia no ha vuelto a subir a esquiar.

Y de repente, el pobrecito ADJUNTO se ve condenado a pasar los fines de semana en compañía de un grupo de gente, locos del bricolaje, a los que les encanta ir al Pryca los sábados, ver el fútbol en la tele los domingos y con la que no tiene nada de que hablar. Claro, que hay casos aún peores, cuando ella no tiene amigas y organiza fines de semana con hermanas y cuñados. Y las hermanas y cuñados, siempre tienen sobrinos.

Lo peor, sin embargo, llega el dia que uno se da cuenta de que no tiene amigos. Que los perdió por el camino para contentar a otra persona, la que duerme a su lado, que desgraciadamente ya no le inspira nada, posiblemente porque la rutina y el agotamiento son como la carcoma, capaces de minar cualquier estructura por muy fuerte que sea.

Y yo me pregunto, pasada la primera fase de enamoramiento cazurro, en la que uno no está para na... una vez que las cosas se calman y llega la tranquilidad, ¿De verdad tenemos que hacerlo todo juntos? ¿No podría ser esa la clave de que algunas parejas terminen hasta el moño el uno del otro? ¿Estamos condenados a cargar con las parejas de nuestros amigos? ¿No es posible mantener cierta parte de nuestra vida independiente de nuestra relación?

No hablo de rollos paralelos, ni nada por el estilo. Solo de mantener el control sobre nuestras vidas de manera que llegados al punto de una nueva velada con los amigos de la otra parte, poder decir sin que se organice un pollo, "no, querida, yo hoy no voy".

Hablo de tener opciones. Hablo de poder elegir.








domingo, 20 de enero de 2008

DIEZ VERDADES UNIVERSALES SOBRE LAS EX


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"Ten compasión de los seres con colica, anda"

Me lo dice Rocketon después de preguntarme si de verdad, los hombres que describo en el blog, existen. Pues si, querido mío, existen y no solo eso, sino que hay muchos tipos más que por una cuestión de vergüenza torera y porque serían fácilmente reconocibles, no han aparecido todavia explícitamente por aqui. Pero dame tiempo, que caerán.

Sin embargo, para ser justos, y partiendo de la base de que como sostiene Nickname/Atila, a estas edades todos tenemos alguna tara, es cierto que en todas partes cuecen habas y en algunos sitios, a calderadas. Pero aunque obviamente no voy a hablar mal del colectivo femenino al que represento, si hay una parecela del mismo que merece un repasito. Las EX.

Ahí van algunas verdades universales sobre esas mujeres que un día, a veces no muy lejano, ocuparon nuestro lugar en su cama.

1. Las ex son como los herpes. Hagas lo que hagas, siempre vuelven para molestar.

2. Las ex tienen poderes mentales, porque si no, a ver como se explica que aparezcan siempre en el momento más inoportuno. Acabais de meteros en la cama, y llama. Por primera vez desde que estais juntos se le ocurre hacerte un desayuno romántico, y llama. Consigue convencerte de que veais el fútbol juntos y justo cuando tu delantera le empieza a interesar más que la del equipo de la tele, ella llama. ¿Y para que? Solo para saber que está bien. Esta esupendamente, bruja, ahora está conmigo.

3. Las ex siempre se reenganchan con inútiles del bricolaje, de manera que cada vez que hay que colgar un cuadro, ahí que se va TU ADJUNTO con el taladro. Y tu te quedas en casa eschando cuentas y pensado que ni en el Prado hay tantos cuadros como en casa de su ex.

4. Las ex van siempre impecables. Y tu te la encuentras siempre el primer dia de regla, (a ver chicos, la regla implica que estamos hinchadas como botijos, nos salen granos aún a los 40, el pelo está hecho un asco y da igual la pinta que tengas, nos vemos siempre fatal) mientras ella pasea por Independencia como si salieran de la portada del Hola.

5. Las ex adoran a sus ex suegras. Es impresionante. Uno de los grandes misterios de la Humanidad, dos mujeres que no se tragaron nunca, de repente firman un armisticio con el único fin de putearte. Y a veces, hasta lo consiguen.

6. Las ex siempre recuerdan su cumpleaños, y llaman a las siete de la mañana para asegurarse que son las primeras y dejarte en mal lugar a ti.

7. Las ex siempre estuvieron antes ahí. Da igual que te lo lleves al último pueblo de Soria de fin de semana romántico. Ella estuvo antes. Y no solo eso, sino que hizo tan buenas migas con la señora de la casa rural, que aun se llaman. Imaginad el fin de semana que pasas teniendo la certeza de que hasta del último ruidito que hagas, ella se va a enterar.

8. Las ex siempre dejan un rastro. ¿Como se explica, si no, que a pesar de tres mudanzas aún encuentres pendientes dorados, desodorantes de spray y horquillas morenas cuando tú detestas los oros, eres alérgica a los sprays y naciste pelirroja?

9. Las ex les contagian para siempre el mal gusto en la ropa y se nota cuando tras meses de dura terapia casera estudiando el Vogue, lo llevas de tiendas y a la que te descuidas va como un zombi a por una camisa de cuadros amarilla que a ti, de lejos, ya te hace sudar.

Pero lo peor de todo, lo que mas nos toca las narieces a las mujeres, es que siempre, siempre, siempre, ella está más delgada que tu.
Sin comentarios. Que eso, si que jode de verdad.

viernes, 18 de enero de 2008

MARCHA SUAVECITA

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Lo bueno de ir al monte con un hombre es que tienes la certeza de que si se produce cualquier tipo de desastre cósmico, solo con lo que él lleva en la mochila, podréis sobrevivir e iniciar de nuevo la historia de la humanidad.

Sábado por la mañana. Se plantea una marcha suavecita, sin mucha dificultad y para volver antes de que se haga de noche. El, que termina de trabajar los viernes a las tres, se tiró ayer toda la tarde preparando la mochila. Tú, te fuiste de rebajas.

Miremos dentro.

TU MOCHILA

1. Protector solar y cacao para los labios
2. El mapa del recorrido
3. Agua y algo para comer
4. El móvil

SU MOCHILA

1. El GPS, generalmente sin el mapa de la zona donde vais.
2. El botiquín completo, incluidas vendas, antidiarreicos y Saldeva. Que no tengas la regla, da igual.
3. Agua, al menos un par de litros.
4. Bebidas isotónicas de última generación.
5. Un termo pequeño con café y coñac por si le entra frío
6. Una camiseta de repuesto de manga corta.
7. Una camiseta de repuesto de manga larga.
8. Un chubasquero ligero por si tiene calor.
9. El bocadillo de tortilla.
10. Las barritas energéticas de manzana y las de chocolate.
11. Bolsas de frutos secos.
12. Chocolatinas de varios tipos (mira, esto si que se lo agradecerás)
13. Caramelos de menta por si le da por toser.
14. Un par de mapas, por si cambiamos de ruta.
15. Una libreta para apuntar por si se le ocurre algo.
16. Una manta térmica por si nos perdemos y se hace de noche.
17. Una linterna por si encontramos una cueva.
18. Una navaja multiusos por si hay que cortar algo.
19. La manta pequeña para hacer siesta.
20. El Marca, por si le da tiempo de leer.
21. Papel higiénico, que nunca se sabe.
22. Preservativos, que los polvos campestres cotizan al alza.
23. La cámara reflex con un par de objetivos, claro está.
24. Una botas de recambio por si le hacen rozaduras.
25. Otros calcetines por si acaso nos mojamos.
26. El bañador, aunque sea enero.
27. Tabaco y mechero, y que se sepa, no ha fumado en su vida.
28. El Ipod con música de la tierra
29. Una bengala por si tenemos un accidente
30. Bolsas de plástico que siempre vienen bien.

31. Cerillas impermeabilizadas

32. Un poncho contra lluvia

33. Cuerda, alambre y cinta aislante

34. La brújula


Y la bota de vino, que al fin y al cabo, vota a la CHA.

Total, que salís de casa y cuando aún no ha arrancado el motor , te mira y dice... "Cariño, no habrás cogido dinero. Hace falta gasoil"

jueves, 17 de enero de 2008

PEQUEÑAS COSAS

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Anoche, alguien que sabe que estoy en unos días de mucho tute a nivel laboral, me envió una canción por correo electrónico con el fin de que me hiciera sonreir al encontrarla esta mañana cuando llegara a trabajar.

Sabía que Norah Jones es buena, pero no hasta el punto de tener estos efectos sobre mi.

De repente parecía que el sol, que a esas horas aún no ha salido, entraba a raudales por la ventana. El café de la máquina se ha convertido en algo posible de tomar. Y los asuntos que tenía atascados desde hacía varios días y no me dejaban avanzar se han resuelto como por arte de magia.

No se si será la música, pero nueve horas después, sigo sonriendo.

miércoles, 16 de enero de 2008

EXCESO DE EQUIPAJE

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Al contrario de lo que piensan nuestras madres, lo verdaderamente chungo a nuestra edad, no es tener un novio divorciado, con hijos y exceso de colesterol, sino encontrar a alguien sin pasado. Si cumplidos los treinta consigues encontrar a un fulanito/a sin ex pareja, sin neuras, sin hijos ni perros, sin broncas con el banco... echate a temblar.

Echando cuentas rápidas, en treinta y seis años a cualquiera de nosotras nos ha dado tiempo de licenciarnos, pagar media hipoteca, hacer un master, encontrar un trabajo decente y tener al menos un par de relaciones largas con señores que se siguen llevando estupéndamente con nuestras madres... Y mientras, que es lo que ha estado haciendo él?

Nickname dice que esto es como La Mafia, que muchas veces conviene no saber, pero lo cierto es que cuando conoces a alguien, su pasado es una especie de código de barras que te permite hacerte una idea aproximada de lo que puede estar por venir. Y digo puede porque las personas y menos a esta edad no somos ni mucho menos, ciencias exactas. Afortunadamente. Eso sí, aunque siempre queda un margen para la sorpresa, los tipos de hombres y mujeres que andamos por el mundo entre los treinta y los cincuenta, tendemos a repetirnos. Veamos algunos ejemplos:

  • Los/as inasequibles al desaliento, que aún creen en el amor y a pesar de coleccionar chasco tras chasco, no pierden nunca la fé. Son aquellos que a la segunda cita tienen la certeza de haber dado con el amor de su vida, que a las dos semanas se mudan a su casa y a los dos meses, vueven con las orejas gachas tras una nueva decepción. No distinguen entre altos y bajos, guapos o feos, amenos o pesados y su único criterio de selección es "que me quiera". Mientras la historia dura, jura que ésta es la definitiva mientras los amigos nos las vemos y deseamos para recordar el nombre del ligue de este mes.
  • Los/as adictos al trabajo, que sin darse cuenta han sacrificado su vida personal por un buen trabajo y ahora no saben como salir del pozo. Viven al menos doce horas al día en el despacho y cuando salen, siguen con el ordenador en casa, hacen un master o van a clases de inglés. Un buen día, descubren que en su armario solo cuelgan trajes, que no saben lo que cuesta un cubata y no recuerdan ni que película vieron en el cine la última vez.
  • Los/as seguidores de Atila, que pasan de cama en cama cuidando sobre todo no dejar rastro para evitar que haya una segunda vez, no vaya a ser que les guste demasiado. Son eternos Peter Pan que saltan de Wendy en Wendy esperando que en el país de Nunca Jamás se les permita vivir siempre como cuando tenían 20 años.
  • Los/as gatos escaldados, que salieron tan chamuscados de su última historia que no quieren saber nada más. Se cierran como ostras ante cualquier posibilidad de repetir un modelo, el de pareja ideal que termina degenerando en la guerra de los cien años. Son desconfiados a la fuerza. Lo perdieron todo en aquella guerra.
  • Los perfectos padres separados, muchos de los cuales pasaban olímpicamente de sus vástagos cuando compartían techo y que de repente se ven abducidos por una especie de sarpullido de paternidad. En la primera cita ya te explican que sus hijos son lo prioritario y en la segunda, te pasan el planning trimestral que han pactado con sus exmujeres para que adaptes tu horario a los suyos. El planning salta por los aires en cuanto ella descubre que tu has llegado a su vida y desde ese momento, los imprevistos de ultima hora se convierten en lo habitual y tu flipas con su puntería mientras te planteas serimente llamar a Iker Jimenez para que investigue su poder mental. Como puede ser que ella sepa exactamente en que momento os meteis juntos en la bañera y te empiezas a animar?
  • Los/las separados desesperados, que aún no han firmado los papeles del divorcio y andan buscando como sea un recambio en su cama y en su vida. En una primera fase, cierran barres con el amigo soltero y apuran copas volviendo a casa con lo primero que cae. Cuando pasa el subidón se tranquilizan y buscan alguien que reproduzca en casi todos los detalles aquello que dejaron atrás.

Hay muchos otros, seguro y posiblemente en vuestros comentarios aparecerán muchos más. Pero aunque pueda parecer lo contrario, cualquiera de los anteriores son mejor que un hombre sin pasado. Tienen a ventaja de que una siempre sabe lo que va a encontrar.

martes, 15 de enero de 2008

UN LUGAR EN EL MUNDO

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Hay lugares en el mundo donde uno comprende que Dios existe. Roda de Isábena es uno de ellos.

Pisé Roda de Isábena por primera vez una noche de primavera de hace seis años, y aunque en realidad fue por desconocimiento prefiero pensar que la suerte nos hizo aparcar el coche a la entrada del pueblo, para que así, el efecto brutal de las calles de piedra iluminadas apenas fuera todavia más crudo.

Las calles que nos llevaron hasta la plaza de la catedral estaban vacías. De coches, de personas, de ruidos. Hasta que al llegar a la plaza de la catedral no pudimos contener un grito. Recuerdo que aquella noche dimos vueltas y vueltas por aquellas calles, de la plaza al mirador, del mirador al palacio episcopal, del palacio al callejon de los faroles. Con la boca abierta. Como idiotas. Sin poder creerlo y agradeciendo a quien fuera un regalo asi. Y era solo el primero.

A la mañana siguiente al despertar en aquella habitación modesta y abrir el balcón hacia una Ribagoza virgen sentí ese ahogo que solo proporcionan los momentos de felicidad absoluta, que se repitieron al cruzar el claustro soleado y entrar en el refectorio en busca de un desayuno que recordaré toda mi vida.

Esa mañana, encontramos en la catedral a un hombre que amablemente se prestó a contarnos como habia sido la historia de un milagro, el milagro de una catedral que pudo mantenerse en pie gracias a la tenacidad de una sola persona. El nos enseño la cripta, las sandalias y la túnica de San Ramón y nos contó lo ocurrido una noche terrible de diciembre de 1979 cuando un ladrón que luego se haría famoso forzó aquellas puertas para llevarse un tesoro que durante varios años estuvo en manos de coleccionistas sin escrúpulos de media Europa.

Solo al final de la visita quiso acompañarnos a una urna, donde sobre una estructura de metacrilato reposaban los restos del mueble medieval más antiguo conservado nunca y que fue robado por ese ladrón famoso, Erik el Belga la noche del 6 de diciembre. Apenas unos pedazos de madera tallada que cuentan una historia fantástica, porque el mismo hombre que había levantado la catedral con años de duro trabajo, se consagró desde entonces a perseguir al ladrón hasta conseguir convencerle de que devolviera lo robado.

Lo que no nos contó, lo averiguamos horas más tarde, es que él era el hombre que soñó con que aquella catedral podía volver a ser lo que fue y lo consiguió poco a poco, con sus propias manos. Que él era el hombre que pasó meses durmiendo en un catre en la propia catedral, por si el ladrón volvía. No nos contó que tras Roda vinieron otras muchas pequeñas iglesias en toda Ribagorza. No nos contó que se llamaba José María Leminyana.

Volví unos años mas tarde, con la persona que más he amado nunca y que sin embargo, me dió en ese lugar tan especial para mi, una de las peores noches de mi vida. Pero como todos sabemos, el amor, el amor verdadero, ese que buscaban en La princesa Prometida, aguanta cualquier cosa y mi amor por Roda sigue intacto, como aquel primer dia que sentí el sol de la Ribagorza en la cara.

Hoy me han contado que José María Leminyana, el párroco de Roda de Isábena, el hombre que hizo volver atrás a Erik el Belga, está muy enfermo. Que posiblemente nunca vuelva a subir a un andamio para repasar un capitel, que ya no vigilará que los turistas no hagan fotos en la cripta, que no volverá a enseñarme nunca desde que punto hay que mirar la silla de San Ramón para imaginar como era.

Pero mirando aquellas fotos una no puede dejar de pensar que si se lo propone, el hombre que levantó una catedral tras siglos de abandono y que hizo cambiar al ladrón mas famoso del mundo, ¿Por que no va a volver cualquier dia a guiarnos en una visita inesperada entre las piedras gloriosas de Roda?

TIEMPOS REVUELTOS

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Dieciocho grados, teníamos el domingo en Zaragoza. Increíble en pleno mes de enero y me da que este tiempo tan atípico está haciendo estragos en el mercado, que anda revolucionado. Para que me entendáis, están las hormonas que ni que estuviéramos en mayo.

Sábado noche en el Rock and Blues, aparece Nickname (Atila) acompañado de una mujer con la que ya ha sido visto antes. Saltan las alarmas y el domingo, queda conmigo para tranquilizarme. De acuerdo, confiesa que ha repetido, que se ven de vez en cuando pero, fiel a sus principios, ella jamás ha dormido en casa. El gurú de las retiradas a tiempo sigue levantándose a las cinco de la madrugada para asegurarse de que esto sea así. Como nunca me ha ocurrido, yo le pregunto, ¿Cómo se le dice a una mujer a esas horas de la madrugada que salga de tu cama? Muy amable me explica que afortunadamente, para esas cosas, las mujeres tenemos un sexto sentido especial. Al segundo codazo, nos damos por enteradas.

Lunes noche, al salir de clase me recoge Robin Hood, que ha andado desaparecido durante todo el fin de semana. A la que puede, me lo suelta “¿Qué te parecería bailar un tango en el puente de Santiago?” “Una horterada”, le contesto yo. Insiste “¿Qué te parecería bailar un tango en el puente de Santiago?” “Propio de un guión cutre de una coproducción argentina” le respondo. Al final, me confiesa que la chica que le hizo bailar el tango, terminó llevándoselo a casa a bailar otras cosas.

Hablo con el Guardián del Grial, que sigue encerrado entre cuatro paredes con lo que se supone es un rollo. Me cuenta que ella, por aquello de la comodidad, ha llevado a su casa secador de pelo, algo de ropa interior y unas zapatillas viejas. Como a través del teléfono no puede verme, sonrío y me callo.

Y hace apenas un rato, me llama el Oráculo del tercero con noticia bomba. Un colega de su hermano se le acaba de declarar. A mí, lo que me sorprende es que la muy torpe no lo viera venir de lejos, porque el chaval, menos publicarlo en el Heraldo, más pistas no le ha podido dar.

En fin, que como esto siga así, vamos a declarar esto un problema de salud pública. Y yo no se si será el tiempo o la influencia, que hasta una, aunque no quiera reconocerlo, empieza a tener sensaciones raras…

Más detalles, en próximos capítulos.

sábado, 12 de enero de 2008

ATREVERSE A MIRAR

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Un buen amigo ha empezado una historia en serio con una mujer que, sinceramente, nunca pensé que le fuera a interesar. El anda subido en las nubes y yo le deseo, con todo el cariño que le tengo que este amor le haga tan feliz como él merece. Otro, lleva unos meses saliendo con una mujer extremadamente celosa que cuestiona cada paso que da a pesar de que él es una de las personas más honestas y transparentes que he conocido nunca. Después de cada bronca, él se plantea si merece la pena, duda, pero sigue ahí.

Lo bueno de la vida es que nunca deja de sorprendernos, que cuando menos te lo esperas, aparece alguien capaz de elevarte un metro sobre el suelo y mantenerte, al menos por un tiempo, a ese nivel. Hay quien dice que en realidad no nos enamoramos de las personas sino de los efectos del amor, de la capacidad que otras personas tienen de provocarnos ese subidón que los bioquímicos ya han traducido en una serie de enzimas que lejos que quitarle misterio al efecto del enamoramiento hace que sea todavía más desconcertante.

¿Por que hay personas capaces de provocarnos ese sentimiento y otras que no? ¿Por que personas que objetivamente serían ideales para nosotros nos dejan fríos y sin embargo terminamos colgándonos hasta las trancas del más inconveniente? ¿Por que un tipo que hace unos meses no nos hubiera interesado ahora se perfila como el candidato ideal? ¿Por que de hecho, ese amigo de siempre en el que nunca habíamos pensado es ahora nuestro principe azul?

Porque todos cambiamos. Cambian nuestras circunstancias, cambian nuestras necesidades y el amor, en definitiva no deja de ser la forma de satisfacer muchas de esas necesidades que en algunas ocasiones ni siquiera sabemos que están ahi.

A veces, cuando intentamos explicarnos objetivamente por qué sentimos atracción hacia una persona con la que apenas tenemos nada en común, que ni siquiera responde a los cánones estéticos que hasta el momento nos parecían fundamentales, deberíamos mirar hacia nosotros mismos, porque muy posiblemente esa persona tan lejana a nuestro ideal de pareja viene a cubrir unas necesidades concretas, quizá latentes, quizá ignoradas, pero que están ahi.

Por eso, hay momentos de nuestra vida en los que todo nos desborda, en que buscamos la protección de una persona sensata, que sea nuestro refugio y nuestro sostén. En otros, en los que la rutina se come los dias del calendario, nos agarramos a esa aventura que nos devuelve las ganas de vivir. Incluso hay ocasiones en las que despues de muchos intentos fallidos, cuando el agotamiento nos hace zozobrar, uno se refugia en el "mas vale malo conocido" de esa persona cercana sacrificando la pasión a cambio de compañia.

Os habeis atrevido a pensarlo alguna vez? Que es exactamente lo que andais buscando? O por que dormis con quien lo haceis? Es un ejercicio de autocrítica a veces doloroso y hay quien, seguro, prefiere no saber, pero... ¿es justo para la persona que tenemos al lado? ¿Es justo para nosotros mismos si esa persona ha hecho la misma reflexión?

El amor es egoista. Siempre. Lo que ocurre es que muchas veces, no nos atrevemos a abrir un agujerito, mirar dentro y descubrir que no nos gusta lo que hay.

miércoles, 9 de enero de 2008

LA BANDA SONORA DE LA VIDA


















De todas las felicitaciones navideñas de este año (por cierto, en el correo de hoy aún han llegado un par de agendas y tres o cuatro tarjetas de Navidad) la que más me ha gustado, sin duda, ha sido la de una agencia de publicidad que ha editado un cd con la selección musical de sus empleados. La idea es pasar la música al mp3 y utilizarla en los distintos momentos del día. De esta forma, hay una canción para levantarse, otra para ir a trabajar, una tercera indicada para el café de media mañana, y asi, hasta treinta o más.

La idea me gusta porque recoje en cierta medida el espiritu de lo que yo llamo "Banda sonora de mi vida" y que está formada por los temas que en algún momento de estos 36 años que llevo en el mundo, han estado ahí, poniendo música a un momento vital que ha sido importante.

Recuerdo por ejemplo que durante mucho tiempo he sido incapaz de escuchar a Pablo Milanés cantando "Yo pisaré las calles nuevamente..." sin ponerme a llorar recordando lo dura que fue la época que pasé trabajando en un espacio de política latinoamericana en Radio Exterior de España. Las noches sin dormir en Prado del Rey, aquel Madrid inhóspito en verano y sobre todo las terribles historias que contábamos pensando siempre, sin embargo, que un dia todas aquellas personas podrían volver a pasear por las alamedas como si nada hubera pasado, como cantaba Milanés. Muchos, sin embargo, nunca pudieron volver.

La Ronda de Boltaña, Kepa Junkera, Comando Cucaracha o Mallacán son las letras y los bailes de mis cenas en la Cadiera, los viajes por Sobrarbe, las manifestaciones en L´Ainsa y las broncas por Yesa y la suerte de haber podido recuperar la fe en las causas perdidas. Tantas noches, tantas peleas, tantos amigos.

Distritocatorce ha sonado en mis mejores noches eróticas y espero que suene muchas veces más, pero hay una muy especial que le deberé siempre a Frank Sinatra cantando en aquel palomar. Ismael Serrano, sin embargo, sigue siendo el barro en que me revuelvo en mis peores momentos agarrándome a ese principio de incertidumbre que abre un resquicio pequeñito a que todo cambie de repente. ¿Y por que no?

Nosotros no elegimos las canciones, ellas nos eligen a nosotros y muchas veces no nos damos cuenta de que están ahi, de que ya forman parte de la historia de nuestra vida hasta que ha pasado algún tiempo, cuando de repente, en la radio suena algo que te hace sonreir o te duele hasta extremos que no podías recordar. Son resortes de la memoria. Son trozos de vida metidos en un cd.

lunes, 7 de enero de 2008

¿Pueden hombres y mujeres ser amigos?

Tras la pausa de las vacaciones, recupero con Robin Hood el placer de las cenas tranquilas donde lo principal del menú es la conversación. Después de tantos días sin vernos las novedades se acumulan y saltan entre plato y plato buscando su momento de protagonismo a codazos entre el ruido del local. Será cosa de la edad, pero con los años cada vez me molesta más la falta de educación de aquellos que hablan a gritos en los restaurantes y obligan a todos los que les rodean a levantar más y más la voz, de manera que una puede seguir con detalle el lío entre el contable y la secretaria de una fábrica de papel y no enterarse de lo que le cuenta la persona que tiene sentada enfrente.

A pesar de todo, conseguimos entendernos y sigue más tarde la conversación en un bar entre cafés y copas hasta que en un momento, sonríe de oreja o oreja y confiesa cuánto le gusta esta complicidad. Y yo le miro y asiento, y sonrío pensando en la máxima de mi Compañera de viajes que asegura que es imposible la amistad entre un hombre y una mujer.

Hemos hablado del tema en varias ocasiones, quizá porque nuestras experiencias son opuestas. En mi vida, hay varios hombres a los que considero buenos amigos, amigos de verdad, con los que una llegado el momento, siempre puede contar. Amigos de confidencias, de malos momentos y buenos también, de los que te acompañan en los marrones y celebran los triunfos como si fueran propios. Mi Compañera de viajes, alega que un hombre "siempre quiere más". Y yo me pregunto si nuestra experiencia vital puede ser tan radicalmente distinta como para ponernos a cada una a un extremo de este ring.

¿Pueden hombres y mujeres ser amigos? ¿Sin que exista nada más?

Mi experiencia me dice claramente que sí, pero para ampliar el trabajo de campo, esta mañana le formulo la pregunta a Ayax, una de las cabezas más brillantes que conozco y con un punto de vista más que sensato sobre las relaciones personales. El apunta que si ninguno de ellos tiene un interés sentimental por el otro, la relación de amistad se puede dar, pero que si una de las partes está interesada en algo más...

¿Algo más? ¿Por qué algo más? ¿Es que acaso las relaciones entre hombres y mujeres tienen que medirse siempre con un criterio de atracción sexual? ¿Es que por encima de género no somos todos personas? ¿Es que cualquier hombre o cualquier mujer es por defecto susceptible de convertirse en objeto de atracción de cualquier miembro del otro sexo?

El debate esta abierto. ¿Cual es vuestra opinión?

sábado, 5 de enero de 2008

LA VIDA REAL

Anda mi madre pesadísima con la cantinela de que quiere un nieto y la verdad es que en noches como hoy, uno se da cuenta de cómo cambian las cosas en las casas en que la Navidad y la Noche de Reyes, se viven con niños.

Cualquiera que me conozca sabe que a espíritu navideño no me ganan ni la mula y el buey, que con eso de dar calorcito en el portal pasaron a formar parte sin pensarlo de la historia de todos nosotros y aunque tengo una perra que parece un borreguito del belén, pues la verdad, no es lo mismo.

Esta ha sido una Navidad rara, tanto subir y bajar de Zaragoza a Jaca y de Jaca a Zaragoza, con todas las movidas en el trabajo, sin el abuelo y con la abuela tan pachucha… De repente te das cuenta de que el tiempo pasa y esas tradiciones navideñas que parecían que siempre iban a marcar el calendario familiar, de repente desaparecen y lo peor de todo, es que no pasa nada.
No pasa nada por no poner el árbol, no pasa nada por no jugarnos a los chinos los dos roscos de vino de la caja de doscientos polvorones, no pasa nada porque este año el turrón de mazapán que en realidad no le gusta a nadie, se quede sin abrir…

Pero si pasa. Pasa que nos hacemos mayores. Pasa que este año tampoco ha nevado en Navidad. Pasa que hemos comprado regalos a última hora y por obligación. Pasa que echas de menos aquellas cenas multitudinarias de tíos, primos, sobrinos, que un año sin más, dejamos de hacer. Pasa que todo cambia. Y algunas cosas para mal.

Y de repente me he encontrado deseando que pasen de una puñetera vez las fiestas para volver a la vida real. A los madrugones y el café de máquina, a las clases de arte y las comidas de trabajo, al teatro de los jueves y los vinos a deshora en cualquier bar, a ir siempre con la hora pegada a la espalda y a la nevera vacía… a la vida real.

Tened por seguro que de aquí a diez días estaré refunfuñando porque no llego a tiempo a nada, pero hoy, a estas horas y mientras fuera llueve a cántaros, estoy deseando volver a esa puñetera, estresante, agotadora, imprevisible, maravillosa vida real.

LA MIA.


jueves, 3 de enero de 2008

En tu casa o en la mía?

Tengo un amigo que se jacta de no haber llevado JAMAS una mujer a su casa. Otro, practica lo que él llama la táctica de “tierra quemada”, es decir, desaparecer como Atila, sin dejar nada tras de sí. Y aún hay un tercero, que nos llama a todas, amigas incluidas “cariño” por aquello de no cambiar el nombre a la de hoy por la de ayer. Son ejemplos claros de un nuevo tipo de hombre que está proliferando en la jungla de la segunda vuelta: los alérgicos al compromiso o más coloquialmente “quemados”. Hombres que sienten la necesidad imperiosa de sumar conquistas a su normalmente birrioso currículo sentimental (habitualmente se casaron con su novia del instituto nada mas terminar la carrera y a los cuarenta y tantos se acaban de separar) pero que no quieren saber nada de una relación estable. ¿Por qué? Pues posiblemente porque terminaron hasta el gorro de la adjunta que les tocó en suerte.

Pero como en esta vida nada es tan fácil como parece, el mercado se regula con otro tipo de hombre radicalmente opuesto al anterior, el que busca desesperadamente que alguien lo adopte y se lo lleve a casa. Este tipo que también sale de una relación anterior, pero con la diferencia de que posiblemente el fin de su historia llegó el día en que ella, sin más, se largó. Y de repente el individuo descubrió que no solo es incapaz de dormir solo, sino que planchar es una putada y cocinar, ni te cuento.

Los primeros te pondrán mil excusas antes de darte su número de teléfono, si es que te lo dan, mientras los segundos, subirán contigo para estar hora y media como mucho y a la que te descuides habrán domiciliado en tu casa su recibo de Movistar.

Tanto unos como otros, cuando llegado el momento surge la pregunta clave “En tu casa o en la mía”, no dudarán un segundo, en la nuestra. Pero queridas, hay que tener en cuenta unos datos claves para saber si te enfrentas a un Atila que saldrá por patas en cuanto termine y te dejara dormir en paz o por el contrario, has dado con el Ocupa del mes.

¿Sabes que se llama Paco, que es de Cuenca y poco más y aunque vives a 20€ de taxi jura y perjura que tu casa está más cerca? ¿Curiosamente, las tres veces que has quedado con él ha sido a través de msn y nunca jamás lo has visto con un móvil encima? ¿Esquiva mejor que James Bond las preguntas personales/familiares/laborales? No hay duda. Estás ante un caso claro de Atila o lo que es lo mismo, un sujeto afectado por estadio avanzadísimo de fobia al compromiso que saldrá corriendo de tu cama y de tu casa con la excusa de que el cigarro mejor se lo fuma en la calle no vayas a coger olor las cortinas. Por su puesto, de una segunda vuelta, ni hablamos.

En el otro extremo, están los ocupas, que muchas veces se confunden con otro espécimen conocido también como “yerno ideal” y del que hablaremos en otra ocasión. Para detectarlo, hay varias cuestiones claves. Si le dice al taxista de memoria la dirección de tu casa, si al pasar por los buzones coge la publicidad de la tienda de llaves de la esquina y si te ha dicho al menos siete veces que le encanta la cocina y lo que mas le relaja del mundo es planchar… No dudes ni un segundo. Este, viene a instalarse y a la que te descuides, se quedará.

Que estoy exagerando? Preguntad, preguntad…

miércoles, 2 de enero de 2008

Más sobre bicis viejas...

Me llama Pepito Grillo para preguntarme como se yo si un tio va a ser una bici de carreras o un patinete sin haberme subido antes. Y la verdad es que me quedo sin saber que contestarle. Porque sinceramente no lo se.

Hay quien dice que eso se nota, que cuando conoces a alguien sabes lo que va a dar de si, en la vida, en una posible relación y hasta en la cama. Pero cuando yo escucho esto, me viene a la cabeza el estribillo aquel de "sorpresas te da la vida" y Pepito Grillo me confirma que en el caso de las mujeres es igual, que uno nunca sabe por donde va a escampar.

Pero en realidad, cuando hablo de bicis, patinetes y demás me refiero a lo difícil que resulta, cuando has salido de una relación larga comenzar de nuevo con otra persona y adaptarte a otra forma de ver la vida, a otras costumbres, a otra piel. Es como si después de haber corrido el Tour de Francia de repente te ves en el centro de una pista de hielo con patines nuevos. Y hay que empezar de cero. Y tu, que te sabías de memoria la alineación del Barça, habías cambiado el café por Cola-cao y estabas preparada para hacer el Camino de Santiago, te ves condenada a aprender las reglas de pelota vasca, beber pacharán sin hielo y empezar a entrenar para San Fermín. Y lo peor de todo, sin saber en realidad si esto de los encierros te va a gustar.


Pero afortunadamente, como dice el chiste, si quieres que un aragonés haga algo, dile que no puede. Y los navarros, ni os cuento. Asi que ahí andamos todos, levantándonos una y otra vez después de cada caída y dispuestos de nuevo a echar a andar. Y si en el camino hay que pararse en Ikea o aprender macramé, pues oye, que le se le va a hacer? Porque en el fondo equivocarse no tiene importancia, lo que de verdad importa es tener las ganas y el buen humor de volver a intentarlo otra vez.

Así que sea en bici, patinete o a pie, suerte a todos los que aún tienen (tenemos) fe.

martes, 1 de enero de 2008

Bienaventurados los que guardan las bicis viejas...



MITOS SOBRE SEXO. Capitulo 1


Hay quien dice que el sexo es como andar en bicicleta, que una vez que has aprendido, ya no se olvida.
Yo digo que quien inventó esa frase, o no había montado en bici en su puñetera vida o sabía de sexo lo mismo que yo de fontanería. O sea, lo justito para salir del paso.

Imaginemos que una se ha pasado dos, tres, cuatro años de su vida currándoselo como un minero noche tras noche para conseguir la perfección absoluta sobre la bicicleta que le ha tocado en suerte. Pongamos que la bici tampoco ha estado mal y ha puesto interés, hasta el punto de haber conseguido la compenetración absoluta.

Como ya sabemos que la vida es como una balanza antigua y que cuando parece que uno alcanza el equilibrio, algo o alguien le mete una patada a la balanza y hay que empezar de nuevo, de repente nos pegamos un leche del siete y rompemos con la bici que tanto nos había costado aprender a montar.

Pasan los días y poco a poco nos recuperamos de las heridas que la dichosa bici nos dejó y como ya andamos bien de salud y de ánimo, nos acercamos a la tienda (de segunda mano, claro, que ya tenemos una edad) a comprar un cacharro nuevo. Y es ahí cuando una, que creía tener una técnica perfecta, ve la luz. O mejor dicho, cuando se pega la segunda leche.

Porque de repente descubrimos que no solo hay bicis de carreras, de montaña y de paseo, con marchas y sencillitas, tamdems y hasta de tres ruedas!!! sino que además, el mercado se ha espabilado tanto que se venden patinetes con motor, patines en línea, monopatines y si me apuras, hasta alas delta.

Y tú, te quedas ahí, como una gilipollas madre. Borrando del disco duro lo que habías aprendido. Porque encima, el nuevo artefacto tiene ya una edad, y por lo tanto, una lista de rarezas de apaga y vamonos.

Por eso, cuando algunos amigos se quejan de que las mujeres nos resistimos tanto a tener un rollo de una noche, yo los llevo a una tienda de bicicletas, paramos en el escaparate y les pregunto… ¿tu recuerdas cuando tenías once años, subias a la Orbea y empezabas a pedalear?

Bienaventurados los que dejan que la mujer apropiada les compre la ropa...


Está científicamente demostrado, las mujeres tenemos la necesidad de cambiar la manera de vestir del hombre con el que estamos. Si lo hemos conocido con vaqueros y camiseta, soñamos con verlo de traje y si es de los de corbata a diario lo arrastramos de escaparate en escaparate buscando el jersey de cuello vuelto con la chaqueta de pana.

Posiblemente se trata de alguna manera enrevesada de marcar nuestro territorio, sobre todo si él acaba de salir de una relación reciente o... todavía está en ella. Vestirlos a nuestro gusto es la forma de decir al resto del mundo que ahora somos nosotras las que decidimos como, cuando y dónde y hay que reconocer que la mayoría de las veces les hacemos el favor del año. ¿Quien no conoce algún caso de hombre al que encontramos vestido como un jubilado alemán de vacaciones en Benidorm y a los seis meses parecía un anuncio de Calvin Klein? El pobre no tenía ninguna culpa de que el criterio estético de su ex incluyera como el sumum de la elegancia las chaquetitas de punto de octogenario o las camisas amarillas de cuadros de mantel "tan animadas".

El asunto de la ropa es menos frívolo de lo que parece y hay mujeres que lo utilizan como arma de defensa activa. Sobre todo las que combinan una pareja más atractiva que ellas con un punto de inseguridad personal y visten a sus adjuntos como si fuera una venganza. Y ellos, que además de guapos suelen ser buenas personas, tragan con lo que sea. ¿Como se explica, si su mujer no está detrás, la pinta con que David Cantero aparece en el Telediario? Cualquiera con menos de dos dioptrias sabe que a un canoso jamás de le puede vestir de blanco o gris perla y ahí está él, fin de semana tras fin de semana con el mismo traje apagado, mientras su señora duerme tranquila en casa sabiendo que su marido trasnmite menos calor que las cigalas para navidad que compramos en noviembre.

Y dirán algunos... ¿y los que no tenemos pareja? Peor, teneis madre. Y la mayoría de las veces una madre tan encantadora y bienintencionada que por llevar a su niño "moderno" a ver si le buscamos novia, se deja encasquetar en el Corte Inglés esos jerseys de cuello redondo fucsias, verde manzana o azul turquesa con camisa de cuadritos a juego que vosotros os poneis porque al fin y al cabo, madre solo hay una y en el armario no queda nada limpio.

Sin embargo y aunque parezca imposible, hay un caso peor. El de los políticos con asesor de imagen. Dos ejemplos. El presidente de una comunidad autónoma (cuyo nombre obviamente no voy a revelar), con muy buena planta, cambió poco antes de las elecciones sus gafas de montura al aire por otras con un diseño moderno y rompedor que le quitaba de un plumazo y a pesar de esos trajes de color indefinido y corbatas tristes, veinte años de encima. Le duraron dos días. Sus asesores pensaron que eran demasiado "juveniles".

También en las pasadas elecciones, en la grabación de un debate electoral entre candidatos a las Cortes de Aragón (en una Radio Televisión Autonómica cuyo nombre imaginareis), cuatro de los cinco candidatos aparecieron con la misma corbata roja. El quinto era de IU. Hubo que hacer una razzia de urgencia por la casa para encontrar cuatro corbatas distintas y todo porque un gurú de la imagen decidió que el rojo proyecta una sensación de confianza y dinamismo entre los votantes.

Pero en el fondo, lo mas alucinante de todo esto es que la disciplina de partido solo sirva para uniformar a los militantes. O es que de verdad os creíais que todos los del PP habían descubierto al mismo tiempo la combinación de camisa azul con corbata amarilla de la pasada legislatura?