Tengo un amigo que se jacta de no haber llevado JAMAS una mujer a su casa. Otro, practica lo que él llama la táctica de “tierra quemada”, es decir, desaparecer como Atila, sin dejar nada tras de sí. Y aún hay un tercero, que nos llama a todas, amigas incluidas “cariño” por aquello de no cambiar el nombre a la de hoy por la de ayer. Son ejemplos claros de un nuevo tipo de hombre que está proliferando en la jungla de la segunda vuelta: los alérgicos al compromiso o más coloquialmente “quemados”. Hombres que sienten la necesidad imperiosa de sumar conquistas a su normalmente birrioso currículo sentimental (habitualmente se casaron con su novia del instituto nada mas terminar la carrera y a los cuarenta y tantos se acaban de separar) pero que no quieren saber nada de una relación estable. ¿Por qué? Pues posiblemente porque terminaron hasta el gorro de la adjunta que les tocó en suerte.
Pero como en esta vida nada es tan fácil como parece, el mercado se regula con otro tipo de hombre radicalmente opuesto al anterior, el que busca desesperadamente que alguien lo adopte y se lo lleve a casa. Este tipo que también sale de una relación anterior, pero con la diferencia de que posiblemente el fin de su historia llegó el día en que ella, sin más, se largó. Y de repente el individuo descubrió que no solo es incapaz de dormir solo, sino que planchar es una putada y cocinar, ni te cuento.
Los primeros te pondrán mil excusas antes de darte su número de teléfono, si es que te lo dan, mientras los segundos, subirán contigo para estar hora y media como mucho y a la que te descuides habrán domiciliado en tu casa su recibo de Movistar.
Tanto unos como otros, cuando llegado el momento surge la pregunta clave “En tu casa o en la mía”, no dudarán un segundo, en la nuestra. Pero queridas, hay que tener en cuenta unos datos claves para saber si te enfrentas a un Atila que saldrá por patas en cuanto termine y te dejara dormir en paz o por el contrario, has dado con el Ocupa del mes.
¿Sabes que se llama Paco, que es de Cuenca y poco más y aunque vives a 20€ de taxi jura y perjura que tu casa está más cerca? ¿Curiosamente, las tres veces que has quedado con él ha sido a través de msn y nunca jamás lo has visto con un móvil encima? ¿Esquiva mejor que James Bond las preguntas personales/familiares/laborales? No hay duda. Estás ante un caso claro de Atila o lo que es lo mismo, un sujeto afectado por estadio avanzadísimo de fobia al compromiso que saldrá corriendo de tu cama y de tu casa con la excusa de que el cigarro mejor se lo fuma en la calle no vayas a coger olor las cortinas. Por su puesto, de una segunda vuelta, ni hablamos.
En el otro extremo, están los ocupas, que muchas veces se confunden con otro espécimen conocido también como “yerno ideal” y del que hablaremos en otra ocasión. Para detectarlo, hay varias cuestiones claves. Si le dice al taxista de memoria la dirección de tu casa, si al pasar por los buzones coge la publicidad de la tienda de llaves de la esquina y si te ha dicho al menos siete veces que le encanta la cocina y lo que mas le relaja del mundo es planchar… No dudes ni un segundo. Este, viene a instalarse y a la que te descuides, se quedará.
Que estoy exagerando? Preguntad, preguntad…
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2 comentarios:
Da la impresión de que todos somos "Atilas" o "Yernos ideales".
Para cuándo un artículo sobre los "Términos medios",más conocidos como "Normalicos"?
Sobre todos aquéllos que ni aspiran a ir de machitos por la vida,ni a okupar la casa de nadie?
Sobre todos esos ilusos que no pierden la fe,piensan que la siguiente es la buena,y encima se llevan la fama de "Atilas"?
Cruel destino el nuestro.
Porque aplicando lo que dice una máxima periodística "las buenas noticias no son noticias", y por la misma regla de tres, los "Normalicos" no sois tema de conversación, entre otras cosas porque debeis quedar poquísimos, ya que casi todos, viven felices con las "Normalicas".
El problema es que los que escribimos y los que salen en los blogs, son los otros, los que no son "Normalicos ni normalicas", pero... ya que lo pides asi, hecho. Escribiré una entrada sobre vosotros. Seguro que se me ocurre algo.
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