martes, 29 de julio de 2008

UNA HISTORIA DE AMOR EN INTERNET


La historia es más que simple. Una tarde, en la línea 5 del metro de Nueva York, un hombre se fija en la chica que viaja en el mismo vagón. La mira, no puede dejar de mirarla y cuando ella baja en su estación, su imagen ha quedado para siempre grabada en la retina de él.

Como es un hombre del siglo XXI, en vez de quedarse hecho polvo en el sofá suspirando por lo que no pudo ser, crea una web en la que dibuja a la chica, cuenta todos los detalles que recuerda y pide ayuda para localizarla. La red se pone en marcha y en apenas dos días consigue su nombre, dirección y teléfono.

Ella, alertada por algún amigo (posiblemente el mismo que facilitó los datos al chico), lo espera. Se conocen, se gustan y comienza su historia de amor en la era de internet...

Desgraciadamente, hasta los cuentos de niños terminan mal en estos tiempos difíciles y el romance apenas sobrevive un par de meses. Lástima. Aunque supongo que a estas alturas algún productor anda ya buscando protagonistas para llevar la historia al cine y si puede ser, antes de Navidad de 2009, que es cuando se estrenan las comedias románticas. Así que algún euro les quedará de todo esto.

Cachondeos aparte, que tire la primera piedra el que no tenga alguna anécdota tontorrona que ilustre sus historias de amor. Y lo siento por ellos, de verdad. Sobre todo por él, que a sus 21 años fue capaz de apostarlo todo por un flechazo surgido de unos minutos en un vagón de tren. Y por ella, por supuesto, porque después de una historia así... ¿como se vuelve al mundo real?


La web, por si quereis echarle un vistazo.
http://www.nygirlofmydreams.com/
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lunes, 28 de julio de 2008

MOSQUITAS MUERTAS versus MUJERES ESTUPENDAS


Hay veces que escribes y te olvidas. Y de repente, alguien aparece y lee. Y opina. Hace unos meses, en concreto el 22 de marzo de 2008, publiqué en este mismo blog una entrada bajo el título "¿POR QUE LOS HOMBRES PREFIEREN A LAS MUJERES DEBILES?",que tuvo unos cuantos comentarios. Esta semana, Andrea ha aportado uno más que no me gustaría que pasara desapercibido y por eso, lo copio aqui:

Hola, muy interesantes las opiniones. Tengo 30 años y creí que todo esto estaba superado que los hombres querían a su lado a una persona que sintieran como un igual. Pero después de terminar con mi pareja de toda la vida y conocer algunos tíos, me he dado cuenta que la situación es la misma que casi hace 50 años...aunque sea un tipo profesional, leído, inteligente bla bla bla con una tía que este su "nivel" (si esto es un nivel, claro jaja) se siente incomodo y la relación no psa de ser un encuentro fortuito. Hablando con amigas del tema me quede más tranquila porque pensaba que el problema era yo, que tenia algo horrible que hacia que despues de dos conversaciones salieran huyendo.Que vamos hacer...las alternativas son hacerse la "mosquita muerta" o esperar a que venga un hombre de verdad. jaja ahi estamos!!!

Después de leer el comentario, me salió enseguida la vena Corín Tellado y el impulso de contarle a Andrea que a mí, me pasó lo mismo. Que después de romper con tu tipo estupendo que me había apoyado en todo y con otro no tan estupendo pero que también había sido importantísimo en el empujón definitivo de mi vida personal y profesional, encadené una serie de citas catastróficas con tíos con los que a los tres minutos descubría que no tenía nada de que hablar. Uno de ellos, incluso, llegó a decirme "Piensas mucho, no interesas".

Aquellos meses pensaba de verdad que era rara e incluso llegué a bordear el límite peligrosísimo de la "recaída con ex" porque creía que no sería capaz de encontrar a nadie que pudiera interesarme minimamente. Pero iba al cine, a los Renoir y veía gente entrando en salas que programaban pelis afganas. Y tíos con pinta estupenda pululando con yo por los estantes de arte de la FNAC. E incluso llegué a salir con un profesor de universidad que parecía medianamente interesante y que resultó, de nuevo, ser un inmaduro.

Y el caso es que entre cita catastrófica y cita todavia peor, yo, que jamás habia estado sola, que siempre había tenido con quien ir al cine y de vacaciones, aprendí a vivir sola. Y me gustaba. Me gustaba llegar a casa y encontrarlo todo limpio y recogido, me gustaba la penumbra y el silencio y me gustaba sobre todo hacer lo que me daba la gana sin rendir cuentas a nadie. O sea, me volví todavía más rara y decidí que a estas alturas de mi vida, o el tipo en cuestión merecía de verdad la pena o prefería seguir disfrutando de mi vida a solas.

Pero dicen las abuelas de la montaña que siempre hay ojos que se enamoran de legañas y que el que es para tí, Dios te lo guarda. Así que querida, no rebles. Porque si el mundo está lleno de mujeres extraordinarias (nosotras), hay también por ahí un montón de tipos estupendos. Solo es cuestión de tiempo y de un poquito de suerte.

Y no, hacerse la mosquita muerta para cargar con un tipo que a las tres semanas va a pesarte como una losa no compensa. Estoy segura.

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domingo, 27 de julio de 2008

MUJERES CULPABLES



Este fin de semana leía en prensa dos entrevistas en profundidad a dos mujeres españolas que han triunfado profesionalmente. Una de ellas es un alto cargo en un banco de inversiones norteamericano, que dirige las delegaciones en Europa y Oriente medio. La otra, la nueva secretaria general del PP, Maria Dolores de Cospedal. En ambas entrevistas, los periodistas insistían una y otra vez sobre lo mismo: la vida personal.

Puede que me falle la memoria, pero dudo mucho que en ninguna entrevista jamás se le haya preguntado a Emilio Botín o a Mariano Rajoy como concilian su vida personal y profesional. No creo que a nadie con dos dedos de frente, se le ocurra plantearle a Pepiño Blanco si llega a tiempo de acostar a sus hijos por la noche o si Alberto Ruiz Gallardón va a las reuniones de la APA del colegio de sus niños. No tengo ni la menor idea del tiempo que Jose Manuel Entrecanales dedica a su familia, ni la verdad, tampoco me importa.

Lo que ocurre en la prensa es solo un reflejo del mundo real. Un mundo en el que muchas mujeres con éxito profesional andan arrastrando un sentimiento de culpabilidad atróz porque sus jornadas laborales se alargan día tras día o porque viajan continuamente. Y en casa, hay niños esperando.

Soy hija de padres trabajadores que jamás estaban en casa cuando mi hermano y yo volvíamos del colegio. Que yo recuerde, mis padres nunca fueron a las reuniones con profesores, ni a buscarnos en coche a la salida del colegio así cayeran chuzos de punta y en la función de fin de curso, los que aplaudían eran mis abuelos. Aprendimos solos a abrir solos la lata de foeigras para hacernos el bocadillo, a dejar las botas de nieve sobre un periódico viejo en el suelo de la cocina y que cuando se hacía de noche, había que cerrar las persianas de toda la casa, correr las cortinas y ponerse el pijama.

Gracias a esa "desatención" de madre trabajadora, a tantas noches de irnos a la cama sin que mi padre hubiera vuelto de trabajar todavía, mi hermano y yo pudimos estudiar en la universidad que elegimos, ambos a cientos de kilómetros de casa, hemos viajado por medio mundo y lo más importante, aprendimos desde pequeños a ser autónomos e independientes.

Yo no se si tener a mi madre en cada cada tarde me hubiera hecho diferente. Quizá si. Pero hoy, cuando han pasado los años y soy lo que soy, no puedo menos que agradecerle cada día el ejemplo de haber trabajado duro para sacar adelante su propio negocio, a costa de esfuerzo, de dejar de pasar muchos ratos con nosotros, de ver como otras madres echaban la tarde en la piscina. Y detrás de ella, siempre, mi padre, apoyándose mutuamente en cada nuevo proyecto.

Por eso ahora, cuando leo que compañeros de profesión insisten machaconamente en indagar si esas mujeres profesionales de éxito concilian su trabajo con su familia, me cabreo tanto. Por eso, cuando el ministerio de turno gasta miles de millones en campañas de publicidad para explicar a los españolitos de a pie que tienen que ayudar en casa en vez de gastar ese dinero en guarderías publicas que nos faciliten la vida a las mujeres trabajadoras, se me llevan los demonios.

Y pienso que tengo 37 años y un trabajo complicado y que algún día no muy lejano, tendré hijos. Y entonces, como le ocurrió a mi madre hace 30 años, el ministerio no me solucionará la vida. Porque hay cosas que no han cambiado. Porque a pesar del tiempo transcurrido parece que hay que seguir eligiendo entre carrera y familia, hijos o exito. Y elijas lo que elijas, sentirte siempre culpable.


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jueves, 24 de julio de 2008

PROSTITUCION EN TIEMPOS DE CRISIS


Publicaba el pasado domingo el diario EL PAIS un reportaje sobre los cambios que la crisis está provocando en el mundo de la prostitución. En resumen venía a contar que los precios habían sufrido un desplome significativo de manera que la prostitución de lujo ya no lo era tanto y la otra os podeis imaginar. Apuntaba además, que cada vez más mujeres españolas desembarcaban en un terreno que en los útlimos años había estado copado por las extranjeras. Necesidad obliga.

Hace algunos años conocí a una chica que se dedicaba a la prostitución al más alto nivel. Habia sido miss en su provincia y como todas, quería convertirse en modelo en Madrid. Comenzó acudiendo a fiestas con vestiditos de Zara. Esas fiestas se conviritieron en celebraciones privadas en las que el traje ya era de firma y prestado por la agencia que la representaba. Y de ahí a prestar "servicios especiales" el camino fue muy corto.

Había ido al colegio en Bilbao con la amiga con la que yo compartía piso en Madrid y de vez en cuando aparecía por casa, siempre a dieta, siempre impecable, siempre pendiente del teléfono y siempre esperando aquella sesión de fotos que nunca terminaba de llegar mientras nosotras aún andábamos acarreando libros en el metro camino de la Universidad.

No se que habrá sido de ella. Si fue lista, si tuvo suerte, posiblemente todo aquello no sea ya más que un recuerdo borroso del que nunca hable con el que hoy sea el marido que la mantenga. O puede que si, puede que él sea un tipejo que cada vez que quiera algo de ella saque a ventirlar los trapos sucios, sucísimos de aquella época. O quizá ni siquiera eso, quizá a terminado siendo una de esas chicas del club cuyo cartel reproduce el reportaje y que cuestan, servicio completo más cerveza, veinte euros. Veinte euros. Veinte euros...
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miércoles, 23 de julio de 2008

PREMIOS

Flipa. Resulta que hay alguien a quien le gusta mi blog. Alguien que no es amigo ni conocido, ni ex novio ni na de na. Alguien a quien ni siquiera conozco y que llegó hasta aquí de pura chiripa. Alguien que ha sido tan amable como para hacerme entrar en su lista de blogs favoritos y enviarme este premio. Joerrrrrr! Gracias Lupita.


El problema es que ahora yo debo corresponder y hacer una lista con los siete blogs que más me gustan. Pues va a ser que no. Me declaro absolutamente incapaz de llevar a cabo la tarea. Imposible.

Mi problema es que ando por el mundo de los blogs como el adicto al chocolate que entra en Godiva, la adolescente en el primer día de rebajas de Zara o el niño al que le dan una bolsa para llenar en una tienda de chucherias. Los blogs me desbordan. Ando picoteando de aqui para allá, leyendo un trocito, mirando una foto, sorprendiendome muchas veces y prometiéndome siempre que voy a agregar el link a favoritos. Y nunca lo hago.

Asi que el jurado constituido por mi misma, ha decidido que el premio sea concedido no a los 7, sino a los siete millones de blogs que todavía me quedan por descubrir!!!!

martes, 22 de julio de 2008

"Grandes tostones de la cultura".


Rompiendo con el tópico de los rellenos veraniegos de famoseo cutre y relatos breves de encargo, un periódico nacional ha estrenado una serie divertidisima de artículos sobre los "Grandes tostones de la cultura". La idea, genial, es tan sencilla como pedir a escritores con una cierta proyección que desmitifiquen esas presuntas "grandes obras" que en realidad, casi nadie ha sido capaz de leerse enteras y mucho menos de disfrutarlas. "Ulysses" de James Joyce, o "El pendulo de Foucault" de Umberto Eco, son dos de esos libros ilegibles que por obra y gracia de editores y críticos literarios se han convertido en presuntas obras maestras, de las que cualquier pedante habla pero que muy pocos en realidad han leído. Y por lo general, los que las han leído, pasan de contarlo porque emplean su tiempo en leer otras cosas y no en presumir.

Con la música pasa igual. De repente un grupillo de veinteañeros se convierte en objeto de culto más allá de su calidad musical y una (que tiene el mismo oído que un caballo de madera) no puede dejar de preguntarse cuantas de esas canciones seguirán siendo buenas canciones dentro de veinte años.

De acuerdo, Bruce Springsteen hay solo uno y llena estadios cuando ya casi nadie los llena, Nat King Cole nos sigue emocionando cincuenta años después de su muerte y si hay un concierto que no pienso perderme este verano en la EXPO, es el de Maria Dolores Pradera. Pero ¿donde están todos aquellos que triunfaban hace diez, cinco años? ¿que ha sido de ellos? Se mantienen haciendo versiones de versiones de versiones o en el mejor de los casos viviendo de las rentas del disco que triunfó. ¿Seguirá siendo "Corazón Partío" una buena canción dentro de veinte años? ¿Quien se acuerda ya de Nirvana?

Esta mañana en la radio, la dueña de una librería seleccionaba recomendaciones para el verano y su comentario más repetido era "una novela ligerita, fácil de leer". Hace unas semanas representaron "Carmen" en el Auditorio a la misma hora que un partido de la selección. Dos filas delante, un chaval en chanclas y pantalón pirata, escuchaba la radio con los cascos puestos en una ópera a la que posiblemente le habían llevado a rastras.

Y a pesar de todo estoy segura de que es posible leer, ver, escuchar cosas de calidad sin que el mercado nos las imponga. Ya vale de estrellas de la tele que publican presuntos libritos sobre asuntos de "interés social", ya vale de músicos que no tocan ni las maracas, ya vale de editores que venden libros a peso y por el colorín de las portadas...

"Los gozos y las sobras" por poner un ejemplo cualquiera, sigue siendo un pedazo de novelón aunque los años pasen, por no hablar de Shakespeare o de las primeras obras de García Marquez y hay músicos arriesgados como Joaquín Pardinilla que venden cuatro discos en los bares de los amigos pero que son capaces de ponerte el alma de pie. Solo hay que descubrirlos.

Y afortunadamente, para recuperar los clásicos y descubrir a los más nuevos tenemos internet.

Internet y las ganas de buscarlos, claro.

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lunes, 21 de julio de 2008


En el post “Pasión o plancha II”, dos Anónimos me acusan de empalagosa y cursi. Tienen razón. En un blog personal una escribe de lo que es su vida y la mía lleva seis meses siendo una novela rosa.

Vale, reconozco que no deja de ser una faena que FHMP apareciera apenas diez días después de inaugurar un blog pensado básicamente para hablar de los tipos de hombre que iba conociendo en aquellos días y soy consciente de que para salvar el blog debería plantarlo según volvamos de vacaciones (antes imposible, el viaje está cerrado y pagado) y liarme con un constructor en pleno proceso de separación de su señora y con la empresa en suspensión de pagos. Para terminar de redondear la jugada, él deberá ser un inmaduro cargado de neuras que no sepa lo que quiere y tener al menos tres hijos, uno pequeño y dos adolescentes que se encarguen de hacerme la vida imposible.

Ahora que lo pienso, igual hasta podría llamar a algún ex de esos que es mejor olvidar para que reaparezca en mi vida y le de todavía más emoción. Ah, se me olvidaba, si os parece también podría empezar a fumar, comer picante a todas horas para abrirme una úlcera y por supuesto, abonarme a los cubatas de garrafón.

Todo sea por la literatura. Y por los lectores, claro.

Y de verdad que lo he pensado, pero como dice Rett Buttler en el momento cumbre de “Lo que el viento se llevó”, si tengo que elegir entre lo que está siendo mi vida personal en los últimos meses y el éxito del blog, podéis imaginar que esto último “Francamente, queridos, me importa un bledo”.

http://es.wikipedia.org/wiki/Francamente%2C_querida%2C_me_importa_un_bledo

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pd. Tengo una curiosidad, ¿estos Anónimos son solo hombres? ¿teneis las mujeres otro punto de vista sobre todo esto?

sábado, 19 de julio de 2008

SOMOS ASI DE CAFRES



Algunas mujeres tenemos la mala costumbre de reaccionar con los hombres como con los saldos de fin de temporada. Si una historia funciona bien, tendemos a actuar como cuando en las rebajas de verano encuentras justo las sandalias que buscabas, con ocho centímetros de tacón y sin embargo cómodas, del color verde que querías, en tu talla y además, tiradas de precio. Te las pruebas una y otra vez, pides la opinión de la dependienta, de tu amiga y de la señora que pasaba por ahi y cuando por fin te convences de que has encontrado el chollo de tu vida, las sacas de nuevo de la caja buscándoles una tara. Y si te empeñas, fijo que la encuentras.

No podemos evitarlo. Somos así de cafres.

Lo mismo nos ocurre con los hombres, que después de buscar y buscar, cuando por fin encuentras a alguien que merece la pena no puedes evitar pensar donde estará su tara. Aunque sea exáctamente lo que tu buscabas, aunque te guste a ti, a tus amigas y hasta a tu perro. Aunque las cosas no puedan ir mejor, tu buscas la tara.

Y si te empeñas, fijo que la encuentras. Somos así de cafres.

Y lo más curioso de todo es que esta especie de reacción alérgica nos la provocan solo los tios estupendos, los que merecen la pena de verdad. Por algún extraño motivo los impresentables pasan los filtros del control anti taras con la misma facilidad con que se cuela el café en el teclado del ordenador cuando se nos cae la taza.
Será que colapsan el sistema? Quizá.

viernes, 18 de julio de 2008

PASION O PLANCHA. II


Protesta enérgicamente FHMP y asegura que en ningún caso se siente identificado con los hombres que yo pinto, aunque algo de razón tendré cuando anoche casi ni llegó a encender la tele... Por cierto, querido, si sales por la mañana de bancos o papeles, se ha terminado el café.

Volviendo al tema que nos ocupa, siempre me he preguntado quien llena la nevera o pone la colada en la primera fase de la pasión. Supongo que estás tan atocinada que no te das ni cuenta de lo que haces más allá del tiempo que pasas con él. No duermes, no comes, no ensucias la ropa, y como andas a un metro sobre el nivel del suelo, no se hacen pelusas tras las puertas... Vives por y para el amor.

En la fase de noviazgo el tema de las tareas domésticas comienza a complicarse. Acampais en tu casa o en la suya, o incluso, vais alternando ambas, con lo que andas siempre cargando con el secador de pelo en el bolso y con tres o cuatro botes de líquido de lentillas abiertos simultaneamente. Las decisiones diarias entran en una fase en la que el equilibrio se complica enormemente: él tiene home cinema pero tu sofá es mil veces mejor, en su casa hay fregaplatos pero no cafetera y aunque tu cama es más grande, el tiene dos cuartos de baño.

Al final, claro, pesa más el hecho de que él solo necesite una camisa limpia por la mañana y tu tengas que acarrear hasta su casa la ropa interior adecuada para el vestido que te pondrás mañana, los zapatos y el bolso que le pegan, el joyero para decisiones de ultima hora y un neceser con lo que de verdad, de verdad, de verdad, te resulta imprescindible. Aunque en el fondo de la bolsa haya cremas que no sabes ni para que sirven. Total, que terminais en tu casa.

A todo esto, has tenido suerte, y resulta que Fulanito no solo cocina, sino que además es un hombre mañoso. En un par de fines de semana te cambia las barras de las cortinas, instala como dios manda el cable de la antena y cuelga derechos los cuadros de toda la casa. Y encima, como estais en la primera fase, lo hace encantado de la vida y sin protestar. Es más, si le queda tiempo, hasta te lava el coche.

Todo parece perfecto, pero tu, que has toreado en otras plazas empiezas a sospechar que aquello no puede durar mucho... y entras en la fase de la temida
PSICOSIS DOMÉSTICA !!!!!!!!!


(continuará)


jueves, 17 de julio de 2008

¿PASION O PLANCHA? Primera parte.

Sentados en la terraza del Teatro Romano, bromeamos con Mi compañera de viajes (MCV) y Atila sobre una decisión difícil. Puestos a elegir, ¿preferirias una noche de pasión o que os placharan las camisas que llevan esperando tres semanas?

Atila y yo optamos sin dudar por las camisas, e incluso él apunta que por unos cristales limpios haria casi cualquier cosa. MCV, recién llegada de su periplo marroquí defiende el encanto del sexo frente a la prosaica realidad de la intendencia doméstica.

Ocurre lo mismo con las parejas, que en las primeras fases de una relación se enfrentan a dos crisis importantes: el paso de rollo a noviazgo y la conversión del noviazgo en convivencia. Si ambos son capaces de superar ambas fases sin demasiados daños colaterales, la relación tiene posibilidades de salir adelante.


Cuando la historia no pasa de ser un rollo todo es encantador. Te esfuerzas como un bestia en hacerlo perfecto. Tu te depilas cada dos días y él se mete cuatro cafés y tres coca colas antes de llevarte al cine a ver esa peli afgana que tan buenas críticas ha recibido. Por la mañana, sales de la cama a hurtadillas para darte una ducha y cepillarte los dientes antes de que él se despierte, mientras él jura que el fútbol le importa un bledo aunque España juegue la final de la Eurocopa.

Con el paso a novios el tema se relaja. Ya no pasa nada porque te vea una mañana sin rimmel y a tí, hasta te hace gracia que lo primero que haga al llegar a casa sea meterle mano... al mando de la tele. Si un jueves te duermes nada más meterte en la cama, él entiende que estás muy cansada y tu te haces la loca cuando el Marca comienza a colarse entre el resto de la prensa. Ya no te trae bombones ni botellas de vino carísimo, pero a cambio te coge leche en el súper cuando a ti no te da tiempo...

(continuará)

miércoles, 16 de julio de 2008

CUANDO DIOS MIRA HACIA OTRA PARTE


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Hay veces que parece que Dios mira hacia otra parte.

Otras en que llego a pensar que aburrido y desesperado se acuesta con un somnifero para poder descansar tranquilo.

Y algunas, incluso, que se divierte con nosotros, pobrecitos humanos, comprobando como hizo con Abraham, hasta donde somos capaces de soportar el sufrimiento.

Hay una niña rubia que apenas ha comenzado a ir al colegio y que hace dos años perdió a su madre en un accidente absurdo. Su padre, falleció el lunes en un accidente de moto. Tiene un tio y una abuela que pronto cumplirá los 80. Y toda la vida para crecer sola.

Hay un matrimonio que después de décadas buscando un hijo propio y cercanos ya a los cincuenta, adoptaron a varios hermanos que habían pasado los primeros años de su vida en una situación de maltrato y abandono permanente. Buscaban un hijo, pero fueron incapaces de separar a los cuatro hermanos y de repente, se convirtieron en familia numerosa. Pocos meses después, a la madre se le diagnosticó un cáncer terminal.

Esta gente tiene nombre, apellidos, caras... Los veo cada fin de semana cuando vuelvo a casa y siempre me pregunto lo mismo, ¿por qué Dios, a veces, mira hacia otra parte?

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lunes, 14 de julio de 2008

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MI PARAÍSO


UNO DE ELLOS
De los confesables, claro...
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domingo, 13 de julio de 2008

AMOR EN INTERNET CON GARANTIA DE SATISFACCION



El portal de búsqueda de pareja Meetic acaba de lanzar una campaña de publicidad con un lema que hace unos años supuso una revolución en el mundo del comercio en España. ¿Quien no recuerda ese famoso "Si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero", que el Corte Inglés ha seguido utilizando año tras año? Pues Meetic promete exactamente lo mismo. Si en el plazo de un año alguno de sus suscriptores no ha encontrado pareja, le devuelven el dinero.

Joer.

Ni que fuera tan fácil.

¿Y tiene que ser amor para siempre o vale con un apaño?

¿Y como piensan verificar que las reclamaciones son ciertas? Porque un vaquero del Corte Inglés es un vaquero, pero ¿quien les dice que no hay por ahí gente tan tacaña que es capaz de negar al amor de su vida solo por recuperar un puñadito de euros?

Creo fervientemente que en el amor, como casi todo en esta vida, tiene más posibilidades quien se lo trabaja, tanto en la búsqueda de una relación como después en su mantenimiento, pero cuando más mayor me hago y más gente conozco, más importancia le doy al factor suerte.

Suerte para encontrar a la persona adecuada, o suerte para que ella te encuentre a ti. Suerte de estar en el momento apropiado en las condiciones precisas para que aquello funcione. Suerte incluso, de apuntante en un portal de búsqueda de pareja en el momento ideal...

Conozco personas que pasan meses esperando que aparezca la persona que puede ser la apropiada, mientras otros queman citas a destajo por si suena la flauta por casualidad. Sea como sea, ambos viajan durante algunos meses en la montaña rusa de las ilusiones y desilusiones, del optimismo y del agotamiento, de la posibilidad y del fracaso y eso, dudo mucho que valga un puñado de euros. Tanto si termina bien, como si termina mal.

No obstante confieso que tengo muchísima curiosidad. Dicen los datos que cinco millones y medio de personas buscan ya activamente pareja en la red y en apenas cinco años la percepción social ha cambiado radicalmente desde aquellos pioneros que actuaban prácticamente en la clandestinidad y a los que familiares y amigos miraban como tarados entre codazos y risitas. ¿Supondrá esta campaña un empujón más? En tres meses, lo sabremos.

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jueves, 10 de julio de 2008

20% DE DESCUENTO

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En mi aversión por los centros comerciales, también hay grados. Pueden llegar incluso a gustarme cuando me solucionan un cine en sesión de madrugada en pleno invierno al lado de casa o cuando libro un día entre semana para ir de tiendas con mi mejor amiga. En el otro extremo, los fines de semana previos a la Navidad o los escaparates con abrigos en pleno mes de agosto.

Pero hay un lugar que se repite en todos los centros comerciales y que evito sobre todas las cosas: las tiendas de mascotas. La imagen de los cachorritos encerrados en una vitrina de cristal de poco más de medio metro, intentando dormir sobre tiras de papel mojado y soportando los golpecitos de decenas de tarados que los miran desde el otro lado del escaparate, es superior a mis fuerzas.

Cualquiera que tenga perro sabe lo que un animal aporta a su vida. Te acompañan en lo bueno y sobre todo en lo malo, dependen de ti pero al mismo tiempo te crean una adicción inexplicable. Entre las dos fotos siguientes hay cinco años. Un 10 de abril de 2003, S. llegó a casa con una caja de un monitor de ordenador en la que, enrredada en una bata vieja de laboratorio dormía una perra blanca. Nunca habíamos pensado tener perro, pero apareció en su trabajo en unas circunstancias tan lamentables, que S. que es una de las mejores personas que he conocido nunca, fue incapaz de dejarla en tierra.

La noche que llegó a casa, Yuri era asi.



Estaba famélica, tenía una pata con una rotura antigua que no había soldado bien y le hacía cojear y según el veterinario, habría recibido tantas palizas de bebé que era incapaz de ladrar. Tenía miedo a cualquier ruido y cuando alguen levantaba la mano cerca de ella, con un gesto brusco, se encogía en un ovillo y temblaba como una hoja.

Hoy, Yuri es esta.

En su cartilla sanitaria se establece que es un auténtico ejemplar de raza mixta, sinónimo oficial de un chucho o siete leches. Sin raza reconocida, salta a la vista que es una preciosidad y posiblemente la perra más mimada del Pirineo, pero se ha ganado a pulso cada uno de esos mimos, entre otras cosas, ejerciendo de compañía constante durante dos años de un anciano con un derrame cerebral al que ella acompañaba, entretenia, y obligaba a seguir moviendo partes del cuerpo...

Y podría contar muchas cosas más, como que ha aprendido a parar en los pasos de cebra y cruzar solo cuando le dás permiso, pero se lo pesados que nos ponemos los dueños de perros cuando hablamos de ellos, asi que os ahorraré las batallitas.

¿que por que cuento esto? Lo cuento porque hoy, al pasar junto a una de esas tiendas de mascotas de un centro comercial, he visto un cartel colgado sobre el precio de los cachorros en el que ponía:

20% DE REBAJA

y me ha venido a la cabeza esa imágen de Yuri sin poderse sostener de pie el día que llegó a casa y todo lo que nos ha dado en estos cinco años.

Y es que quizá haya alguien que no lo sepa, pero cuando dejan de ser esos cachorritos tan graciosos de escaparate y no se venden, la mayoría de esos perros son sacrificados. Y hay cientos de ellos como Yuri esperando una oportunidad en las perreras.

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martes, 8 de julio de 2008

SEXO VERANIEGO


Mis sexologos de cabecera divagaban hoy sobre el sexo veraniego, sobre si el calor nos pone o no más modorros y de cuales son las causas de este "calentamiento global" que de una forma u otra parece que afecta a todo el planeta y por supuesto, a nosotros los planetanos.

Que en verano dedicamos más atención al sexo es indiscutible, quizá porque tenemos más tiempo libre o porque la programación de las televisiones hechas de restos de serie comprados baratos en la feria del año pasado deja pocas opciones. Claro, dirán algunos, siempre queda leer. Pero para desmentirlos ahí están los indices de lectura que llevan años cayendo en picado.

El verano se presta a las siestas eternas en penumbra, a las madrugadas de rollos locos con casi desconocidos (y a veces, cuánto mejor que lo fueran) y a las encerronas de fin de semana en la casa rural de Castrocristo de abajo, donde excepto contar moscas no hay nada que hacer. Por cierto, un día de estos voy a emprender la dura tarea de catalogar la cantidad de hoteles rurales con jacuzzi que hay en las provincias de Soria, Guadalajara y Teruel. El índice es incomprensible.

Pero además de todo esto, verano y sexo van unidos a una serie de tópicos absurdos que perduran década tras década en el inconsciente del español medio. El polvo en la playa (con lo incómoda que es la arena y lo que pica), el rollo a escondidas de la suegra en la mesa de su cocina (cuando lo más probable es que te pille y si lo piensas, tampoco compensa), el lío con el camarero alemán del chiringuito de abajo (que posiblemente sea de Cuenca, pero es rubio y habla raro)...

La lista de tópicos sexuales veraniegos es interminable y lo peor es que aunque el tiempo pase, la puñetera lista vuelve año tras año, como vuelve la canción del verano, el vino con gaseosa o el gazpacho en tetrabrik.


lunes, 7 de julio de 2008

LADRONES DE TIEMPO


Ultimamente tengo la sensación de convivir con un ladrón de tiempo que a través de un butrón me sisa las horas sin que pueda evitarlo.

Al principio, eran minutos sueltos, como las monedas que se dejan olvidadas en los bolsillos de los abrigos de invierno y reaparecen en la temporada siguiente. Después, fueron horas enteras que desaparecían sin apenas darme cuenta y siempre entre las diez de la mañana y la una de la tarde. Pero últimamente parece que se ha envalentonado y el agujero, que se ensancha y se encoje según dias y circunstancias, se ha desbocado definitivamente los fines de semana.

No importa que despierte a las ocho, cuando quiero salir de la cama ya pasan de las once. Teóricamente la cafetera tarda menos de dos minutos en preparar un expreso y sin embargo cuando miro el reloj ya es la una. Entre unas cosas y otras nos ponemos a comer pasadas las cuatro y a nada que amagues una siesta, te levantas pasadas las siete. Una cena, un cine o un teatro más una copa en terrazas y cuando quieres darte cuenta has entrado en la madrugada...

Siempre he escuchado a mis abuelos decir que cuanto más mayor te haces, más rápido se te escapa el tiempo entre las manos. Y debe ser verdad, porque me viene a la memoria el aburrimiento de aquellas siestas obligadas en las tardes de verano en el pueblo en las que nadie podía moverse por la casa hasta al menos las cinco y media. Y pasabamos aquellas siestas contando cloc, cloc, cloc, los pasitos de la aguja del reloj que parecía que nunca llegaría a la hora mágica en que por fin, podríamos levantarnos y bajar al río.

Y ahora, treinta años después, sueño con tener el tiempo necesario para aburrime mirando los pasos cansinos de la aguja del reloj. De bañarme en el río, de cazar renacuajos, de ir a buscar moras o manzanilla, mejor ni hablamos...

viernes, 4 de julio de 2008

SUERTE INGRID, MUCHA SUERTE.


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Ahora que Ingrid Betancourt vuela ya hacia Francia me viene a la memoria un reportaje que hace algunos meses publicaba el dominical de un periódico y en el que se contaban las historias de algunas mujeres que habían pasado años de su vida esperando el retorno de un marido secuestrado por la guerrilla en Colombia.

Ellas narraban como tras años y años de espera e incertidumbre sin saber si sus parejas estaban vivos o habían sido asesinados, de repente se habían encontrado con el drama de la vuelta al hogar. Coincidían todas ellas en que tras años de penalidades en la selva, el hombre que volvía a su lado no era el que desapareció un dia cualquiera, pero que tampoco ellas eran las mismas.

El tiempo, el sufrimiento, el desgaste propio de una situación extrema había cambiado su escala de valores y al mismo tiempo les había llevado a convertir a sus maridos en héroes idealizados. Cuando volvían a casa y mostraban sus miserias humanas acentuadas por la experiencia vivida, sus celos, sus dudas... aquellas relaciones se desmoronaban sin remedio.

Y contaba aquellas mujeres como tras salir victoriosas de la lucha terrible de la espera y la incertidumbre, se habían encontrado de repente con una pelea inesperada y todavía más dramática. La lucha por reconocer el hombre del que habían estado enamoradas. La pelea por salvar su historia de amor. Y todas habían fracasado. Y todas habían puesto fin a la historia con un divorcio teñido por la desesperación.

Aunque esa, es una parte de la historia que casi nunca nadie cuenta.

jueves, 3 de julio de 2008

BASURAS


Hace algunos años, en EEUU, dos fotógrafos franceses se hicieron relativamente famosos al dedicarse a robar las bolsas de basura de los famosos y fotografiar su contenido. Con botellas de agua mineral vacías, envases de pizza y etiquetas de ropa componían una serie de bodegones a través de los cuales se permitían opinar sobre la forma de vida de las personas cuya basura fotografiaba. Si compraban cerveza de una marca popular, eran unos tacaños, si tiraban varias tarrinas de helado era porque pasaban una crisis amorosa y si consumían más productos frescos de lo habitual estaban sometidos a un dieta draconiana previa a su siguiente película.

Aquellas imágenes, fruto de la más elemental falta de respeto sobre la intimidad de las personas, llegaron incluso a venderse en galerías de arte y posiblemente hoy, hay quien tiene colgado sobre el sofá de su casa la foto de los deshechos de Mel Gibson.

Años después el atentado contra la vida privada de cualquiera de nosotros ya no se perpetra solo a través de potentes teleobjetivos o tras un seguimiento exhaustivo de sus salidas y entradas. Hoy, los paparazzi tienen como aliado a cualqueir tarado que con un teléfono móvil se dedique a peinar las playas buscando un famoso tumbado al sol.

¿De verdad tiene interés la imagen de una joven actriz de televisión a la que el biquini se le escapa en un movimiento brusco? ¿En serio vende más revistas la foto borrosa de un presentador cualquier haciendo la compra en el Carrefour?

Muchas veces me he preguntado como soportan los personajes populares esa presión constante, ese saber que cada paso que das va a ser fotografiado, que tu forma de vestir o de peinarte va a estar en boca de cualquiera, que una cena inocente con cualquier persona va a ser interpretado de forma interesada.

Los que justifican este acoso alegan que es el precio de la fama, de la popularidad que les proporciona una vida regalada con muy poco esfuerzo. No estoy de acuerdo. Por encima de todo debería estar el derecho inalienable a salir de casa como, cuando y con quien se quiera y sin que el vecino esté esperando con la cámara preparada para vender la foto...

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martes, 1 de julio de 2008

INFIELES


Anda el personal revolucionado porque parece ser que una compañera de trabajo, que lleva apenas un año casada, tiene un lío público y cada vez más notorio con un redactor. El tema de los corrillos no es tanto el rollo en si, que al parecer disimulan cada vez menos, sino el determinar si es que ella se ha separado sin que nadie se enterara o si se trata de un affaire extraconyugal sin más.

Sea como sea, lo que es seguro es que de esta historia saldrán los tres escaldados.

Es la infidelidad un asunto chungo como pocos, no solo por el atentado brutal contra la confianza que un miembro de la pareja ha depositado en el otro, sino por todo lo que esconde detrás. Si alguien con pareja busca un rollo fuera es porque algo no funciona en casa. Si alguien sin compromiso se lía con alguien emparejado, ¿a que aspira en realidad?... Y así podríamos seguir haciéndonos preguntas sin parar buscando una explicación razonable para algo que no lo es.

¿Que nos empuja a ser infieles? ¿Buscamos fuera lo que nos falta en casa en vez de solucionar los problemas con nuestra pareja? ¿Es quizá una forma de alimentar nuestro ego? ¿O se trata tan solo de la necesidad de probar nuevas opciones ante lo que para algunos es la aterradora idea de pasar el resto de nuestra vida con la misma persona?

Dicen los sexologos que entre las parejas que acuden a terapia, hay habitualmente nueve tipos de motivos que desencadenan una infidelidad:
  1. Necesidad de sentirse admirado, deseado

  2. La monotonía y los problemas de la convivencia diaria

  3. Una deficiente vida sexual

  4. La dependencia de los padres por parte de un miembro de la pareja

  5. La búsqueda de nuevas sensaciones

  6. La necesidad de prácticas sexuales impensables con la pareja

  7. La sensación de libertad amenazada ante una relación estable

  8. El ejercicio del poder una vez alcanzado un status laboral o economico

  9. Porque la pareja lo permite.

En cualquier caso, en el fondo las nueve causas no dejan de ser la misma. Se busca fuera lo que nuestra relación de pareja no nos proporciona. Otra cosa es que esa búsqueda se haga honestamente o desde la cadena de mentiras que siempre implica una infidelidad.