lunes, 22 de agosto de 2011

DE VUELTA


Cuarenta grados a la sombra, la cita para una mamografía y el anuncio de una nueva campaña electoral me estaban esperando a la vuelta de las vacaciones. Y a pesar de todo, yo encantada de volver a la vida real. Y no porque las vacaciones hayan sido malas (al contrario, espectaculares), sino porque me gusta mucho, muchísimo, septiembre, el otoño y esta época de vuelta a la normalidad.

Hay quien arranca el año en enero. El  mío empieza siempre en septiembre. Mes de cambios, de estrenos, de buenos y malos propósitos. Es el mes de hacer planes, de cambiar los muebles de sitio y de prepararse para el invierno. Es tiempo de salir al monte, de viajar sin calores ni agobios y de estrenar nuevos retos.

¿Que está haciendo ahora el calor que no ha hecho en todo el verano? Bueno, así apetece más el aire acondicionado del curro. ¿Que el salud me cita para mi primera mamografía? Bueno, eso es que ya he pasado de chica a señora estupenda y puedo comprarme bolsos buenos sin que me queme la conciencia. ¿Que volvermos con elecciones de nuevo en noviembre? ¿Que más quiere un periodista que tute y tute a lo bestia? Pues eso.

A esta vuelta solo le pongo un pero. Esta mañana mi queridísimo ha liquidado su barba veraniega. Y con ella han desaparecido la camiseta de los bomberos de Nueva York, el moreno en la naríz y esa cara de vacaciones que me gusta tanto verle. Ha sido ponerse el traje de faena y volver de golpe y porrazo a la vida normal, a comer cada uno por su lado, a despedirnos de las siestas, a no vernos en todo el día...

Pensándolo friamente, esa parece ser la receta para una relación ideal. Verse poco para echarse de menos y aguantar más. Las estadísticas lo confirman. Es tras las vacaciones cuando más parejas se rompen y sin embargo, en mi caso parece ser al revés.   Por si acaso, tocaremos madera. En fin, bienvenidos de nuevo al mundo real.


PD. Entre mis propósitos, ser constante y responsable con el blog. A ver cuanto me dura....

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