jueves, 15 de diciembre de 2011

VANIDADES




Mis alumnos en la Universidad han editado un calendario en bolas. Bueno, mejor dicho, mis alumnas, porque de ellos, en realidad, solo aparecen dos y ambos vestidos. Ayer me lo ofrecieron orgullosísimos al terminar la clase y yo, en mis 40 solo pude pensar...  ay, si fuerais hijas mías!!!

Han tirado 500 ejemplares que piensan vender en el campus y con la recaudación, irse de viaje de fin de curso a Cuba. Teniendo en cuenta que les han costado 3€ unidad, aún en el caso de que los vendieran todos, con los 1000€ de beneficio no pagan ni el bus hasta Barajas, lo que me lleva a pensar que lo del viaje, es la excusa.

Hace un par de semana, estuve haciéndome unas fotos en un estudio profesional para una campaña de publicidad del trabajo. Llegué a las cinco de la tarde, me pegué una hora en maquillaje, dos haciendo posturitas bajo un montón de focos y otra más quitándome la pintura que me habían puesto en la cara. El físico nunca ha sido mi punto fuerte, pero gracias a Dios tampoco he necesitado nunca vivir de eso. La cuestión es que en una pausa de la sesión, el fotógrafo, conocido y reconocido profesional del gremio me enseño algunas de sus campañas, antes.... y después del Photoshop. Impresionante. Visto lo que ví comprendí perfectamente a la Preysler, la duquesa de Alba y a cualquier famosilla que se vea por la mañana en la portada del Hola o en una campaña de publicidad. Como esos probadores con el espejo trucado de H&M, pero a lo bestia. Es, con toda seguridad, muchísimo más adictivo que cualquier droga legal o no.

Le rogué al fotógrafo que me hiciera de todo. En la foto, claro. Que me quitara arrugas, quilos y ojeras y  me pusiera pestañas, pómulos y cintura. Y se negó en redondo con el argumento de que la mía era una foto profesional y que a mi, salta a la vista, no me pagan por mi imagen. Insistí, claro, que me daba igual que no me conociera ni mi madre. Y ni puto caso.

Y la cuestión es que hasta que no lo he probado, no me he dado cuenta de verdad del mal que hacen todas esas campañas de publicidad y esas revistas con las fotos retocadas, como nos hacen creer que esa gente perfecta, de verdad existe. Y es curioso, porque en realidad, lo veo cada día en los pasillos en el trabajo, cuando las visitas se cruzan con algún presentador de televísión y el comentario, siempre es el mismo: "Que menuda es, en la tele parece más guapo, yo pensaba que..." Es la magia de la imagen. El truco del las luces que queman para difuminar las arrugas, los encuadres, los colores y para rematar, el photoshop.

Cuando yo tenía 20 años nos bañábamos desnudas en el río y hacíamos topless en la playa, pero lo que molaba no era salir en bolas sino lucir camisetas del Che Guevara y botas de militar. Claro que entonces, el photoshop tampoco existia.

Para aquellas que me leen, ¿saldríais en bolas en un calendario si tuvierais de nuevo 20 años y volvierais a la universidad?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

noooooooooooo

Anónimo dijo...

El penúltimo párrafo queda muy retronostálgicomegapichiqueguaysquefui, pero de tí ni pega ni me lo creo.

Naar dijo...

bueno, a mí me ofrecieron posar en bolas a cambio de pasta. muuuucha pasta. y me negué. así que imaginate gratis. y eso que mis amigas también hicieron un calendario en pelotillas hace años. y salieron muy guapas.
a mí el desnudo me parece bien. y mi físico me gusta... pero la verdad es que no me hace gracia que pueda caer en manos de cualquiera. así que la respuesta es no. no lo haría.

P.D. me alegro que hayas vuelto. y yo también llevaba botas militares... que aún me pongo. lo de camisetas del ché no, pero de Metallica sí... así que...

Anónimo dijo...

En nuestros tiempos de BUP era el pase de modelos para sacar dinero para el viaje de estudios. Yo no pasé porque ni tenía buen tipo ni era popular, además de muy tímida ¡¡como para salir en bolas!! El comentario más socorrido era: "yo no quería pero me lo han pedido" ¡¡Ja!! había tortas por salir, que te pintaran y te maquillaran.