jueves, 11 de junio de 2009

SONAMBULA



Sabía que hablaba por la noche y que en alguna ocasión había llegado a sentarme en la cama, pero nunca hasta anoche me había levantado dormida. FHMP me lo contaba esta mañana muerto de risa. Y es que al parecer, a una hora indeterminada de la madrugada, me he levantado dormida a sujetar la pared que hay frente a la cama, "porque se caía".


Y dándole vueltas y vueltas al porqué de este ataque de sonambulismo y despues de desechar medicamentos raros (menuda soy yo pa tomar algo), pesadillas (con lo bien que duermo) o ansiedad (vale, si, voy de cabeza, pero como me decía un ex, la crisis es mi estado natural), he dado con la clave.


Estoy a dieta.


Es la primera vez en toda mi vida que me pongo a dieta con supervisión médica. Aunque ya os había contado que tanto amor, tanto amor me había hecho engordar (bueno, para ser justos nos había hecho engordar, aunque a mi me sienta francamente peor), lo que me ha decidido del todo es tener a mis vecinos de despacho que en pocos meses se han quitado de encima 15 y 17 quilos respectivamente. La putada es que paso con ellos una media de diez horas diarias, que nuestros despachos son de cristal y que los veo, estupendos de la muerte, a todas horas. Como para no fijarse. Como para no ponerse.

Total, que hoy es mi sexto día de lechuga y pechuga y aunque pensé que lo llevaría fatal, la verdad es que me encuentro francamente bien. No paso hambre, no como chocolate a escondidas y tengo más sed que un camello cuando llega al oasis tras dos semanas de marcha. En fin, que me lo estoy tomando en serio… hasta anoche.

Entregaba sus premios anuales El Periódico y por primera vez en la tira de ediciones, no montaron la típica cena-coñazo en un recinto ferial del extrarradio que nos mantenía prisioneros desde las ocho de la tarde a las dos de la madrugada, dando cabezadas e intentando pasar el mal trago a base de vino, sino que optaron (supongo que por la crisis) por un acto en el Auditorio, en el centro de la ciudad, seguido de una cena lunch de pie.
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Y ahí fue. Mientras iba de corro en corro y de mesa en mesa me metí entre pecho y espalda unas copas de un vino blanco fresquito que me cayó de miedo. Lo malo, que había que elegir. Y en cómputo de calorías o entraba el vino o entraba la gallina trufada y la sopa fría de patata con trufa. Y claro, me di al vino. Y menudo vino.
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Y ahora dudo si de verdad me levanté a sujetar un muro que se caía, si es que sueños volvía a aquella barra de la sala Hipóstila a reclamarle al camarero "pongame uno más", si intentaba llegar a la cocina a saquear la nevera o peor aún, si era yo la que buscaba un muro en que sujetarme.
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Total, que hoy he vuelto (afortunadamente sin resaca) a mi purgatorio de ternera y alcachofas. Y ahora os dejo, que justo a esta hora tengo que merendar el yogurt desnatado de 43 calorías.




pd. Raquel, estuve con tu hermano. Dile que haga el favor de no dar cabezadas cuando bajan las luces en las entregas de premios, jajajaja.

3 comentarios:

Duncan de Gross dijo...

jajaja, ¿Contando calorias?, ya debe ser grave el asunto, jajaja, cuidate!!!, besotes y requetemiaaus!!

MAKOKE dijo...

Mucho ánimo en la dura prueba que te has puesto, aunque recuerda... una alegría para el cuerpo no viene mal de vez en cuando, así que sin remordimientos cuando te pases.
Lo del sonambulismo... fuese lo que fuese, cualquier opción de las que has puesto esta bien.

Anónimo dijo...

La mejor dieta es la del cucurucho, esa no falla!!! Daría mas detalles acerca de otra dieta muy buena, que no necesita supervisión médica, solamente un buen maromo dispuesto a colaborar, pero temo que algun menor lea este blog...Besicos.