jueves, 25 de marzo de 2010

GENTE, SITIOS

Últimamente pensaba que al final, siempre somos los mismos los que por trabajo, por obligación o por devoción terminamos yendo a todos los sitios y te encuentras, en cualquier acto, saludando como si hicera un mes que no ves, al tipo que el día anterior se sentó a tu lado en otro bolo. Esta semana, con la agenda a tope, me he dado cuenta de que no, de que a veces, si sabes donde mirar, ves cosas más que curiosas.

El martes, entre unas cosas y otras, llegué tarde a una entrega de premios de poesía organizada por una institución pública y una caja de ahorros. Desde la perspectiva de estar de pié en el fondo de la sala, pude distinguir sin problemas los tres grupos de invitados: los políticos de corbata (este año se llevan verdes lisas), los intectuales con vaqueros, patillas y chaquetas militares y los familiares de los premiados. Y en aquella sala art decó, reconvertida por la caja en su sede social, pensaba que en realidad, las cosas han cambiado muy poco en dos mil años. Los arquitectos egipcios trabajaban para el faraón, los escultores medievales para los monasterios, los pintores del dieciocho para las cortes europeas y los poetas del XXI, para los bancos y ayuntamientos.

El miércoles Pepín presentaba su primer disco en solitario... bueno, en teoría, porque en mi vida he visto tanta gente colaborando en un disco en solitario ni tampoco tanta gente en una presentación. Fue en una cava que últimamente parece que se ha puesto de moda para estas historias y ahí no cabía ni un alma más. Folkys a montón, pero también amigos, conocidos... y es que Pepín es una de esas personas que te reconcilian con la humanidad. Un músico como la copa de un pino, humilde, juerguista, divertido, amigo de sus amigos... Una estrella. Si podeis, no dejeis de escuchar el disco, porque un tipo capaz de montar una jota sobre Zaragoza con las estrofas en rumano, árabe, francés y aragonés... merece la pena.





Esta mañana Santiago Niño Becerra, el primero en anunciar el crack económico en 2006, aquel a quien pusieron verde por alarmista y cenizo, participaba en los desayunos de ADEA. Sobre lo que ha dicho, escribiré un post este fin de semana porque me ha dejado a-c-o-j-o-n-a-d-a. No por las cifras, que ya las conocía, sino por otra reflexión que merece un post. Ahí, os podeis imaginar, trescientos ejecutivos con traje impecable sudando tinta. En cuanto se ha cerrado el acto, han salido por patas... no se si a ver si sus empresas seguían ahí o a ponerle una vela a alguien.

Y ahora me voy a un concierto de LA QUERENCIA, un grupo nuevo de flamenco fusión que está empezando. En realidad no me gusta el flamenco y las fusiones me dan más miedo que un enchufe al lado de una bañera, pero tengo curiosidad. Por cierto, no creo que aquí encuentre ni a los políticos, ni a los poetas, ni a los folkys ni a los ejecutivos....

1 comentario:

El Titanic, también se hundió dijo...

Espero ansioso el post sobre Santiago Niño... yo tengo mi propia opinion, la contrastaré con la tuya.