domingo, 6 de junio de 2010

GOTERAS


¿Quien dijo aquello de que si a los 60 no te duele nada es porque estás muerta? Ni idea, pero lo que yo digo es que como cercana a los 40 empieces a mirarte cosas, estás jodida. En una semana he ido al médico lo que no había ido en toda mi vida. Yo, que jamás he pasado por un quirófano, que en mi vida he cogido ni un día de baja laboral, que lo más enferma que he estado ha sido por alguna gripe, he tenido una semanita de cuidado.

Empecé el lunes a las nueve con visita de rutina al ginecólogo, de la que salí con una receta y dos citaciones más.

El miércoles, hora en el alergólogo tras casi diez meses de espera. Las pruebas de la alergia, diez años después de las últimas me dejaron los brazos como dos morcillas y una lista nueva de cosas a las que también soy alérgica como para echarse a temblar. De ahí salí con una cita para análisis de sangre y otra para una radiografía de las fosas nasales, porque ahora va a resultar que después de tragarme cajas y cajas de antibióticos para una supuesta sinusitis, lo de mi congestión (y ronquidos, vale, también los ronquidos) va a ser culpa de una alergia a un hongo de cuyo nombre no puedo acordarme.

El viernes acompaño a FHMP a quitarse los puntos del pie. Como en la sanidad pública la comunicación entre departamentos no debe ser muy fluida, resulta que, una vez en consulta, la médico nos explica que ella no le mira el pie directamente, sino que le da vez para que la enfermera nos cite y una vez que la enfermera nos cite y le quite el zapato, pasará el médico a verle. Marciano, verdad? Pues media tarde perdida. El pie bien, gracias.

El sábado me voy por fin a mirar la miopía después de constatar que no veo un burro a siete metros cuando voy en coche y que como siga arrugando la frente para mirar los subtítulos en la tele, no habrá botox en el mundo que tape la zanja. Lo que me temía. Media dioptría más en cada ojo. La oculista, muy amable, me indica que lo mejor que puedo hacer es, dado que de cerca veo de miedo, usar las gafas viejas en el ordenador y las lentillas el resto del tiempo, con lo que restando las horas de curro y las siete de dormir puedo ponerme lentilla para ducharme, hacer la cama y poco más.

Para rematar la semana, algún bicho se coló en casa y se cebó en mi pierna izquierda llenándola de abones justo cuando había conseguido que el autobronceador empezara a notarse....

Por lo demás, todo bien. Estupenda de salud y agradeciendo a la ministra Jimenez que no haya puesto en marcha el copago justo esta semana. Seguiremos informando....


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