martes, 17 de febrero de 2009

ESTRES


Empeñado en convertirme en una mujer elegante, FHMP me regala una pluma de la hostia. Alega que ya vale de andar por la vida con rotuladores de purpurina de colores raros, llevar la agenda como la feria de abril y tener que pedir prestado un boli cada vez que me toca firmar algo serio. Me hace jurar que voy a utilizarla todos los días y de hecho, compruebo que me vigila con el rabillo del ojo hasta que la meto en el bolso.

Total, que esta mañana me he venido con la pluma al curro. Ya en la reunión de las nueve los siete sentados en la mesa me miraban igual que si hubiera aparecido con un piercing en la ceja, como si algo no les cuadrara. Hasta que uno ha caído:

"Joder que pluma. ¿Se la has mangado a tu padre?"

"No, listo, es un regalo". En que mala hora lo habré dicho...

Otro, ha empezado a suspirar como un loco recordando los años aquellos en que conoció a su propia, antes de que empezara a regalarle solo calcetines, al tiempo que me recomendaba encarecidamente que aprovechara al máximo estos primeros meses de modorra y regalos, que se pasan y no vuelven... Y así hubieramos seguido si un tercero no hubiera atajado la conversación con un certero "Yo que tu la vigilaría de cerca. A la que te descuides, vuela".

Total, que ahora vivo más que estresada. Pendiente de la pluma como si fuera un chucho pequeño de los que a la que te descuidas desaguan en el sofá, sin perderla de vista nunca, metiendola en el bolso en el bolsillo que hasta ahora ocupaba el móvil para que no se estropee y haciendo equilibrios con la pluma, el movil y la cartera en la máquina de café.


Joer. Con lo bien que pintan los rotuladores de colores del LIDL...


4 comentarios:

Lupe Montero dijo...

Ay, con lo monos que son los bolis de purpurina y lo personalizadísimas que quedan las agendas...
Lo del estrés que comentas me resulta familiar, basta que tengas encima algo bueno que signifique algo para otro para que le ocurra algo, no falla, en fin, a ver si deja de mirarte con el rabillo (del ojo) y te relajas un poquino, je,je.
Besotes María

Duncan de Gross dijo...

A mi me ha pasado lo pispo con un Viceroy que me han regalado estos Reyes. Ya que el precio del regalo no se dice, tuve que buscarlo por la red y resulta que vale una pasta, al cabo de tres o cuatro días en que todo el mundo se interesa por el reloj, decidí meterlo en su caja y se acabo el problema, no iba a permitir que me quitara el sueño....Besotes!!

CMQ dijo...

y digo yo, María (metiéndome, ciertamente, donde no me llaman): si a tí te gusta tu agenda pintarrajeada de colores, y tus rotuladores de purpurina, ¿¿por qué tienes que convertirte en una elegante dueña de una elegante pluma y con una agenda elegante escrita en color uniforme??
Detallazo el de tu chico, eso sí, pero a mi es que también me pasa eso de sufrir por no perder o estropear los regalos valiosos (tanto de pasta como de sentimiento), y al final no me pongo los maravillosos pendientes o las botas divinas; acaba no mereciendo la pena la preocupación. Prefiero regalos más baratos y que vayan con mi forma de tratarlos... Si la vas a usar, úsala y que sea lo que Dios quiera... ¿no?

Anónimo dijo...

Claro. Al final, cada uno es como es y la cosa no es casual.

Puedo pasarme años con un boli bic en el bolso hasta q decida tirarlo harta de q nunca funcione cuando lo necesitas. Pero el Caran d'Ache q me regaló mi costillo tardé en perderlo dos telediarios :s