lunes, 15 de junio de 2009

Música


Para desesperación de mi queridísimo, que desde el día en que nos conocimos intenta ganarme para la causa de la buena música, a mi, lo que de verdad, de verdad me gusta, es cantar a grito pelado mientras conduzco. Y para eso, nada como Amaral, Sabina y por supuesto, M-clan.

Recuerdo que la primera noche que pasamos en mi casa, él corrió a elegir el disco apropiado mientras yo sacaba la botella de cava de la nevera. Cincuenta minutos después y cuando, sorbito a sorbito y a morro, me había bebido las tres cuartas partes de la botella, salte de la cama para ir a buscarlo al salón. Estaba sentado en el suelo frente al armario de los cd´s y parecía haber sufrido un shock, puesto que no paraba de repetir: "Júrame que tienes más música que lo que hay aquí".

A esas horas, con la de cava que llevaba yo encima y al mes de conocerlo, le habría jurado cualquier cosa, así que intenté tranquilizarlo repitiendo una y otra vez: "Que si bobo, que hay muchos más discos en el piso de Jaca".

Lo que él no sabía (aunque lo descubrió un par de fines de semana más tarde) es que aquellos discos de Jaca eran el legado de mi época montañesa y que básicamente incluían la colección completa de La Ronda de Boltaña, La orquestina del Fabirol y una cuidada selección de todos los grupos vascos, navarros, catalanes y franceses que desde la primera edición habían pasado por el PIR (Festival de música y cultura pirenaica). Ah! y la discografía íntegra de Jose Antonio Labordeta que un novio me regaló unas navidades.

A pesar de todo, decidió seguir conmigo e inició entonces una cruzada brutal para intentar introducirme en el mundo de la música de calidad. La batalla final llegó el dia en que se plantó en mi casa con un disco duro dispuesto a volcarme en el ordenador y en el mp3 toda su colección de discos.

Yo, claro, le dije que si. Y los discos pasaron a reposar plácidamente en el cementerio de los archivos olvidados. Cuando me preguntaba, yo le decía a todo que si, y él, tan contento. Hasta que un día, el ordenador empezó a renquear por exceso de peso y decidí pedirle que aligerara el tocho de tres mil canciones que me había metido.

Aquello fue terrible. De los cientos y cientos de discos que me había metido, los únicos que consiguieron mi indulto fueron los de Bruce Springsteen, Mas Birras e Ilegales. Cada vez que le decía "Ese no", me miraba como Scully a los marcianos en Expediente X.

Y a pesar de todo, aquí seguimos. Ahora cuando vamos de viaje, en su coche o en el mío, ponemos la radio, a poder ser, noticias. El sigue comprando discos fantásticos que yo nunca escucharé y yo me bajo con el emule la versión de Santa Lucía que ha hecho M-clan. Y estoy segura de que al final, si me empeño, terminará cantando.

5 comentarios:

Duncan de Gross dijo...

Jajaja, pues nada, a seguir con la cruzada musical!!

El Titanic, también se hundió dijo...

Creo que tu novio/marido/pareja/loquesea, tiene que ser una persona maravillosa, porque si despues de tenerte 50 minutos esperando, mientras se calienta el cava cuando el mira los discos, seguiste pa'lante...olé la de virtudes que debe tener!

A ti, como mínimo una se te adivina, más paciencia que el santo Job.

Un abrazo!

Anónimo dijo...

Pos voy a discrepar con Titanic. Paciencia la de el queridisima.....

Tu musica tiene sus momentos, pero la belleza de una buena musica clasica, o un rock clásico.... te eleva y si no lo hace es porque no quieres buscar la belleza.....

Sobre gustos no hay nada escrito, pero mi niña....... Wagner... los Shadows.... me da igual...

Nuei

Gonzalo dijo...

Quizá tú seas la mujer ideal y él un psicópata peligroso... Pero si él pone Más Birras y tú M-Clan, estoy claramente de su parte...

Saludos.

Rocketon dijo...

Con lo fácil que es poner un buen Rock and Roll..... los Stones, la Creedence, Lynyrd Skynyrd...
No falla, pequeña, aunque cada vez la gente te mira más raro.