martes, 10 de noviembre de 2009

UNA DE BAJÓN


Al final, a las cinco me he levantado para dejar dormir a FHMP en paz. No es la primera noche que paso en vela, ni la primera mañana que al peinarme se quedan mechones enteros en el lavabo, ni los primero días en que todo lo que como me sienta mal. Me lo conozco de memoria y se llama estres.
Sin embargo de un tiempo a esta parte, las cosas son algo distintas. Apenas vamos al cine o al teatro entre semana, no me apetece ver nada. Ya no quedo con los amigos y cuando por fin llego a casa, me metería directamente en la cama. Solo quiero dormir. Ultimamente me he dado cuenta de que en realidad estoy viviendo dejando pasar los días con el único objetivo de que llegue el fin de semana y desaparecer.

A veces me planteo lo que ha sido mi vida laboral en los últimos años y me siento atrapada en una especie de tornado que me empuja hacia arriba y del que no puedo escapar. Quizá llegué demasiado pronto, quizá todo fue demasiado rápido. Lo peor es que busco salidas, alternativas posibles y no las veo. Hoy la Asociación de la Prensa de Madrid publica que en España hay casi 7.000 periodistas en paro. Sé bien que otros tantos trabajan casi gratis o en condiciones precarias. Y yo, con un buen trabajo, me quejo y pienso como sería mi día a día si fuera redactora o cámara de televisión.

Objetivamente podría dejarlo mañana mismo. No tengo una gran hipoteca ni una familia que mantener. No tengo deudas ni tampoco deseos materiales. Por no tener, yo creo que no tengo ni ambiciones. De hecho, ni siquiera se la vida que quiero.

Se me pasará, supongo. Los que me conocen saben que lo mío son los vasos siempre llenos o como decía aquel amigo asturiano "Nunca llovío que no parara". Pero el caso es que miro por la ventana y no para de llover. Tal vez sea porque llevo desde las ocho de la mañana aquí metida, porque solo es martes o porque estos días ando peleando cifras cuando lo mío son las letras. La vida, supongo, es así.

Vale, me voy a casa. Gracias a Dios, FHMP estará a punto de llegar, también con sus marrones de hoy. Creo que tampoco ha podido salir a comer. Nos los contaremos, nos reiremos un buen rato con cualquier chorrada y cenaremos con besos antes de ir a dormir. Ah! y hoy tengo un plus más que me levanta el ánimo: acaban de mandarme el último libro de Luis Landero. Por cierto, esa es una de las cosas buenas (y lo reconozco, hay muchas más) que tiene mi trabajo.


2 comentarios:

Naida dijo...

Deja que pasen los días, todos tenemos subidas y bajadas, pero normalmente son fases así que a esperar e intentar disfrutar lo que puedas y te dejen :)

Rocketon dijo...

Ánimo, periodista, que estas cosas se van con el cierzo y estos días sopla furo.
Cúidate y ya sabes dónde estoy.
Besos y rock and roll, baby.