jueves, 12 de marzo de 2009

HUMANOS



Justo cuando el gobierno español estudia multar a aquellos que ayuden a inmigrantes sin papeles, en Irán una anciana ha recibido 40 latigazos por esconder en su casa a dos hombres que no eran de su familia.

A mí, las similitudes me aterran.

Como me horroriza que en Cataluña se debata un proyecto de ley que en uno de sus artículos pretende obligar a los padres de niños adoptados a comunicárselo a estos antes de que cumplan 11 años.

Y cuanto más lo pienso, más miedo me da que en esta presunta sociedad democrática en la que vivimos el estado se crea con derecho a decidir en algo tan íntimo y personal como es la relación de unos padres con sus hijos o que a estas alturas vengan a cuestionarme algo que aprendí en mi casa desde que era muy pequeña, que a los más débiles hay que ayudarles siempre.

En el debate entre la ley y la moral, yo lo tengo claro. Como supongo que lo tendrían aquellos que se arriesgaron al ayudar a los perseguidos de ambos bandos en la Guerra Civil Española, a los judíos en la barbarie nazi o las mujeres viudas y necesitadas en los años más duros de los talibanes en Afganistán.

En aquellas clases de catequesis a las que íbamos religiosamente todos los viernes el año antes de hacer la primera comunión lo llamaban caridad.


Es uno de los atributos que nos hacen humanos.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

yo ayude a encontrar trabajo a una inmigrante sin papeles, que , para mas inri, era la amante de mi marido,asi que me debo merecer la multa sobretodo por gilipollas
lo gordo del caso es que si volviera a suceder haria lo mismo

Anónimo dijo...

Veo que tienes clara tu elección entre ley y moral, pero el estado tiene más claro aún su elección entre ambas, con la notable diferencia que tú rara vez podrás imponer tu moral a otros, pero el estado sí que tiene mecanismos para imponerte su ley a tí. Aparte que la moral, al menos tal como yo la entiendo, no existe si no es a nivel personal, by en cuanto se pretende pública se vuelve algo poco recomendable, baste el ejemplo de determinadas confesiones religiosas que pretenden imponer SU moral a los demás, sean o no creyentes de su fe...

De todas formas, tienes razón, desde luego. El estado se vuelve cada vez más intervencionista en todas las esferas de la vida, cada vez más regulador de temas que hasta hace poco eran estrictamente privados.

No me gusta a mí tampoco el rumbo que está tomando la democracia occidental, estas sociedades amedrentadas por el terrorismo y narcotizadas por la televisión, no me gusta nada...

Lupe Montero dijo...

Yo creo que si hubiera más caridad en este mundo todo sería mucho más justo...

Duncan de Gross dijo...

...Uff, estamos pasando del convento a Hollywood en dos días, es lo malo de esta sociedad...

Anónimo dijo...

Estoy bastante de acuerdo con el comentario de Janton. Morales hay muchas y que nos pretendan imponer cualquiera, me repatea, tanto si es una persona como un gobierno.

Ahora, dicho esto y rebatiendo totalmente imposiciones en nuestra forma de vida, se necesitan unas leyes para la convivencia y hay que respetarlas. Eso si, que esas leyes no me impogan ninguna moral. Y si lo hacen para eso estais los periodistas y a ultima consecuencia, estamos los votantes.

Nuei

josman dijo...

lo que esta mas cerca de convertirnos en bárbaros es el miedo a los bárbaros; supongo que sere un ingenuo, pero nunca me imaginé que, a estas alturas, se pudiera ver algo como lo contemplado en los mítines de los republicanos en el sur de EEUU, los candidatos salvando patrías y los asistentes exclamando extasiados AMÉN; de mas cerca solo comentaré que la esperanza es a veces mejor perderla de vista, pero no hay forma de que dña. aguirre se vaya :)

saludos

cristal00k dijo...

Pues sí, el Gran Hermano ha comenzado a funcionar sin descanso y cada vez está más difícil la intimidad y la independencia. El estado impone "su" moral tanto si coincide con la nuestra, como si nó...
Da miedo, tienes razón.
Un beso.



Anónimo, mientras haya gente como tú habrá esperanza... Miserables, los hay, los ha habido y los habrá, es condición humana...
¡Ole por ti!