jueves, 27 de marzo de 2008

EL SINDROME DE LA CAMISA AMARILLA

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Comida de trabajo en Huesca que se alarga en una sobremesa encantadora sobre las vías del tren en el restaurante Juliana. Aparcamos el tema que nos sienta en la misma mesa, el Congreso de Periodismo Digital y hablamos de la vida y sus quiebros. Vuelve a aparecer en la conversación lo que Bender bautizó como el "Síndrome de la Camisa Amarilla" una especie de fiebre que afecta a los hombres cuando llegan a cierta edad y que se concreta básicamente en intentar cambiar radicalmente su estilo de vestir buscando un "aspecto juvenil" y en hacer alguna tontería. O lo que es lo mismo, comprarse un deportivo, una moto espectacular o liarse con una mujer 20 años más joven.

Uno tras otro y entre risas, los compañeros de trabajo, maridos y amigos que rondan los cincuenta, van cayendo en la lista que los identifica claramente en el grupo del que hablamos, pero al mismo tiempo se plantea una pregunta: ¿Que ocurre con nosotras, las mujeres?

A nadie se le escapa que el tiempo es más injusto con nosotras. Salvo excepciones muy notables que, sinceramente, deben mucho al tiempo y dinero que emplean en el mantenimiento, las mujeres envejecemos mucho peor que los hombres, hasta el punto que un señor a los 50 puede estar estupendo y es muy difícil que una mujer lo consiga.

Quizá por eso muchas de nosotras "sufrimos" el síndrome mucho antes. Entre los 35 y los 45, tal vez, años en los que muchas mujeres disfrutan de una segunda juventud. Son nuestros mejores años. Años en los que llegamos a nuestra plenitud física y sexual, posiblemente tenemos ya una carrera profesional asentada y disponemos de medios económicos para llevar la vida que queremos.

¿Que en qué se concreta nuestro síndrome? Pufffffff.... eso mejor, os lo contaré mañana.
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