
Pues parecerá una chorrada pero acabo de darme cuenta de que llevo un huevo de meses siendo felíz. Lo certifica un bote de Cola Cao intacto desde principios de año y el hecho de que los discos de Ismael Serrano llevan meses sin sonar. De hecho, no se ni donde los tengo. Es más, ni siquiera he comprado el último y me piré a Madrid sin ningún remordimiento de conciencia el día que tocaba en el Principal.
Lo cierto es que construímos nuestras vidas en base a pequeñas rutinas que nos parecen imprescindibles hasta que de repente, algo llega y las destroza. A veces, los cambios son radicales y traumáticos. Otras, simplemente ocurre que te levantas un día y ya no necesitas algo que hasta entonces te había parecido fundamental. Y simplemente, lo olvidas. Y sigues adelante.
Y en ese camino sucede que a veces aparece en tu vida una persona que vuelve a cambiarlo todo. Sin grandes alharacas, ni sobresaltos. Sin sustos ni dramas. Simplemente llega y te hace sentir que por fin estás en casa.
Los que me conocen saben que lo mío con las fechas es dramático. Que soy incapaz de recordar cumpleaños más allá que el mío y que lo de celebrar aniversarios me da mal rollo (mejor celebramos que hoy es hoy, que estás aquí y que celebramos estar juntos cada mañana y cada noche). Pero el caso es que FHMP cumple años mañana y esa puede ser una excusa como cualquier otra para reconocer que desde que apareció en mi vida, esta es infinitamente mejor.
Y aquí podría empezar una lista larguísima de los motivos por los que él es tan importante para mí y tantos meses después sigue siendo Fulanito Hasta el Momento Perfecto, pero la cuestión es que estoy segura de que a estas alturas los conoce de sobras, así que solo me queda destacar lo principal: Es una persona excepcional.
¡FELICIDADES QUERIDO!
QUE CUMPLAS MUCHOS MÁS.
Y QUE YO PUEDA CELEBRARLOS CONTIGO.