domingo, 1 de junio de 2008

MR. BIG

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Esperadísima por las miles de seguidoras de la serie, la versión cinemátográfica de "Sexo en Nueva York" ha recibido tras su estreno en Estados Unidos críticas demoledoras. Los detractores cuestionan no tanto la calidad cinematográfica del film como el hecho de que el tiempo haya convertido a las cuatro protagonistas en una especie de casi cuarentonas desesperadas en busca de marido.

Cuando la serie se estrenó supuso una revolución televisiva y social por el planteamiento hasta la fecha inédito. Cuatro mujeres, profesionales de éxito, sin pareja estable, que hablaban sin tapujos de hombres y sexo. Ellas decidían cuando, con quien y como. Y eso, hasta la fecha, no se había visto nunca. Salvando las distancias de un océano y un guión para televisión, había situaciones en aquella serie que cualquiera de nosotras había vivido en alguna ocasión. Y sobre todo modelos de hombre que todas conocíamos. Aidan, el novio ideal al que sin embargo no puede evitar engañar con su ex, Mr. Big, el inmaduro emocional con el que todas nos hemos topado alguna vez y que descubre lo que quiere cuando ya es demasiado tarde, son solo dos de estos modelos de hombres que se repiten como clones en cualquier lugar.

Se mantiene también la ciudad y los zapatos maravillosos, pero cinco años después, parece que el tiempo y el salto al cine ha convertido a Carrie y sus amigas en el prototipo de mujer que busca sobre todo la estabilidad familiar y sentimental. ¿Y eso es criticable? Para la mayoría de mujeres, lo que vale a los 20, ya no sirve a los 30 y mucho menos a los 40. El hombre ideal con que sueñas cuando llegas al mercado recién cumplidos los veinte deja de tener encanto cuando tus circunstancias personales y profesionales cambian e incluso el príncipe más azul es incapaz de preservar su brillo durante 15 años seguidos.

Incluído Mr. Big.
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