
Desafiando al cierzo, a pie y desde el curro me voy con P. a la presentación del último libro de A.L. sobre Ramiro II (impresionante el libro, la presentación y ella, que sabe más que nadie y sobre todo lo sabe contar) y después quedamos con C. para cenar y unas copas.
Será corporativismo masculino, pero a la que puede me echa en cara que después de tantos meses, FHMP siga siendo FHMP, como si el hombre estuviera sometido constantemente a un concurso de méritos para no perder la P de perfecto. Exige que le ponga nombre de una puta vez y deje de torturarlo.
P. y C., cada uno en su estilo, son solteros irredentos. Ella por un exceso de romanticismo y C. justo por lo contrario. Como son mayoría deciden darme la noche y a bocajarro, preguntan.
“¿Qué ventajas objetivas tiene tener pareja estable?”
Y yo, me quedo como una gilipollas viendo pasar el tiempo y buscando desesperadamente algo ingenioso que contestar. Joer, joer, joer. Los minutos pasan y no se me ocurre ninguna más allá de los tópicos sobre el sexo y la compañía cuando tienes gripe. Al contrario. Ambos hemos engordado, nos pegamos la vida como nómadas de una casa a otra y vuelta a la primera y en realidad, ahora hacemos juntos las mismas cosas que hacíamos antes por separado. Casi todas, claro.
Intento salir por la tangente:
“Desde que lo conozco soy muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuucho más feliz”
P., la muy puñetera, salta como un resorte:
- Eso no es objetivo. No me vale, hablo de cosas tangibles. No se, pagáis a medias la hipoteca?
- Mmmmmmmm. No. El paga la suya y yo la mía.
- Vale. ¿Te plancha la ropa?
- Mmmmmmmm. No. El plancha sus camisas y yo no compro ropa que haya que planchar.
- Ves? Tengo razón. Tener pareja estable no tiene ninguna ventaja objetiva.
- Joer que no. Alguna tiene que haber, seguro.
Con la mosca en la oreja, me voy a casa justo cuando FHMP llama por teléfono.
- Querido, que ventajas objetivas tienes por salir conmigo?
Y yo no sabía que los sorianos, a veces, pueden tener tanta vena somarda(*), porque le faltó tiempo para responder.
- Que cuando duermo en tu casa, desayuno por la patilla.
En resumen, soy un chollo.