Beber entre semana cuando tienes que trabajar al dia siguiente es mucho peor
Pasar la mañana con resaca en un despacho a 45º es el infierno.
Dios me ha castigado por terminar con las existencias de vino blanco de la mesa y seguir con el moscatel.
Ahora se lo que siente un pollo en el asador del Carrefour.
A estas horas Felipe, creo que sin Letizia, clausura en el Auditorio el congreso que ayer me tuvo sentada desde las nueve de la mañana a las ocho de la tarde escuchando a los gurús de la economía y la política internacional y contando bolsos de Prada. Los must estéticos del congreso: la perilla de Rodrigo Rato, las faldas lápiz con taconazos para ellas y el maletón de ministro con cartera que nos colocaron a todos.
Por la noche y cuando ya no sentía nada de estar tantas horas sentada, nos organizaron una “cena de gala” que sirvió a alguna despistada para sacar el traje de brillos de la boda de su prima de la de Cuenca, mientras todas las demás nos apañábamos lo que las estilistas de Elle llaman el little black dress y nosotras el vestido negro de 49€ de Zara.
Lo malo que tienen estas cenas (y caen un par al mes como poco), es que siempre son entre semana, siempre va la misma gente, siempre tienen actuación o entrega de premios eterna antes de cenar y siempre las hacen en sitios a tomar por saco del centro y de los que no puedes escaparte hasta que terminan. Así que normalmente una va ya predispuesta a beberse hasta el agua de los floreros para sobrellevar la noche. Y anoche, el vino era impresionante…
Tan impresionante, tan impresionante, que hizo que de manera excepcional y sin que sirva de precedente, lo pasara de miedo. Es más, comí cordero, repartí besos a destajo y hasta me gustó el espectáculo de joterío fusión que nos colocaron. Y que conste que no terminamos rematando la noche en el Plata con dos de Bilbao que no se quienes eran porque a pesar de la hora, del vino y de la juerga, nos quedó un puntito de vergüenza.
….
Y ese puntito de vergüenza se ha convertido en una resaca monumental, multiplicada por el puñetero sol que pega en la ventana del despacho desde las ocho de la mañana sin misericordia y convierte esto en un cocedero. He bajado las persianas a tope y solo me ha servido para tener a explicar a todos los de plantilla que no, que no necesito más luz, que no quiero que enciendan los fluorescentes ni que llamen a mantenimiento para que me arreglen las persinas, que si están asi es porque me da la gana.
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y es que en el fondo se que lo que más me toca las narices es que a los 20 años, esto no me pasaba.
Joer que viernes más malo...
5 comentarios:
ánimo, María!! un empujoncito más y a casa. Aspirina y siesta, y hoy sin salir, eh??? hoy nos toca a los que anoche fuimos buenos!!
Pasa buen finde y descansa...
Besito sin resaca.
Hay q ser más positivos: Q te quiten lo bailao! jajajaja
Venga, q ya queda nada. Buen finde!
jajajaja, oyeee, no te quejes, que anoche lo pasaste de miedo, comiste bien, bebiste buen vino..., algo malo tenía que tener ehhh.
Anda que me pilla a mí, con las ganas que tengo de una de esas, y me voy con los de Bilbao, al Plata de cabeza, que aún no he ido.
Una buena siesta y arreglado!!
Ja, ja, ja, si es que tienes razón, una ya no se recupera de las fiestas y de las salidas como hace 15 años ni mucho menos... y como no estés acostumbrada a trasnochar entonces ni te cuento...
A recuperarse... ya sabes, bebe mucho líquido y descansa.
Buen fin de semana...
Gracias, gracias, gracias...
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