Al final, resultó que era de Narciso Rodriguez. Al final, resultó que los medios, como era de prever, han dedicado espacio y tiempo al vestido que Michelle Obama eligió para la noche electoral (media página impar El País), como ya ocurrió si recordáis, con el famoso sastre verde pistacho de Ana Botella la noche de la victoria electoral de Aznar que consiguió uniformar a todas las mujeres del PP con un color hasta entonces imposible. La semana pasada, ABC publicaba un reportaje de tres páginas sobre los modelitos de las diputadas en el Congreso y se permitía recomendar a Maria Dolores de Cospedal un corte de pelo.
Que las señoras de los políticos tengan que salir al balcón la noche electoral es algo demencial, más si cabe con la imagen de reposo del guerrero con que nos las pretenden presentar. Carmen Romero, señora de Felipe González, fue duramente criticada porque se negó a participar en el circo, a Ana Botella le llovieron leches precisamente por lo contrario, por buscar un protagonismo excesivo como presunta primera dama y en las últimas elecciones, Elvira Fernandez, la mujer de Mariano Rajoy, apareció llorando a moco tendido y su foto fue portada en todos los periódicos como imagen de la derrota del PP.
Por cierto, que yo recuerde y hasta la fotos en bikini de la ministra de Fomento este verano, ningún ministro desde Fraga en Palomares había aparecido con tal despligue en los medios de comunicación.
Por trabajo, rara es la semana que no me toca acudir a algún acto social relacionado con la política, la empresa o la cultura. Normalmente, las invitaciones ruegan confirmación. Y no falla. Si nuestra secretaria de redacción confirma a cualquiera de mis compañeros, inmediatamente preguntan “¿Acudirá con su señora?”. Si me confirman a mi, dan por hecho que iré sola.
¿Alguien ha visto al marido de Angela Merkel o Michelle Bachelet? ¿Alguien se acuerda de la ropa que Barak Obama llevaba esa noche?
Seguro que no.
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3 comentarios:
Aquí me has pillado, no me suelo fijar en esos detalles, ni siquiera he vestido corbata nunca, siempre me he negado, y cuando he tenido que ir a un acto, he ido con mi simple camisa, muy Sport, y a la vez, elegante. Lo de la corbata es admirable, es una prenda que aún no me he enterado para que sirve...
Así son las cosas, María, seguimos siendo preciosos objetos (aunque ya no solamente sexuales, algo es algo) decorativos, y por ello se da gran importancia al diseñador que nos viste (que "las" viste, yo ya me visto solita), al color del modelito, al corte de pelo, al maquillaje excesivo o inexistente... pero sigo pensando que esto ocurrirá mientras nos dejemos manejar por cuotas, discriminación positiva y, por qué no, exceso de información. A quién le importa de qué marca era el diseño de la próxima primera dama, no era suficientemente importante el hecho de que su marido haya ganado las elecciones??? Yo es que hay cosas que no entiendo...
Beso y buen finde!
Más de lo mismo querida. Este tema me toca tanto, que a veces me bloquea. Y lo cierto, es que sigue habiendo una doble vara de medir, mucho más dura en todo, para nosotras. Y me trae al pairo, que me digan feminista radical, como si fuera algo malo o rechazable. ¿Se puede ser otra cosa delante de tanta injusticia? Lo peor, la cantidad de mujeres que se dejan manipular a sabiendas.
Digo yo, ¿alguien conoce un sólo hombre que se declare machista? Yo nó. Y doy fe de que conozco unos cuantos...igual que todas.
Enfín, me callo, que este tema me pierde...
Hasta siempre.
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