Somos los periodistas muy aficionados a tirar de estadísticas para destacar titulares, sobre todo cuando estas estadísticas apoyan la tesis que queremos defender. Pero a pesar de estos trucos de oficio, lo cierto es que en las últimas horas cuatro mujeres han muerto asesinadas por sus parejas. Y eso no es un titular. Es un drama.
En todos estos años de profesion he tocado el tema muchas veces en entrevistas, reportajes o programas especiales. Y cuanto más hablaba con psicólogos, terapeutas, víctimas y verdugos, menos conseguía entender como una mujer, como muchas mujeres, son capaces de soportar una media de diez años de tortura antes de dar el paso y denunciar a su agresor. Diez años de desprecios, vejaciones, golpes y palizas. Diez años de infierno en casa.
Dicen los expertos que no hay un perfil, ni para ellos ni para ellas y que las ideas preconcebidas fallan casi siempre. Que no es cierto que se trate siempre de alcoholicos o drogadictos, que los malos tratos no son patrimonio de las parejas sin educación, que hay mujeres profesionales de éxito que son torturadas cada día por hombres que no valen nada, que un violento en casa no suele serlo fuera. En lo que si coinciden es que hay sintomas previos que permiten ya en las primeras fases de una relación saber por donde va a ir el camino. Y ese camino va directo al infierno.
Miro a mi alrededor, miro a mis amigas, a mis compañeras de trabajo, me miro en el espejo y me resulta imposible imaginarme a cualquiera de nosotras en una situación asi. Pero también sé que las estadísticas dicen que quizá alguna de ellas tenga el verdugo en casa, ese verdugo que se convierte en encantador ante los demás. Y lo peor es que ella tardará una media de diez años en dar el paso e intentar salir del agujero. Eso, en el mejor de los casos, porque desgraciadamente alguna de ellas, ni siquiera lo podrá contar.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario