BESAR TU BRILLANTE CARCASA DE ATRÁS

Quizá el nombre de David Levy todavía no os suene demasiado, pero este experto en inteligencia emocional está llamado a convertirse en uno de los grandes gurús de las relaciones personales... entre humanos y robots!!!

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Hace algunos meses publicó en EEUU un libro titulado Love + sex whit robots, en el que más o menos aventuraba una evolución futurista de nuestras relaciones sexuales. Según Levy, de aqui a cinco años los juguetes sexuales, que a fecha de hoy ya han abandonado el sórdido mundo de los sex shops para dar el salto a farmacias y supermercados, incorporarán nuevos sensores que les capaciten para emitir ruiditos, suspiros o sonidos guturales en los momentos precisos. Pero apunta el profesor que la verdadera revolución llegará en unos 40 años cuando estos robots sean capaces de simular emociones reales, jurar que te aman e incluso hacerte reir. Y no solo eso, un programa informático al estilo de las voces del tom tom permitirá programar el robot de manera que su conversación se adapte a tus gustos y necesidades.

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En definitiva, el hombre ideal solo que hecho de latex, circuitos y chips.

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Pero en todo esto, hay un fallo, señor Levy. Y el fallo, somos nosotras. Nosotras, porque nos gusta que nos lleven la contraria de vez en cuando, aunque solo sea por enfadarnos y reconciliarnos después a lo grande. Nosotras, porque aunque parezca mentira, nos gusta más ese principio de barriguita caliente y acogedora que un torso perfecto de latex y un ronquido cada vez que tiene catarro, al ruido del cargador. Y sobre todo, porque aunque sepamos que nuestros respectivos nos quieren un montón, siempre queda ese principio de incertidumbre, de inseguridad, de pasión, que hace que el amor real, el humano, el carnal, sea tan apasionante.

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