jueves, 4 de diciembre de 2008

PASIONES


Me pasan el soplo de un outlet de zapatos de primerísimas marcas mega-mega rebajados y ahí que me voy. Entre las cosas que más me gustan en esta vida (desayunar en la cama un domingo con lluvia, las tormentas de verano, el olor de FHMP, los libros de arte, el chocolate con pasas o conducir por carreteras de montaña sin prisas y cantando), están los zapatos. Y a poder ser con tacón, con mucho tacón.

Yo nací en los 70. Eran años en los que las vacas empezaban a engordar, pero nuestros padres tenían todavía en la cabeza el hambre de la postguerra y el esfuerzo diario de jornadas de diez horas por cuatro pesetas. Así que los niños de entonces heredábamos la ropa y los libros del colegio de hermano a hermano y jugábamos en la calle con balones, recortables y poco más.

En aquellos años las abuelas tejían jerseys de ochos o rayas que siempre picaban y las madres cosian la ropa de los niños, a ser posible conjuntando la falda escocesa con los pantalones cortos del hermano pequeño. Todo, sacado de un retal. Cada otoño, mi abuelo me compraba unos zapatos. Un año eran azules y el siguiente marrones, pero siempre el mismo modelo de Kickers que llevé desde los 6 a los 14 años. El mismo modelo horroroso de zapatón con cordones que llevaba con pantalones, con faldas o con vestidos, mientras veía a las demás con aquellas bailarinas o merceditas de niña.

Así que a la que pude, comencé a comprar zapatos. En viajes, por necesidad, por impulso, por capricho, porque sí. Porque los zapatos pueden llegar a ser obras de arte y porque a veces, el buen humor en un día negro te lo dá, milagrosamente, el subirte a un tacón de diez centímetros.

Y el placer, que quereis que os diga, se multiplica exponencialmente cuando consigues piezas que marcan casi 200€ por poco más de 20. Pedazo de invento los outlets, sobre todo, en rebajas.

Y vale, será una frivolidad, pero ¡que leches! no se puede ser sublime y profunda siempre.


pd. Por cierto, me llevé dos pares... y estoy pensando que igual vuelvo mañana...

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7 comentarios:

Thalía dijo...

Y eso donde es????

Que necesito zapatos!!

CMQ dijo...

jajaja claro, tiene razón Labegue... haz un favor a las que comparten ciudad contigo y di dónde!, jajajaja

De verdad te pone de buen humor un tacón de diez centímetros? a mí me encantan, pero los encuentro tan incómodos que los uso lo justito, cuando no hay más remedio. Para el día a día, zapato plano. O botas, mejor.
Un beso grande, buenas compras y feliz finde/puente!!!!

Anónimo dijo...

Claro, joer, no seas egoísta y comparte el soplo! Aunq mucho me temo q no me pille de paso ¬¬

Yo llevaba merceditas y las odiaba profundamente. Descubrí las Kickers con bastantes años más y me encantan. De hecho tengo unas "amarillas" q compré en Londres con subidón incluido pq estaba harta de buscarlas por aquí sin éxito.

Y sí, no sé q tenemos las mujeres con los zapatos q nos vuelven locas. Habéis visto el zapatero de Carrie en "Sex & The City" (peli) o Rose (Toni Collete) en "En sus zapatos"???? Mi reino por uno de esos!!!! Babeo con sólo ver algunos y me pirran los tacones, aunq, coincido con cuandomequieras en q son armas de tortura.

cristal00k dijo...

mmmmmmm veo que no piensas compartir tu secreto. Tomo nota. jajaja.
Yo tengo en casa, a una de mis gemelas que es una adicta a comprar zapatos, sobretodo de los de 10 cm de tacón. Tiene una cantidad escandalosa de ellos, y nos tiene colapsados los armarios de los idem.
Y tienes razón, de tanto en tanto hay que refrescar el blog.
Un beso guapa.

MAKOKE dijo...

Yo también tengo debilidad por los zapatos, me encantan y cuanto más raros mejor... es irresistible.
Respecto a las Kickers, yo también tuve unas cuando era pequeña y me parecían horrorosas, ahora sin embargo de vez en cuando he vuelto a comprar son muy útiles para los fines de semana rurales.

Maria de Mave dijo...

Que, Labegue? Quedaba algo? Picaste?

Y si, compartí el secreto, pero con aquella que me lo pidieron por correo electrónico, que publicarlo aquí me parecía algo fuerte.

Teneis razón, no se que pasa con los zapatos que yo creo que nos vuelven locas a casi todas. Yo tengo con FHMP la misma "discusión" siempre: LOS ZAPATOS NO TIENEN QUE SE COMODOS, TIENEN QUE SER BONITOS. BONITOS.

Para cómodas ya están las botas de montaña, las deportivas, las Camper, las chanclas....

Lilyth dijo...

Has descrito mi infancia!
jajaja

Yo no tengo amor por los zapatos, a mi me enloquecen las carteras ... ufff