miércoles, 13 de febrero de 2008

PERSONAS TOXICAS


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¿Alguna vez os habeis fijado al entrar en grandes librerías como la FNAC, en que tipo de paisanaje deambula por cada zona temática? Solo con mirar la clase de libros que ojean algunas personas, uno puede más o menos imaginar la vida que llevarán. Se nota a la legua, por ejemplo, quien compra libros habitualmente y quien ha entrado a por algo que regalar. Los primeros, rastrean los estantes como si escondieran el Santo Grial y normalmente salen sonriendo con el volumen que buscaban y par en edición de bolsillo más, mientras los segundos no se aventuran más allá del panel deslumbrante de best sellers y novedades al que se acercan como el mosquito a la luz.

Cuando deambulo entre los pasillos me gusta observar a los compradores de historia y arte, que miran avariciosos ediciones carísimas que casi nunca nos podemos regalar, pero sin duda los que me provocan más curiosidad son los asiduos a la isla de autoayuda. Cuando estudiaba en la universidad, conviví con una gallega adicta a este tipo de publicaciones que entonces empezaban a despuntar en España tras haber triunfado en EEUU y en las ocasiones en que ojeé alguno de ellos, siempre me llevé la misma impresión. Menuda tomadura de pelo.

No obstante, para ser justos, he de confesar que años después fingí estar interesadisima en la obra de Paulo Coehlo, que siempre me ha parecido un brasas, solo por ligar con un hombre que intentó impresionarme haciéndome llegar un artículo del escritor. Afortunadamente, él había mentido tanto como yo y dedicamos al brasileño el tiempo minimo necesario antes de pasar a otros menesteres mucho más interesantes.

Pero hace unos días, leí un artículo sobre PERSONAS TOXICAS que me ha hecho cambiar de opinión sobre algunas de éstas publicaciones. El autor sostiene que a lo largo de nuestra vida nos cruzamos con algunas personas que son como virus. Contaminan todo a su paso, hacen que lo sano enferme y de una forma sibilina van minando nuestras defensas. Seguro que conoceis a alguien así. Es este tipo de personas que nunca jamás hablan bien de nadie, que siempre ven la parte más sucia de la gente, que buscan lo mugriento de las situaciones, que te hacen dudar del resto de personas. Es gente que siempre piensa que hay algo oculto en las intenciones de los demás y que nadie actúa honestamente. Poco a poco, frase a frase, te van ganando para su terreno llenando de interrogantes tu cabeza. Si fueran un dibujo animado, su negativo sería negro y afilado y si hubiera que ponerles un sabor, sería sin duda el de la hiel. Son novios, compañeros de trabajo, presuntos amigos, que pululan a nuestro alrededor sembrando cizaña entre la gente que nos rodea sin que a veces, lo lleguemos a notar.

Se llaman PERSONAS TOXICAS y muy posiblemente conozcais a alguien así. Es más, puede que hoy mismo, hayais hablado con alguna de ellas y seguro que ha intentado hacer de las suyas, una vez más ...



1 comentario:

Anónimo dijo...

Haberlas, hailas. Esas que se empeñan en bajar a los infiernos hasta al más "puro", entre otras cosas porque la envidia les corroe, porque están en desacuerdo con algo que presuntamente les afecta, o, sin ir más lejos, porque no soportan el rechazo.
Los comentarios venenosos no son más que proyecciones de su personalidad. "Dime de que presumes y te diré de lo que careces".
Y puestos a juzgar, ¿quién es más culpable, el que lo hace o el que lo consiente? Si tienen poder no me cabe la menor duda de que alguien se lo está dando.