lunes, 4 de febrero de 2008

SEGUNDAS OPORTUNIDADES

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Me cuentan que un viejo amigo ha decidido volver a intentar convivir con su ex mujer, de la que se separó hace ahora unos meses después de años de matrimonio. En este intervalo ella lo ha pasado francamente mal, hasta el punto de recurrir a cuidados médicos, mientras él vivia lo que algunos llaman "Síndrome de la camisa amarilla" y que consiste básicamente en pensar que vuelves a tener 20 años sobre todo cuando se trata de ropas, juergas y sexo.

Les deseo toda la suerte del mundo, pero no puedo dejar se ser escéptica con la situación, sobre todo después de haber atravesado alguna situación parecida y vivirlas continuamente a mi alrededor.

¿Tiene arreglo algo que está roto? ¿Se puede recuperar el tiempo pasado? ¿Puedes volver a confiar en alguien que te falló?

Volver a intentarlo con una pareja con la que lo dejaste en su día no deja de ser un ejercicio profundo de generosidad y al mismo tiempo, una muestra de tremendo egoismo. Olvidas aquello por lo que rompiste y te esfuerzas a fondo por conseguir, cueste lo que cueste, que la historia vuelva a andar. Pero... ¿A costa de que? ¿Cuantas cosas hay que dar por olvidadas? ¿Cuantas frases no se pueden pronunciar? Es como convertirse en sordociego de repente y dejar que tan solo te guíe la fe. Pero ¿que es lo que la empuja? Posiblemente, el temor a estar solo, el miedo a lo desconocido, la comodidad de la vida doméstica, lo malo conocido, el egoismo en realidad.

Lo bueno que tenemos los humanos es que somos un compendio extraño de momentos sublimes y rincones miserables que afloran cuando llega la ocasión. Juzgar es imposible si somos incapaces de admitir nuestras propias miserias y nos hacemos con los años expertos en justificar aquello que nos conviene para sostener nuestra propia historia personal.
Los ex tienen un peligro evidente y es que uno tiende a recordar solo lo bueno, las partes bonitas, dulces y entrañables, mientras recluye en el fondo de la memoria lo que nos hizo sufrir. Si en un momento de nuestra vida dejamos de desear a nuestra pareja, si convertimos la casa en un campo de batalla, si claudicamos ante los silecios eternos... por que pensamos que puede haber una segunda oportunidad?
Las personas no cambian. Las situaciones suelen hacerlo para mal. Lo que se pierde, pocas veces se recupera. Y lo que está roto casi nunca se puede reparar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Voy a intentar volver a convivir con mi ex mujer", si alguien es capaz de pronunciar esa frase del tirón y sin parpadear supongo que está preparado para todo. Y mucho mejor, por que le va a hacer falta.

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón, pero mucho peor es la de "tengo que aguantar a mi ex porque sí".

Anónimo dijo...

Una segunda oportunidad hay que darla y darnosla a nosotros mismos siempre. En caso contrario cabe la posiblidad de arrepentirnos toda la vida.
¿Que es difícil?, desde luego, y mas en casos como el que planteas.
Supongo que hasta que no se intenta, nadie sabe si tiene arreglo lo roto, si se puede recuperar lo perdido o si se es capaz de volver a confiar en alguien. Lo que está claro es que para que todo ésto sea así no bastará con volver por volver, por tener un bulto al lado con el que psar las horas los días y no estar solo ... Habrá que que plantearse una férrea disposición a olvidar, perdonar, avanzar, redescubrir ... Y eso no siempre ocurre porque lamentablemente algunas personas tienen demasiada buena memoria y no pasan página.
No quisiera sonar pesimista, de la misma manera que hay que ser muy valiente para separarse lo hay que ser para volver a intentarlo. Les deseo lo mejor.